Dos mares y seis provincias crean el particular encanto que presume Apulia, al sureste de Italia. Esta región mediterránea es ideal para quienes buscan una faceta alternativa del país con forma de bota, pues cuenta con agricultura y pueblos rurales con influencia árabe, romana y española. Descubre cuáles son los lugares que debes de conocer en tu próxima aventura. Tip: te recomendamos viajar en automóvil para disfrutar de los paisajes y múltiples destinos. ¡Vamos a conocerla! Fotos: Unsplash y Pixabay.
Bari: las dos facetas de Apulia
Se trata de la capital del famoso «tacón de la bota italiana», es decir de la región Apulia. Por tanto, el aeropuerto y la estación de tren de Bari suelen ser las primeras paradas para quienes visitan la región. Una vez en la ciudad, conviene transportarse a pie: la enérgica vida de la ciudad vuelve complicado el disfrute en automóvil.
Bari está dividida en dos mundos que contrastan entre sí: Bari moderna y Bari Vecchia –o vieja–. La primera tiene el frenesí, encanto y decadencia de una ciudad portuaria del mediterráneo. La segunda presume calles angostas en forma de laberintos, iglesias, una catedral y una basílica construida en el siglo X. La ciudad está en frente del mar Adriático, por lo tanto tiene un encantador puerto y especialidades culinarias enfocadas a pescados y mariscos frescos.
Alberobello y el encanto de los trullos
Este pequeño poblado de Apulia es famoso en el mundo gracias a los trullos de su centro histórico, que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1996. Los trullos son pequeñas construcciones que sirvieron de hogar para campesinos durante la época del reino de Nápoles, en el siglo XV. Su distintiva estructura se debe a que fueron ideados para ser de fácil demolición y así evitar el impuesto que los condes establecían a los pobladores.
Los habitantes de Alberobello son amigables y suelen invitar a los visitantes a sus trullos para conocerlos por dentro, donde han montado tiendas y exposiciones sobre cómo solían verse esos espacios.
Monopoli: codiciada por los imperios
La costa del mar Adriático, junto con las ruinas romanas y la arquitectura de influencias bizantinas, españolas y normandas, hacen de esta ciudad un destino inusual en Italia. Algunos de los puntos por visitar son el Castillo de Carlos V, la basílica Maria Santissima della Madia, la iglesia Santa Maria del Suffragio detta Purgatorio y el Castillo de San Estéfano, con casi mil años de antigüedad.
Lecce, la joya barroca de Apulia
A Lecce también la apodan la “Florencia del Sur”, gracias a su gran cantidad de monumentos y al particular estilo barroco de sus construcciones. Aquí la regla es ver fachadas exuberantes talladas en piedra caliza y con detalles escultóricos. La ciudad se vuelve aún más cautivadora porque el río Idume atraviesa varias de sus construcciones para desembocar en el Adriático.
El centro histórico de Lecce es pequeño, por lo tanto puede recorrerse con calma. Los puntos para visitar son la Piazza del Duomo, donde también se encuentra la catedral; el palacio de gobierno que data del siglo XVII y el Palacio Episcopal.
El blanco fulgor de Ostuni
Conocida como la «Ciudad Blanca de Italia», Ostuni es una pequeña localidad italiana con un centro histórico repleto de edificios en blanco. Aunque hoy en día Ostuni muestra una postal poética, el color blanco de sus construcciones se debe a que los locales la cubrieron de cal en el siglo XVIII para evitar que la peste volviera a arrasar con la población. Originalmente, la cal también se usaba para deslumbrar y cegar a los enemigos que querían invadir la ciudad.
La recomendación es pasar una tarde o mañana entre sus calles que se levantan en tres distintas colinas.
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