Naturaleza salvaje, ciudades victorianas, paisajes remotos, las tormentas eléctricas más impresionantes y el mejor surf de Canadá se encuentran en la Isla de Vancouver. “Vengan en el invierno, entonces todo es más áspero… y maravilloso”, nos habían dicho. Por supuesto, seguimos el llamado. Texto: Cecilia Núñez / Fotos: Adobe Stock / Archivo.
Flotamos silenciosos entre las nubes. Miramos hacia el mar y en dirección a las Rocallosas, conocidas como la columna vertebral de la Tierra. Los siksikas (pies negros) y otras Primeras Naciones, como se les llama en Canadá a los pueblos indígenas, creían en estas montañas como un lugar de culto. Y así lo creemos nosotros, y proponemos una travesía inolvidable más allá de la vertiente canadiense de esta cordillera, bordeando la privilegiada provincia de Columbia Británica hacia su esencia isleña.
La travesía aérea desde Vancouver a la Isla de Vancouver es de gran belleza. Debajo de las esponjosas extensiones de algodón, logramos ver los contornos de esta isla verde. Pronto, el avión de hélice aterriza en la ciudad de Victoria, un sueño de casas victorianas cuidadosamente acomodadas, callejones empedrados repletos de restaurantes y encantadoras boutiques.
Esta reliquia británica es la capital de la isla y de la provincia a la que pertenece. Tiene un centro muy animado, donde se encuentra su barrio chino: un pequeño laberinto de callejones a las que nos da la bienvenida su puerta monumental.
Además, en cada esquina se alojan restaurantes imperdibles, cervecerías con buena cocina, como la del acogedor The Drake. Cerca del puerto están el Parlamento, el señorial hotel Empress —que cuida las tradiciones más británicas, como su té de las cinco de la tarde— y el Royal Museum, con una espléndida muestra de arte de las Primeras Naciones.
En esta cosmopolita ciudad hay lugar para todos, incluidos nosotros, una mexicana y un sueco que encontraron en Canadá sus puntos de convergencia. Nos alojamos en el lujoso Fairmont Empress, solo para continuar esta fantasía de coincidencias. Desde el ventanal de nuestra habitación, somos testigos del espectáculo de los veleros descansando a unos metros del puerto. El hotel tiene este aire de delicadeza y la actitud de saberse un sitio muy especial.
En su icónico bar, probamos cocteles a base de champaña y de la Empress 1908, el destilado insignia del Fairmont Empress. Se trata de una ginebra que ostenta un fino equilibrio entre los ingredientes botánicos naturales que intervienen en su destilación. Microdestilada en alambiques de cobre, está fabricada artesanalmente utilizando enebro, rosas, semillas de cilantro, cáscara de toronja, raíz de jengibre, corteza de canela y la conchita azul (Clitoria ternatea), una planta nativa de Asia que le da una nota terrosa distintiva y ese color azul índigo que nos tiene alucinados.
Logramos salir del Q bar y desafiando al viento frío caminamos por el puerto antes de refugiarnos en el restaurante 10 Acres Bistro, donde pedimos unos tradicionales fish & chips. “Tienen que probarlos en el pueblo pesquero de Victoria”, incita el camarero. “La mayor parte del menú proviene de nuestra propia granja en el norte de Saanich”, explica, y nosotros, obedecemos.
Paseamos también por la calle Government Street, donde descubrimos la tienda Command Post of Militaria. No nos pregunten las razones, pero pasamos horas husmeando entre recuerdos militares y muchos objetos de colección, uno más surreal que el otro.
Recorrido culinario
Hay ciertas paradas de sabor que no pensamos perdernos en Victoria, así que ideamos una tarde entera para degustar la ciudad, a bocados y a sorbitos. La primera: un aperitivo en Artisan Wine Shops, una boutique de vinos locales en la calle Broughton. Tyler Overton, detrás del mostrador, nos introduce a los vinos elaborados en la isla y en el resto de la Columbia Británica. “Muchas personas piensan que todo se trata de chardonnay, solo porque fue una de las primeras varietales por las fuimos elogiados, pero hacemos fantásticos rieslings también, aquí arriba los suelos son ricos en arcilla, arena y piedra, así que se producen muchos buenos vinos… Cada región es única, el terruño cambia mucho, prueben, por ejemplo, este merlot de CheckMate”, sonríe y nosotros también, después de catarlo.
Los vinos son sorprendentemente buenos y muy interesantes. La Isla de Vancouver está en la misma latitud que Champagne, pero tiene más de 30 microclimas diferentes. Artisan Wine Shop es uno de los muchos sitios que visitamos durante del recorrido guiado por las rutas gastronómicas de Victoria siguiendo las recomendaciones de Off the Eaten Track, tours imperdibles para todos aquellos que aman comer, y nosotros de verdad que somos amantes de la glotonería.
Probamos el mejor rol de canela de nuestras vidas en la panadería Crust Bakery, nos rendimos ante las delicias de la charcutería de Choux Choux, saboreamos la cocina de Medio Oriente en Yalla, fuimos por una galletita en The Cookie Guy y cerramos nuestra experiencia en la casa de té Partea.
La niebla, la oscuridad y el frío se apoderan de la ciudad, y nos refugiamos en el antiguo bar de pescadores Little Jumbo, que se ha transformado en el mejor y más elegante bar de la ciudad. Las ostras, la champaña y los cocteles como Touch me Toddy (que lleva licor de cereza Luxardo, jengibre, canela, limón y manzana) nos mantienen animados y calientitos durante toda la noche.
Escalas imperdibles
Antes de conocer The Butchart Gardens, nunca había sido nuestra prioridad visitar los parques de los países que exploramos como viajeros. Esta idea se transformó cuando conocimos las 22 hectáreas de jardines que son denominados Sitio Histórico Nacional, y que durante todo el año se van transformando en verdaderos edenes.
En primavera, innumerables tulipanes, narcisos y jacintos regalan una celebración de fragancias y colores. En verano, el jardín de rosas arranca suspiros y los arces japoneses se colorean de tonos rojizos y dorados, en otoño. Nosotros nos dejamos cautivar por la magia de la Navidad. Miles de lucecitas nos hacen sentir en un cuento con sus decoraciones, iluminación expansiva y pista de patinaje sobre hielo al aire libre. La Navidad en The Butchart Gardens se extiende del 1 de diciembre al 6 de enero. Hay que tomar nota.
A la mañana siguiente, abordamos el auto con dirección hacia el norte. La primera parada es en Merridale Cidery & Distillery, donde compramos sidra artesanal para el viaje, y continuamos hacia la bodega Blue Grouse Estate Winery, en el Valle de Cowichan. Tenemos una cita con Bailey Williamson, un chef que se convirtió en enólogo y se enamoró tanto del valle de Cowichan que ahora vive aquí con su familia. Él estaba asombrado por las condiciones de la viticultura. “Es un microclima emocionante, con diferentes suelos y condiciones. Hacemos todo, desde espumosos hasta pinot noir”.
Después del silencioso valle de Cowichan vamos en busca del oleaje del mar y a la caza de las tormentas eléctricas más espectaculares del mundo. Tofino se encuentra en el otro extremo del océano Pacífico. Aquí, nada protege al visitante de la naturaleza salvaje.
Bienvenidos a este extraño lugar
Llegamos a nuestro alojamiento en medio de una tempestad. El cielo se ilumina como si alguien allá arriba decidiera prender todas las luces celestes, solo para volverlas a apagar después de un rugido impetuoso. El mar lucha salvajemente contra las rocas que rodean al hotel Wickaninnish Inn, donde la electricidad se ha ido hace un rato. A manera de recibimiento, nos dejamos alumbrar por unas cuantas velas de llamas bailarinas. Una anciana que se hospeda también en este recinto, pasa junto a nosotros en el vestíbulo, tan oscuro que apenas podemos distinguir su rostro arrugado. Ella susurra un saludo: “Bienvenidos a este extraño lugar”. Nos tomamos la mano riendo nerviosos.
La bienvenida que nos da la naturaleza nos tiene fascinados: encontrarnos con el mar en medio de una tormenta eléctrica no es algo que hayamos vivido muchas veces… La extraña atmósfera llena de neblina y de relámpagos que alumbran los acantilados de vez en cuando solo refuerza nuestro asombro. No sabemos a dónde fue la dama después de navegar en silencio hacia la entrada, tal vez solo fueron las sombras las que nos hicieron una broma.
Desde el balcón de la habitación, escuchamos cómo el océano Pacífico se lanza contra los árboles justo enfrente de nosotros, pero es imposible distinguir las formas, está completamente oscuro allá afuera. La observación de tormentas durante el invierno es una actividad popular y estamos aquí, en parte, para eso. Esperamos con ansias la primera luz de la mañana, para lanzarnos a surfear las olas del mar iracundo.
Hermanas de surf
Seguimos en la Isla de Vancouver y nuestra instructora de surf, Melody Walford, nos saluda desde la orilla del mar a la mañana siguiente. No tiene buena cara, la tormenta de ayer dejó a las olas despeinadas y extrasalvajes.
Aunque la lluvia ha disminuido un poco, debemos concentrarnos para no soltar las tablas mientras caminamos contra el viento. “El agua está a unos dos grados centígrados” comenta Melody mientras nos preparamos. Aquí un punto de divergencia: el sueco no se aterrra ante la temperatura, mientras yo, la mexicana, me congelo solo de imaginar meterme a surfear en esas aguas heladas. Hoy, pocos se atreven a desafiar el clima. Mi poca experiencia en el surf y la maestría de mi compañero hacen las veces de aliados para vivir esta experiencia.
Algunos perros deambulan alegremente junto al mar, parecen pensar que la vida es grandiosa, que una tormenta y el mar helado con olas locas no son motivo de preocupación. Decidimos imitarlos y abrazar el reto. Surf Sisters ha estado en Tofino durante 20 años, según nos dice Melody. “Comenzó con la finalidad de que las chicas se sintieran cómodas con el surf, por eso todas nuestras instructoras son mujeres. A veces recibimos alguna solicitud de hombres, pero la descartamos. Aunque sí tenemos invitados masculinos”, se ríe, tratando de ser empática con mi acompañante.
El surf es extremadamente duro e increíblemente divertido, me crea una adicción casi inmediata la sensación de volar sobre las olas, escuchando mi respiración y fluyendo en paz, en medio de este oleaje intenso. “La adrenalina de un día como éste durará mucho tiempo”, dice Melody. Entendemos a lo que se refiere: tenemos dificultades para dejar de temblar, pero tampoco podemos evitar las sonrisas que se dibujan en nuestras caras azotadas por el clima.
No hay mejor manera de relajarse después de surfear que en el spa de Wickaninnish Inn. Pronto estamos sentados en la sala de vapor, volviendo, lentamente a nosotros mismos. Después, nos dirigimos a Wolf in the Fog, donde disfrutamos de cocteles, brindando por el fantástico día. Tofino es el paraíso de surf de Canadá, un lugar remoto, acogedor e incomparable. Tan lejano de todo que entendemos por qué muchos se mudan aquí, lejos de la civilización.
Continuamos hasta 1909 Kitchen, donde estaremos sentados toda la noche degustando una de las mejores cenas del viaje. Ostras y mejillones, frutos del mar y la pesca del día, vinos locales y promesas de volver pronto.
A la caza de tormentas eléctricas
En la Isla de Vancouver ¡la tormenta ha empeorado! Y nosotros estamos felices de caminar en la playa como si estuviéramos dentro de una nube, creada por la neblina, la lluvia, el vapor y la brisa del mar.
Las olas se elevan hasta formar cascadas blancas que solo se vuelven cada vez más y más altas y rompen contra las rocas negras. El avistamiento de tormentas es una de las actividades más intensas, pero, al mismo tiempo, meditativas. Apenas escuchamos nuestros propios pensamientos, amando cada sonido proveniente del iracundo océano.
A medida que cae la noche, el mar gana un mayor impulso y las olas se vuelven aún más grandes y sobrecogedoras, ¿o es el crepúsculo lo que hace que todo se sienta mucho más amenazador? Una mujer solitaria viene corriendo con la tabla bajo el brazo. Sin dudarlo, se lanza directamente al mar. La seguimos remando en nuestras tablas sobre las olas. Está claro que ella tiene un objetivo y que sabe lo que está haciendo: va a montar las olas más altas.
Nosotros decidimos sobrevivir en la orilla. Quizá sea una de esas valientes surfistas de Surf Sisters. La seguimos hasta que desaparece en el horizonte, al igual que nuestro plan de regresar a casa: la Isla de Vancouver nos tiene cautivos.
Información de viaje
La Isla de Vancouver pertenece a la provincia de la Columbia Británica, Canadá. Es la ínsula más grande de la costa occidental de América, y la undécima de Canadá, con 32.134 kilómetros cuadrados.
Cómo llegar
Para llegar a la Isla de Vancouver, lo puedes hacer por Aeroméxico (aeroméxico.com) y Air Canadá (aircanada.com) operan vuelos desde Ciudad de México hacia Vancouver. Una vez en esta ciudad continúa el viaje en avioneta o en ferry (bcferries.com) hacia Swartz Bay. Desde ahí se hace una hora a Victoria, y tres horas hasta Tofino.
Recursos
Hello BC (hellobc.com) ofrece información sobre actividades por estación, hospedaje, restaurantes, tips de viaje y paquetes turísticos.
Más información
Para mayores detalles sobre la Isla de Vancouver, Victoria y Tofino, visita vancouverisland.travel, tourismvictoria.com y tourismtofino.com
Dónde quedarse
Fairmont Empress Este elegante hotel, localizado en Victoria, se encuentra en la lista de los más emblemáticos del mundo. Es imperdible una visita a su bar. Habitación doble desde $230 USD. fairmont.com/empress-victoria
Wickaninnish Inn Con una espectacular ubicación en la playa de Tofino, excelentes restaurante y spa. Habitación doble desde $315 USD. wickinn.com
the DOUGLAS, An Autograph Collection Hotel En Vancouver, dentro del Parq Vancouver, cuenta con un diseño sustentable y contemporáneo. Habitación sencilla desde $400 USD. thedouglasvancouver.com
JW Marriott Parq Vancouver Hospédate cerca de las principales atracciones de Vancouver: Rogers Arena, BC Place y Queen Elizabeth Theatre. Habitación doble desde $280 USD. jwmarriottparqvancouver.com
Dónde comer
10 Acres Bistro Casi todos sus ingredientes provienen de una granja propia. El fish & chips —acompañado de una cerveza producida también en Victoria— es imperdible. 10acres.ca
Little Jumbo Quizás el mejor bar de Victoria. Buen menú también con gran presencia de mariscos y creaciones contemporáneas. littlejumbo.ca
Off The Eaten Track Tours Ofrece diversos tours gastronómicos en Victoria, que muestran la cultura culinaria multifacética de la ciudad. Por supuesto, incluye muchas catas y probaditas a los platillos de los mejores restaurantes. offtheeatentracktours.ca
1909 Kitchen El chef Paul Moran se inspira en los ingredientes de las costas y el bosque de Tofino para crear su menú. tofinoresortandmarina.com