La exquisita diversidad que posee entre: montañas, mar, selva, sitios arqueológicos, cultura y gastronomía, hacen de este país sudamericano, un rinconcito del mundo, perfecto para saborearse a cada paso. Aquí te dejamos los lugares imperdibles que debes visitar cuando viajes a Perú.
Paraíso en altamar
Islas Ballestas
La carretera Panamericana Sur me trasladó al puerto de Bahía Paracas, en el departamento de ICA, a cuatro horas de distancia de Lima. Había que llegar tempranito porque los recorridos solo se hacen de 8:00 a 10:00 de la mañana. Una vez ahí, zarpamos rumbo a Islas Ballestas, a bordo de una veloz lancha que conforme zurcaba el calmado mar, se iba develando ante nosotros un espectáculo natural: gaviotas, piqueros, pelicanos, guanai y zarzillos, entre otros, revoloteaban alrededor nuestro; – hay cerca de 216 especies de aves-.
A mitad de camino sobre una montaña está el geoglifo de un candelabro de 170 metros de largo por 78 de ancho, creado por la cultura Nazca y formado naturalmente con arena endurecida y minerales; se estima que tiene 1,300 años de antigüedad. Mar adentro los lobos marinos y pingüinos de Humbolt – una ave endémica que mide 50 centímetros y que se estima hay 150 solamente en la isla-, me recibieron con una imagen digna de postal cerca de unas rocas en forma de arcos, que le dan el nombre de Islas Ballestas.
El aroma característico de la isla es ácido debido al guano –llamado así al excremento- de las más de 300 mil aves que habitan el lugar, conocida como isla guanera. A estas deposiciones se le saca mucho provecho, ya que sirve como fertilizante para la tierra por ser altas en nitrógeno, potasio y fósforo; de hecho es utilizado desde la época en que gobernaban los incas. Actualmente el gobierno cada siete años extrae tres mil toneladas de guano para su venta.
Toma nota. Abrígate bien pues el aire sopla con fuerza. No por nada Paracas en la lengua quechua significa: vientos fuertes. Costo del recorrido de una hora: $250 MXN, incluye guía. chaskiventura- travel-peru.com
Navegar sobre dunas
Desierto Costero del Perú
Un desierto privilegiado es el de Perú, que al estar cerca de la costa, es bendecido con el viento que corre desde el mar y que hace disminuir las altas temperaturas del desierto. ¿Por qué es una parada obligada? Es ideal para la aventura, explorar, practicar sandboarding o simplemente, disfrutar del paisaje. Para descubrirlo, elegí un tour por las dunas a bordo de un buggy tubular. El primer paso: ponerme el cinturón y los lentes, después, dejarme llevar fue la misión.
Al inicio, los nervios me invadían, después de varias subidas, bajadas, algunas muy pronunciadas y varias vueltas; gritar de nervios, levantar los brazos y sentir esa libertad, me llenó de vida.
Tras jugar con el desierto, llegué a un punto donde me esperaba una carpa con tumbonas, el tradicional ceviche peruano – pescado marinado con jugo de cítricos, cilantro, aguacate, cebolla y jitomate; acidito y fresco, contrastando con el ligero calor del desierto.
Y para maridar, la bebida típica del país: el pisco sour, preparado con pisco -destilado de uvas-, jugo de limón, jarabe de goma, clara de huevo, amargo de Angostura y hielo. Todo mientras observaba el atardecer. ¿Qué más podía pedir?
El regreso a la base, ubicada sobre la carretera Panamericana Sur, en el kilómetro 253, se tornó en un recorrido fotográfico a causa del cielo que comenzaba a abrazar la noche.
Toma nota. Realiza un tour por dunas con Mario Vera de Adrenarena Park, tienen 10 años operando. Disfruta de: retiros espirituales, noches románticas o fiestas de todo tipo. Horario de lunes a domingo. Costo del tour por dunas y un snack: $1,000 MXN. conservamospornaturaleza.org
Tesoro peruano
Oasis de Huacachina
Este oasis natural de aguas verde esmeralda llamado Huacahina se localiza a cinco kilómetros al oeste de la ciudad de Ica. Alrededor de este edén hay dos hoteles, algunas casas y un malecón, además de que en él habitan dos mil personas. En su época dorada -alrededor de 1940-, fue uno de los más importantes y exclusivos balnearios peruanos, gracias al cálido clima y al poder curativo de sus aguas.
Su nombre se debe a la legendaria doncella llamada Huacay China que se casó con un guerrero, poco después éste murió en combate. Tras enterarse del destino de su amante, la joven fue a llorar al campo de girasoles donde se conocieron. Lloró demasiado que sus lágrimas crearon la laguna de Huacachina; ella se sumergió en una ocasión y al salir ya era una sirena. Hoy en día muchas personas lo visitan por el poder curativo de sus aguas y por su cálido clima durante todo el año.
Para llegar a este oasis, opté por hacer un recorrido en buggy que cruza el desierto costero de Perú. Los guías conocen a la perfección los caminos y las dunas, y las utilizan como indicadores de camino: saben en cuál tomar fotos, dar vuelta, o las prohibidas, está: el fósil, la foto, la catedral, Patrick, entre otras.
La sorpresa fue que al caer la tarde, descendimos desde la duna más alta para encontrarnos con este oasis rodeado de palmeras y eucaliptos. Aquella escena parecía sacada de una gran película; pero no era un espejismo: es un oasis real.
Toma nota. Para disfrutar de este recorrido, dirígete a la ciudad de Ica y pregunta en la base de los buggies por Jesús, alias Chuti y sus Chutitours. Él es el primer conductor de tubular en la Huacachina, tiene 14 años conduciendo. $300 MXN , incluye tour y sandboarding.
Espejos blancos
Salinas de Maras
Cuando el guía me dijo que íbamos a unas minas salineras, no me imaginaba lo que me esperaba. Pensé en unas pozas comunes, pero mientras rodeábamos la sierra y nos acercábamos a las Salinas de Maras, un tesoro se iba mostrando entre las montañas de Cusco: eran unas terrazas blancas, brillantes como espejo, abrazadas al monte, eran las pozas salineras. Éstas se localizan en el poblado de Maras, al noroeste de la ciudad de Cusco, a una altitud de 3,030 metros sobre el nivel del mar.
La teoría dice que hay sal porque entre la Cordillera de Los Andes permanecen depósitos salinos de un océano que existió en tiempos prehistóricos y cuya agua se evaporó, quedando solo un riachuelo que atraviesa estas montañas. El agua de las montañas llega a las pozas creadas por las comunidades, esa agua se evapora con el Sol y solo queda la sal. Actualmente hay tres mil pozas, con un área aproximada de cuatro metros cuadrados cada una.
Las salineras fueron conocidas por las culturas prehispánicas pero explotadas mayormente por los españoles. Actualmente las pozas son administradas por dos pueblos: Maras y Pichincoco, y cada familia de estas comunidades es propietaria de una poza, de la cuál recolecta aproximadamente, 50 kilos de sal al mes. Después, el producto se almacena para comercializarlo.
Toma nota. En los puestos de la entrada a las salineras puedes adquirir sal rosada, con ajo, con chocolate, condimentada y sal de Maras a buen precio. Recorrido desde: $200 MXN con chaskiventura-travel-peru.com
Conectar para desconectar
Machu Picchu
Perú es más que Machu Picchu, de acuerdo, pero Machu Picchu alberga ese encanto que mínimo debes admirar una ocasión en la vida. ¿Por qué? por la historia que abraza y el paisaje fantástico que hipnotiza. Este centro urbano, religioso, científico y administrativo a 2,600 metros de altura fue construido por los incas entre los siglos XII y XIV, en el valle del río Urubamba. Exactamente no se sabe cuántas personas vivieron ahí, aunque la teoría dice que solo 500 la habitaban. Las razones por las cuáles lo abandonaron son desconocidas.
Para llegar hay que tomar el tren con duración de dos o cuatro horas, -dependiendo la localidad donde tomes el tren- rumbo a la comunidad de Aguas Calientes. Perú Rail cuenta con tres tipos de trenes para el traslado: Belmond Hiram Bingham, Vistadome y Expedition. Algunos tienen grandes ventanales, hasta en el techo, para apreciar cada detalle del trayecto: montañas, casitas, y un río que va acompañando todo el trayecto.
Al entrar a este santuario, un camino me iba guiando a la cima donde Machu Picchu se desnudó ante mí, abrí los ojos lo más que pude para apreciar cada detalle, era una ciudad en lo alto de las montañas, rodeada de solo naturaleza.
Hasta el soroche se me olvidó – soroche es el mal de altura peruano que hace que te duela mucho la cabeza- pero con un par de hojas de coca, – ideales para este mal- pude prestar completa atención que aquél cuadro merecía.
Desde lo alto se pueden apreciar las terrazas de cultivo donde se cree se cultivaban: papas, camote, yuca, maíz, coca, entre otros; sus murallas, algunas casitas con tejado de adobe que aún lo conservan, de muchas solo queda la base, y algunas calles.
Su flora y fauna son parte de esta maravilla mundial, posicionada en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1983. Hay árboles de eucalipto, orquídeas, granadilla, hoja de coca, chirimoya, begonia, fuxias; es hábitat del oso de anteojos, quetzal dorado, del gallito de las rocas, de llamas y alpacas.
Se cree que los incas utilizaron 50 millones de toneladas de piedra para construir Machu Picchu y que este sitio fue descubierto por el americano Hiran Bingham en 1911; lo curioso fue que cuando iba en el tren de regreso a Cusco, me tocó sentarme con el nieto del que dice fue el verdadero descubridor de Macchu Pichu; el Sr Agustín Lizárraga, quien la habría visto por primera vez en 1902. La historia no lo registra, pero luego esas leyendas, suelen ser reales.
Toma nota. Llega en auto desde Cusco a Ollantaytambo y de ahí tomar el tren dos horas hasta Aguas Calientes, de ahí un camión que hace de recorrido 20 minutos hasta Machu Picchu, costo boleto redondo del camión: 350 pesos.
También se puede ir en auto hasta la estación Poroy y de ahí tomar el tren cuatro horas hasta Aguas Calientes y luego el camión de 20 minutos a Machu Picchu. Es muy importante que lleves tu pasaporte y el boleto para entrar a Machu Picchu comprado con anticipación en Cusco o por internet machupicchu.gob.pe Costo de entrada: Extranjeros: $800 Locales: $400 Perú Rail te lleva a Machu Picchu, pasaje redondo. Costo aproximado: $2,000 MXN perurail.com
Arco íris quechua
Cusco
Cusco me conquistó por sus colores y tradiciones. Entré por la avenida Carmenca -por donde ingresaron los españoles a Cusco- para poco a poco internarme en un paisaje de montañas y casitas de adobe rodeadas por árboles de eucalipto a 3,500 metros sobre el nivel del mar.
Masticar una hoja de coca bastaba para calmar el mal de altura. A pie de camino las chincheras –descendientes de los Incas- estaban tejiendo sus telares y sonriendo; con sus ponchos, polleras –faldas- coloradas de lana de alpaca y un sombrero.
No dudé en hacer una escala en una casita donde Isidora y su llama Juan me invitaron a pasar para conocer el proceso que lleva el tejido en telar y el pintado de la alpaca. Nelly Quispe Huaman -cuyos apellidos significan: brillante águila, respectivamente-, de 14 años me contó que desde pequeñas aprenden este arte para ayudar a la economía familiar.
Los colores que utilizan para pintar la alpaca o lana son naturales, ocupan desde hojas de algunas plantas hasta cochinillas que arrojan un tono rojo, que también se ocupa como colorete para labios y mejillas, y que, según Nelly, es a prueba de besos y no mancha las camisas de los hombres.
Luego de comprar algunos ponchos de alpaca, seguí mi camino por Cusco, ciudad que existe desde aproximadamente dos mil años; en donde actualmente habitan medio millón de personas. El Sitio Arqueológico Moray fue mi segunda escala.
Este laboratorio Inca impone desde donde lo veas, destaca por su forma con varios andenes circulares que lo hace parecer como anfiteatro. Aquí los incas crearon un ambiente controlado con micro climas diferentes por nivel para la producción agrícola de semillas, como quinoa, taro, papas y calabaza. Se calcula que este sitio fue usado a partir del siglo XII hasta después de la llegada de los españoles. Actualmente no se cultiva, solo es un sitio turístico.
Esa última noche en Cusco, compre bastante pisco que me durara hasta que vuelva por esas tierras y guardé en mi memoria el sabor de un platillo llamado Carapulcra, el más antiguo de Perú, hecho con carne de cerdo y gallina, papa seca y ají. Despedí a Perú entonando una canción típica: “Jay, jay, jipi, jipi, jay no es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós”.
Toma nota. Degusta comida típica peruana en El Parador de Moray. Prueba la causa vegetariana (papa con palta –aguacate- y tomate) y el solterito de habas (habas con queso, cebolla y tomate). Imperdible el chilcano que lleva pisco, licor, jugo de limón y refresco. CH. $700 MXN.
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