¿Quieres viajar al fin del mundo? Así es explorar la Patagonia austral en un crucero de expedición

¡Fuimos al fin del mundo! Abordamos un crucero de expedición para explorar la Patagonia austral entre fiordos y glaciares. En la ruta de Ushuaia-Punta Arenas, la primera parada de este viaje fue (literal) el punto más austral de América. El resto de los días, realizamos avistamiento de glaciares y desembarcamos en la isla Magdalena para ver pingüinos de Magallanes reencontrándose con sus parejas. ¡Te contamos sobre este viaje mítico a bordo de Australis! Fotos: cortesía y Elsa Navarrete

Hacia la Patagonia austral

 

El viento sopla con fuerza, mientras Ventus, el crucero de expedición de Australis, se desliza suavemente por las aguas más apartadas del planeta. A bordo, un grupo de viajeros, en el cual estoy incluida, observan con asombro el paisaje que se despliega ante nuestros ojos: montañas con la cima nevada, bosques infinitos y glaciares que se asoman como gigantes dormidos. Así comienza nuestra aventura de viajar al fin del mundo.

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Este no es un viaje cualquiera; es una travesía al corazón de la Patagonia, esa región geográfica, histórica y cultural que comparten Argentina y Chile. Durante cinco días, exploraremos paisajes de alto valor escénico, mientras recorremos el mítico canal Beagle, el estrecho de Magallanes y los canales del archipiélago de Tierra del Fuego.

Sin duda, la Patagonia es inabarcable, y su majestuosidad hace que parezca infinita. Una gran forma de conocerla es a bordo de estos cruceros pequeños de expedición, porque tienen acceso exclusivo a áreas en las que no se permite el paso a otros barcos. Su temporada empieza a finales de septiembre (primavera) y termina en abril (otoño). Este 2025, la última salida es el 5 de abril y la primera en su otra ruta, Punta Arenas-Ushuaia, es el 22 de septiembre.

El inicio de la aventura: Ushuaia

 

La ruta de esta exploración por la Patagonia inicia en Ushuaia, situada en la isla Grande de Tierra del Fuego, en Argentina. Rodeada por el mar y por la cordillera, y salpicada por casas coloridas, es la ciudad más austral del mundo. Se podría decir que es el punto más habitado del fin del mundo, pero en esta expedición es el principio del viaje.

Aquí nos recibe Ventus que, junto con Stella, conforman la flota de barcos de expedición de Australis. Su silueta muestra elegancia y una promesa de aventura. A bordo, ofrece cómodos y acogedores camarotes con ventanas panorámicas que permiten admirar el paisaje sin salir de la habitación, servicio personalizado, comida deliciosa y expertos guías naturalistas (en algunas ocasiones, científicos líderes a nivel mundial) que ofrecen emocionantes excursiones en tierra y diversas charlas a bordo.

Después de embarcar el camarote 327 de la ruta 143 de Ventus, nos reunimos en la quinta cubierta para hacer un brindis de bienvenida junto al capitán y su tripulación, mientras nos explican los detalles del viaje. El barco zarpa inmediatamente hacia el extremo sur y todos aquí compartimos una emoción común: la de adentrarnos en uno de los territorios más remotos y fascinantes del planeta y así viajar al fin del mundo.

¿Lo mejor? En el itinerario Exploradores de la Patagonia de Australis solo te preocupas por disfrutar de los paisajes prístinos de la región. Su servicio all inclusive incluye todas las comidas y las bebidas, entretenimiento a bordo y las excursiones en tierra, las cuales se ofrecen en tres diferentes niveles para todas las edades y condición física; además, se forman grupos tanto en inglés como en español.

Por la noche, nos reunimos en el comedor para una cena que combina productos locales con toques internacionales. El menú incluye un carpaccio de pulpo fresco, carne de vacuno braseada en vino carmenere sobre polenta y un cremoso de limón en crocante de avena y arándanos, así como vinos patagónicos que nos preparan para los días que vendrán.

Donde el mundo termina: Cabo de Hornos

Durante la noche navegamos por el canal Murray y la Bahía de Nassau para vivir, con los primeros rayos del sol, uno de los momentos más esperados de este crucero de expedición por la Patagonia austral: visitar Cabo de Hornos, el punto más meridional de América. Este mítico lugar, donde se abrazan los océanos Pacífico y Atlántico, ha sido un símbolo de desafío y exploración durante siglos. Para los antiguos marineros, llegar aquí era una hazaña, mientras que para nosotros, este encuentro de mares titánicos significa conectar con la naturaleza en su forma más imponente.

Si las condiciones climáticas lo permiten, se puede desembarcar en esta isla chilena para estar a solo un kilómetro de la Antártida. Debido a la inexistencia casi absoluta de tierra, el viento azota con fuerza y las olas chocan contra las rocas de forma estremecedora. Rodeados de encanto y leyendas, conocimos el faro y la estación naval de la Armada de Chile, donde vive una familia chilena, y caminamos hasta llegar al monumento que, representando a un albatros en vuelo, conmemora a los marineros que perdieron la vida en estas peligrosas aguas.

Soy el albatros que te espera en el final del mundo. Soy el alma olvidada de los marinos muertos que cruzaron el Cabo de Hornos desde todos los mares de la tierra. Pero ellos no murieron en las furiosas olas, hoy vuelan en mis alas, hacia la eternidad, en la última grieta de los vientos antárticos”, leo escrito en la escultura y me hace sentir pequeña ante la inmensidad del océano y entender una vez más que quien manda es la naturaleza.

Un viaje al pasado: Bahía Wulaia

Por la tarde de esta primera jornada en la Patagonia austral, desembarcamos del crucero de expedición de Australis en Bahía Wulaia, un lugar histórico cargado de belleza natural. Este sitio fue uno de los asentamientos más grandes de los nativos yámanas, también conocidos como yaganes, el pueblo originario más grande de la Región de Magallanes que habitó estas tierras durante miles de años. Tras una caminta guiada de una hora por el bosque magallánico, donde habitan lengas, coigües, canelos y helechos, llegamos a un mirador para obtener un momento de contemplación. 

Frente a aguas cristalinas y respirando un aire que huele a tierra húmeda, el silencio solo es interrumpido por el canto de las aves y el susurro del viento. Además de aprender sobre la fauna y la flora local, logro imaginarme a las yaganes, esos cazadores nómadas y recolectores marítimos que pasaban gran parte de su vida arriba de sus canoas, que estaban hechas con corteza de árboles.

 

Gigantes de hielo: Pía y Porter

Australis Patagonia

Por la mañana del tercer día de esta expedición por la Patagonia austral, navegamos a bordo del crucero de Australis por el brazo noroeste del canal de Beagle para recorrer el Fiordo Pía, desembarcar y ver uno de los 300 glaciares que existen en la región. La Patagonia resguarda la tercera extensión de hielos continentales más extensa del mundo tras los de la Antártica y Groenlandia.

En tierra, soy parte de una excursión que llega hasta el mirador desde donde observo el glaciar Pía. Este se desliza desde lo alto del cordón montañoso hasta el mar para regalar una vista impresionante. Los glaciares cubren casi el 10% de la superficie terrestre, pero en el pasado geológico de la Tierra, en la última Era Glacial, el hielo llegó a cubrir casi una tercera parte de la superficie del planeta. Su derretimiento fue el que labró los fiordos, valles y grandes lagos que hoy observamos.

Por la tarde, volvemos a desembarcar, pero ahora estaremos frente a estas masas de hielo desde el agua. Nos acercamos en los botes Zodiac hasta llegar frente a las altas e imponenetes paredes del glaciar Porter. Nos detenemos para observar sus colores. El hielo, comprimido durante milenios y siglos, refleja tonos azules y turquesas que se encargan de glorificar la postal de la Patagonia austral. Escuchamos sus sonidos y presenciamos uno que otro desplazamiento.

Aunque el cambio climático provoque que los glaciares están experimentando un importante retroceso, algunos sí tienen un proceso de avance. Estas gruesas masas de hielo milenario siguen esculpiendo y cambiando en el entorno, ya que están en constante transformación.

Navegar hacia los glaciares Águila y Cóndor

Por la mañana del cuarto día, navegamos el canal Cockburn para adentrarnos al seno de Agostini, donde es posible apreciar los glaciares de cientos de kilómetros cuadrados que descienden desde el centro de la cordillera Darwin, llegando algunos de ellos hasta el mar. Desembarcamos en botes Zodiac para después realizar una caminata suave alrededor de una laguna formada por el derretimiento del glaciar Águila, hasta el cual llegamos a estar frente a frente.

Para la segunda parte de la jornada se lleva a cabo otra navegación en botes Zodiacs, pero ahora nos acercamos al glaciar Cóndor. Frente a este, aprendo aún más sobre la formación de los glaciares y su influencia en la abrupta geografía de los canales fueguinos. Así, caigo rendida ante cada una de las vistas que regalan estos cuatro glaciares, los cuales tienen su propia personalidad, su propia historia que contar.

En materia gastronómica, este día es significativo al celebrar los productos y las recetas locales con un almuerzo y una cena dedicados a los sabores chilenos y acompañados de danzas tradicionales. Muestra de ello son la empanada al horno, pastel de choclo, congrio frito acompañado de papas mayo y ensalada a la chilena, chupe de centolla gratinado al parmesano y mero magallánico al horno, con láminas de ajo doradas sobre guiso de lentejas al jerez, entre otros manjares que evocan la esencia de la región.

El reino de los pingüinos: la isla Magdalena

 

Este viaje por la Patagonia austral, a bordo del crucero de expedicón de Australis, culmina con una visita a la isla Magdalena, parte del Monumento Natural Los Pingüinos. Durante el amanecer del quinto y último día, desembarcaremos en la que era una parada obligada para el abastecimiento de antiguos navegantes y descubridores.

Aquí, hoy en día, miles de pingüinos de Magallanes nos reciben con su andar torpe y su curiosidad innata. Durante un camino hacia el faro —el cual está demarcado para no caminar cerca de sus nidos y en el cual siempre se le debe dar prioridad al paso de los pingüinos—, andamos entre ellos, observando sus nidos, tomando fotos sin flash y escuchando sus graznidos característicos.

Estos animales son muy especiales. Cada año, alrededor de 60,000 parejas anidan en esta isla. Siempre encuentran el camino a casa: el mismo nido, la misma pareja. El misterio del GPS de los pingüinos. Cabe mencionar que, en los meses de septiembre y abril, esta excursión es reemplazada por un desembarco en isla Marta para avistar lobos marinos sudamericanos.

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Para aquellos que buscan una aventura auténtica, este viaje, que termina en el puerto de Punta Arenas, Chile, es una invitación a viajar al fin del mundo y, en el proceso, descubrirse a uno mismo. Porque, como bien dice un viejo refrán patagónico, «El que viaja al sur, nunca vuelve igual».

La Patagonia austral, con sus fiordos, sus glaciares, sus pingüinos de Magallanes y sus paisajes deslumbrantes, es un recordatorio de que hay lugares en el mundo que aún conservan su pureza y su magia. Los cruceros de expedición de Australis son un portal a este mundo remoto, una oportunidad de explorar con respeto y admiración. ¡Vive la aventura de viajar al fin del mundo! Costo: desde 2,315 dólares por persona en ocupación doble. australis.com

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