Guadalajara es un destino que despierta los sentidos. Lejos de las típicas postales turísticas, esta ciudad se presenta como un territorio de contrastes vibrantes, donde una iglesia barroca puede ser vecina de una galería de arte experimental, al igual que los ecos de la Revolución aún resuenan entre los modernos bares de la colonia Americana. ¡Aquí te decimos qué hacer en la capital de Jalisco! Fotos: cortesía

Por la mañana: Bienvenida artesanal
Durante un fin de semana intenso y fascinante, este plan de qué hacer en Guadalajara te invita a leer cómo es su historia en el presente: auténtica, desafiante y en constante reinvención en Jalisco.
Comenzamos este viaje a Guadalajara explorando el Pueblo Mágico de Tlaquepaque, a solo unos minutos del centro de la ciudad. Este lugar tiene una identidad propia que ha resistido al paso del tiempo. Fue fundado por indígenas tonaltecas y floreció durante la época colonial como un importante centro de alfarería y comercio artesanal. Su nombre proviene del náhuatl Tlacapan, que significa “lugar sobre lomas de barro”.
Cuna de ceramistas, el legado de Tlaquepaque sigue vivo en talleres como el de Paco Padilla, donde el arte se vive, se huele y se moldea con las manos. Paco se inspiró en la tradición familiar para elevar su cerámica a lenguaje artístico. Hoy, su taller en una casona de la calle Prisciliano Sánchez es un santuario donde cada pieza narra una historia. Su otra pasión, la música, resuena entre el barro.
Después haz un paseo por las calles empedradas de Tlaquepaque. Camina entre fachadas virreinales y talleres de arte, como los de Sergio Bustamante y Rodo Padilla, hasta llegar al Santuario de Nuestra Señora de la Soledad. Esta iglesia del siglo XIX, esculpida en cantera rosa con estilos barrocos, neoclásicos y neogóticos, se levanta como un testimonio vivo del alma religiosa y artística de este Pueblo Mágico.

Por la tarde: Comida celestial y cacao mexicano
La tarde sigue con un brindis en Bobok Bebidas Ancestrales, una colección que homenajea las raíces prehispánicas del maíz, el cacao y las frutas de temporada. El menú es un viaje por México que incluye desde el pozol con cacao, maíz y piloncillo hasta el tascalate, una mezcla de Chiapas. Hay xochistle con un toque de achiote; chilatole a base de maíz, chile y miel, o el clásico chocolate en agua con una «peyoconcha» (no es alucinógena, aunque sí deliciosa).
Luego puedes dirigirte a Casa Luna, donde la comida es una experiencia en sí. Con techos cubiertos de bugambilias, espejos barrocos y un ambiente como de un cuento mexicano, este restaurante ofrece una carta de tradición jalisciense: lengua de res en salsa de chile pasilla, pollo en mole de canela y molcajetes de res. Todo en porciones generosas y rodeado de belleza.
Después del festín, la tarde culmina con una experiencia dulce y sofisticada en la chocolatería Cristina Taylor. Más laboratorio que tienda, este local rinde culto al cacao mexicano a través de combinaciones inesperadas, técnicas de chocolatería fina y productos locales para crear piezas únicas; desde bombones rellenos de mezcal o flor de sal, hasta tabletas con chile, lavanda o café de altura.



Por la noche: Alta cocina en la Colonia Americana
¿Qué más hacer en Guadalajara? De regreso al centro de la ciudad, tras un breve descanso en el moderno hotel AC Marriott, la noche puede continuar en Pímu, un oasis culinario en la vibrante Colonia Americana que enriquece cualquier escapada a la capital de Jalisco. Bajo la dirección del chef Luis Antonio Miranda, este restaurante ofrece cocina mexicana contemporánea en un entorno minimalista inspirado en la calma de una palma purépecha.
Entre los imperdibles está la tostada Chapala con marlin y charales, el panucho norteño de pulpo y chorizo de Valladolid y el tamal de quesillo con pork belly y mole negro. Para el postre, el panqué de tres leches con mamey es una joya. Pímu también ofrece coctelería creativa, destilados mexicanos y una experiencia omakase de cinco tiempos que convierte la cena en un viaje por los sabores de México.

Por la mañana: Un deli local y arte moderno
¡Más ideas de qué hacer en Guadalajara! El segundo día puede arrancar con energía en Alonsitos, junto al Mercado Juárez. Este local sorprende con desayunos poderosos como el breakfast sandwich de tocino, con pan de papa, huevo frito, queso americano y alioli de chile güero; o los chilaquiles enchicharronados, con huevo al gusto y una generosa salsa verde con chicharrón prensado, en un entorno retro gourmet al estilo Jalisco.
Después, una visita al Museo Plataforma conecta con la escena artística de Guadalajara. Esta antigua funeraria de los años 70, rehabilitada por el arquitecto Sergio Ortiz, conserva su estructura original mientras ofrece exposiciones, una colección permanente de Cerámica Suro y residencias para artistas emergentes. Organizan talleres, conferencias y eventos en su rooftop para quienes buscan inspiración en su viaje a Guadalajara.


Por la tarde: Muros que respiran y gastronomía
La tarde sigue con más cosas que hacer en un ícono de la arquitectura mexicana: la Casa ITESO Clavijero, obra del maestro Luis Barragán. Esta residencia en la colonia Americana, en Guadalajara, es una muestra viva de cómo la luz, el color y la geometría pueden crear un espacio de introspección y armonía. Hoy, como un centro cultural, ofrece exposiciones y actividades que honran el legado del renombrado arquitecto y su huella en la estética de Jalisco.
Para la comida, Octo es un templo gastronómico ubicado en una casona de los años 60, en la colonia Lafayette, con el Prix Versailles 2023 por su arquitectura innovadora. Diseñado por Herre Arquitectos, el restaurante deslumbra con muros de ladrillo, techos retráctiles y detalles en talavera. Aquí, el chef Óscar Garza ofrece cocina de mar y tierra: tiradito de atún, mejillones al vino, aguachile de manitas de jaiba, costilla de cerdo con chile morita.


Por la noche: Cantinas y luces urbanas
Al caer la noche, un tour de cantinas por la colonia Americana es perfecto para los que buscan qué hacer en Guadalajara y desean vivir la ciudad como un local. Inicia con la cantina De la O, donde los fermentos mexicanos como el pulque y el tepache se sirven en cocteles creativos; continúa con la Farmacia Rita Pérez y su botica hecha bar, famosa por sus remedios como el Menjurje de resurrección (raicilla, destilado de agave, cordial de plátano y agua de coco); y culmina en cervecería Loba, un gastropub con diseño audaz.


Por la mañana: Café de autor y arte interactivo
El último día de esta escapada a Guadalajara inicia en el aclamado café PalReal, especialista en desayunos tapatíos desde su apertura en 2013. Conocido por su café de especialidad, sus chilaquiles y panadería artesanal, este espacio mezcla el sabor con un diseño acogedor y cosmopolita. Su menú destaca por los chilaquiles rojos (considerados como los mejores de la ciudad) y el lonche de pancita.



Por la tarde: Tecnología inmersiva y orgullo jalisciense
La experiencia en busca de qué hacer en Guadalajara se vuelve futurista con una visita a JAPI (Jalisco Paseo Interactivo), un museo que ha transformado el antiguo Trompo Mágico en un espacio inmersivo donde convergen arte, tecnología y naturaleza. Con más de 90 exhibiciones, entre sus atracciones está Werika, un teatro volador único en Latinoamérica que permite “sobrevolar” los paisajes del estado en sillas robotizadas, un recorrido histórico por el Lago de Chapala y una exploración interactiva del bosque mesófilo de montaña.
Guadalajara, la ciudad que vibra con alma mexicana

¿Listo para planear tu viaje? Ahora que ya sabes qué hacer en Guadalajara y en sus alrededores, prepárate para una travesía sensorial por lo mejor del arte, el sabor, la historia y la innovación tapatía. Ya sea que busques qué hacer en una primera vez o quieras redescubrirla con ojos nuevos, este itinerario demuestra por qué la capital de Jalisco es el epicentro creativo del occidente mexicano.
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