Desde que fuera creado por el magnánimo chef Paul Bocuse en 1987, esta competencia se ha considerado como el símil gastronómico de los Juegos Olímpicos, convirtiéndose en el galardón más anhelado por los cocineros de todo el mundo.
Los participantes deben recorrer un arduo camino en el que la disciplina, la constancia y el esfuerzo marcan el paso para llegar a coronarse campeón en el Salon International de la Restauration de L’hôtellerie et de L’alimentation (Sirha), en Lyon, Francia.
Bocuse d’Or, rumbo a la final 2019
La dinámica es simple: los equipos conformados por los cocineros más prometedores de cada país (un líder y un ayudante), se enfrentan primero en una competencia continental. Luego 12 finalistas de Europa, 4 de Asia y 3 de América, junto con 5 contendientes elegidos por solicitud nacional y selección comodín; se disputan, a través de perfeccionadas técnicas culinarias, la estatuilla dorada en la final bianual.
“Creo que ningún país debe ir directo a Lyon, así que todos pasan por el mismo proceso”, comentó Jerome Bocuse, quien recientemente tomó la presidencia del concurso.
Bocuse d’Or s un gran reto
El hijo del que fuera fundador de la nouvelle cuisine, asegura que estar al frente del Bocuse d’Or es un gran reto. “Al ser un concurso global, debemos dejar un poco de lado, la idea de los concursos franceses para que pueda ser entendido por diferentes culturas”, afirma el también chef.
“Hay que tener en cuenta que no todos los países pueden acceder a los mismos ingredientes, por ello nuestras propuestas no deben ser muy complicadas”.
Tercera edición de Sirha México
Asimismo, el marco de la tercera edición de Sirha México, que se realizó los pasados 12 y 13 de abril, tuvo lugar la Copa Maya, donde participaron por primera vez Estados Unidos y Canadá, buscando un lugar en la final del año próximo.
En este encuentro, fungió como juez honorario chef Mathew Peters, ganador del Bocuse d’Or 2017: “Fue fantástico poder estar del otro lado de la competencia, porque cuando eres un participante solo estás concentrado en lo que tú mismo estás cocinando y ahora pude ver lo que los demás hacen, observar sus fortalezas y debilidades. Fue muy emocionante”, declaró.
Para Peters (cuya carrera estuvo marcada por su estadía en Per Se de Thomas Keller), participar en este concurso no solo lo hizo crecer profesional e individualmente sino que lo colocó en una plataforma global en la que nunca pensó que estaría.
“Creo que mucha gente piensa en el Bocuse d’Or estrictamente como una competencia en la que sirves comida hermosa; pero implica un largo año el de preparación en el que pasas cocinando de 12 a 14 horas al día, de seis a siete días a la semana.
Atraviesas por muchas altas y bajas y la relación con tu compañero de equipo, puede llegar a ser difícil”, reflexiona el chef, expresando que este concurso “es la oportunidad de destacarse en el mercado culinario que tenemos hoy en día”.
Después de 5 horas y 35 minutos de competencia, los participantes de los países americanos presentaron sus mejores platillos.
Sin embargo, solo Estados Unidos, Canadá y Argentina (junto con Brasil y Chile, que clasificaron como comodines) representarán el continente americano en la final que se celebrará en enero. Sigue las eliminatorias en bocusedor.com