A sus 19 años, en la zona Rosa, le leyó la mano una gitana y le dijo que iba ser famoso y que viajaría muchísimo. Platicamos con Damián Alcazar, reconocido actor que ha decidido hacer del mundo su hogar y tener parte de su corazón en San Miguel de Allende. Foto Damián Alcazar: Juan Pablo Gutiérrez.
Destino de viajero
A los 19 años, en la zona Rosa, me leyó la mano una gitana; me dijo que iba ser alguien reconocido y que viajaría muchísimo. Desde niño me gustaba conocer lugares nuevos, mis padres se movían tanto que cambiaba de casa cada año, pero no era consciente de que me gustaba viajar, al principio sólo lo hacía.
Mi encuentro con mi viajero fue tardío, ahora no tengo un hogar, tengo las maletas hechas. Me considero afortunado, como actor he tenido la oportunidad de conocer diferentes lugares.
Rituales de llegada
Cuando viajo, me gusta salir a buscar el mejor café. Y así comienzo en cada ciudad a la que llego.
Viajes que transforman
Me siento como “Ciudadano del Mundo”, aunque suene a frase trillada, pero también me siento un actor latinoamericano. Los viajes transforman; uno no vuelve como se fue. Existen viajes en los que las personas que conoces te aceptan sin conocerte.
Vas rompiendo prejuicios, entiendes, vas aprendiendo de los paisajes. El gusto de estar a la vanguardia, de querer cuidar el planeta… Te van dejando una perspectiva de vida, de vista. Como una frase que dice: “Uno cae en este mundo, lo mejor que puede hacer uno es conocerlo”.
La atracción hacia San Miguel de Allende
Cuando no estoy viajando, tengo mi casa, mis libros, mis cosas en San Miguel de Allende. Un amigo una vez me comentó que en el subsuelo de San Miguel hay cuarzo. Algunos se atraen por este cuarzo y a otros los repele. Cuando yo llegué a San Miguel, hace 15 años, era extraordinario.
No había Office Deppot, ni Palacio de Hierro o plazas comerciales. Pero los políticos se encargaron de hacer esta ciudad, una ciudad industrial. Ese San Miguel, al que llegué, me atrapó, pero ha perdido un poco su esencia, cada vez hay más coches; considero que el Centro Histórico debería ser peatonal.
Para estos señores, todo es una cosa de compra venta, donde se gana dinero. Y la belleza de un lugar pierde su esencia, porque el “progreso” es lo que va acabando con el planeta.
El corazón en San Miguel
Hay muchos lugares todavía, porque hay gente con mucha sensibilidad que guarda sus balnearios. Existen seis balnearios de agua termales, rumbo a Dolores.
Todos los debería conocer. También hay un cafecito que se llama La Ventana; además de que hay buenos lugares para comer y gente formidable, que se encarga de preservar la cultura.Y creo que la riqueza cultural, es algo que se debe de preservar.
San Miguel para devorar
En San Miguel hay una gran oferta, pero depende de lo que quieras comer y gastar. Hay lugares para desayunar deliciosos, cafés y espacios dignos de mencionarse.
Por ejemplo, hay un lugar que se llama el Rincón de Don Tomás en los portales, ahí se desayuna delicioso. En los mercados también se come delicioso, porque puedes encontrar de todo. Y muchos de estos productos son orgánicos y locales.
México en el alma
Es extraordinario lo que tenemos, pienso en las playas y creo que son hermosas. Hay muchas opciones para explorar en México, la comida es deliciosa y te encuentras con gente lindísima. Y no necesariamente se gasta mucho dinero. Por ejemplo, en lugar de ir de compras a San Diego, puedes ir a visitar algún pueblo de México.
La curiosidad como motor
Para viajar necesitas ser flexible y lo más importante es saber ser feliz. Por ejemplo, puedes ir a España, comprar vino y jamón serrano y comerlo en el parque. Sin necesidad de gastar mucho en un bar. Porque la curiosidad de ir y conocer cosas diferentes es lo que mueve a las personas.
Todo por la libertad
Viajar me ha hecho renunciar a mucho: pierdo las llaves de mi casa cada tres años, pero así es esta tradición. Hay gente que le da prioridad a su trabajo, a la ciencia, a tener una familia. Y debes tener bien claro lo que más te gusta y hacerlo. Se es afortunado, cuando se es libre, menciona Damián Alcazar.