La palabra escapada significa “viaje o salida que se hace de manera rápida y por muy poco tiempo, generalmente dejando las ocupaciones habituales y con el propósito de divertirse o distraerse”, pero para mí fue mucho más que eso, significó mi estabilidad emocional en momentos de incertidumbre. Esa es la magia de moverse constantemente: te da equilibrio. ¡Que cada día no sea cualquiera! Fotos: Elsa Navarrete.
Ya han pasado dos años, dos inauditos años llenos de incertidumbre, de cambios drásticos y de días de encierro. Después de hacer innumerables pícnics en la sala, ver películas, montar nuestro Acapulco en la azotea, cocinar juntos y jugar una y otra vez lotería, las ideas se agotaban para entretener a mis dos niños pequeños en nuestro pequeño departamento.
En nuestra historia, el estrés de la pandemia se agudizó por las amenazas constantes de un vecino que no toleraba el ruido cotidiano y natural de una familia. Fueron días difíciles, pintados de gratitud por nuestra salud, pero contradictoriamente me sentía segura, al menos por mi salud mental, cambiando de guarida continuamente en lugares secretos. Solo mi familia y yo en otro espacio, con la misma rutina pero una más divertida. Necesité de esas escapadas, de querernos y cuidarnos mucho, para sobrevivir de pie y cuerda a lo que estaba pasando en este mundo.
Fomentar la positividad
Nuestra estabilidad es la estabilidad de los niños. Ante una pandemia, un accidente o cualquier evento desconcertante, lo que tratamos de hacer primero es mantener la calma y ser positivos, y luego hacerles saber que nos enfocamos y trabajamos en su seguridad. El ánimo hacia la vida y los problemas es contagioso y se dice que los cerebros de los niños funcionan mejor cuando piensan en positivo. Siempre hemos preferido hablar de oportunidades y no dejar de vivir experiencias irrepetibles que los estimulen.
Aunque mis niños tenían 3 años y 1 año y medio cuando empezó la emergencia sanitaria, también me preocupaban los efectos negativos de este acontecimiento histórico en su salud mental y los retrocesos en su desarrollo. Por ello, nuestra medida para evitar la frustración y la ansiedad, tanto de papás como de ellos, fue buscar, en ambientes controlados, momentos y días de recreación en lugares secretos, importantes en el desarrollo integral de los niños.
Escapar para recargar energías
Respiramos aire puro, corrimos y le dimos de comer a las vacas en el ranchito del abuelo, rentamos algunas casas en Airbnb y disfrutamos de la alberca, nos internamos en la selva y practicamos el glamping, nos refugiamos en un hotel campestre en las afueras de San Miguel de Allende, pusimos nuestra tienda de campaña y pasamos horas preparándonos de comer mientras veíamos los árboles, cabalgamos entre agaves… Estos fueron nuestros escondites (y nunca mejor dicho), nuestros lugares secretos para esas escapadas continuas en familia tan necesarias.
1.- Una casita en Cuernavaca para ver el amanecer
Fue un privilegio ver y sentir el amanecer desde la cama de la habitación principal de esta casa, que se renta por Airbnb y se considera la “Casa con la mejor vista en Cuernavaca”. Y vaya que sí ofrece una postal memorable. Este lugar secreto es acogedor, está totalmente equipado y cuenta con un jardín amplio compartido. Bajo la sombra de su árbol, pasé horas trabajando en la terraza y jugando con los niños en la alberca y el columpio. Mínimo dos noches. Costo: $2,000 por noche. airbnb.mx
2.- Glamping entre la selva para desconectarse
En Jalcomulco, Veracruz, México Verde se levanta entre la naturaleza con el menor impacto posibles. En el concepto de glamping que ofrece este lugar secreto, nos dimos esa escapada que necesitábamos para desconectarnos, para comer bajo los densos árboles, para dormir bajo el cielo estrellado escuchando sonidos propios de la selva baja y para hacer rafting. Costo: $1,295 por persona por noche en suite; incluye alimentos. mexicoverde.com
3.- Villas para tener un refugio muy privado
Después de siete años, regresamos a Casa de Aves, donde me casé, pero ahora con dos niños y muchas ganas de escaparnos del encierro. Entre 6.5 hectáreas de terreno, este lugar secreto es un un hotel campestre, a 20 minutos de San Miguel de Allende, con 10 villas muy privadas. Todas cuentan con un terraza que incluye jacuzzi y una hermosa vista protagonizada por cactus y colores térreos . Costo: $3,000 por noche. casadeaves.com.mx
4.- Refugio en el campo para nutrirse
A solo una hora de Ciudad de México, la Hacienda San Andrés regala una vista sublime del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl. En este lugar secreto nos alejamos de la ciudad para relajarnos en una de las nueve habitaciones y estar en contacto con la vida en el campo. La comida es deliciosa y su menú cambia diariamente, ya que los alimentos son producidos por ellos en su granja y huerto o por ranchos vecinos. Costo: $4,300 por noche. sanandreshacienda.com
5.- Casona para hacer home office
En Jiutepec, Morelos, esta casa, con un estilo mexicano vintage, está llena de detalles como un pequeño museo y los anfitriones son las tortugas, el perico, el gallo y los pavorreales. Los niños jugaron en el patio interior y el jardín y chapotearon en la alberca, mientras nosotros trabajamos y cocinamos en su cocina que es de ensueño. Se tiene una estancia muy acogedora en este lugar secreto. Costo: $4,000 por noche. airbnb.mx
Los invito a que nos escapemos continuamente de la rutina, de las ciudades y de la cotidianidad, de lo que se vive en México y el mundo, porque hay que aprovechar mientras el mejor plan para ellos sea estar con mamá y papá.
¿Listo para escaparse en familia a alguno de estos lugares secretos y desconectarse de todo y de todos?
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