Las sopas además de alimentarnos nos brindan confort, es como un tibio y sustancioso apapacho, muy necesario sobretodo en invierno. Les aseguro que con este frío ni Mafalda (a quien no le gustan las sopas) se negaría a una de las que te presentaremos en el siguiente top.
Sopa de cebolla
Emblemática de la cocina francesa e indispensable en éstas épocas, una de las mejores sopas hecha un plato humilde que pasó a ser digno de la realeza. Se hizo popular a partir de la costumbre de tomar algo caliente en tabernas y restaurantes a la medianoche, por lo que el novelista francés, Alejandro Dumas, la definió como “la sopa venerada por los borrachos”. Compuesta por cebollas salteadas en mantequilla hasta caramelizar, un poco de leche y fondo de ternera o res, algunos prefieren incluir un huevo poché y/o queso gruyere; puede ser servida dentro de un pan de corteza gruesa o laureada con masa de hojaldre.
Borsch
Se asocia inmediatamente a Rusia, sin embargo su origen es ucraniano y también es un platillo habitual de Polonia e incluso Francia. A pesar de tener infinidad de versiones, su característica principal es su color borgoña aportación del betabel de su composición junto con la col, papa, cebolla y zanahoria que no pueden faltar por sabor y consistencia.
Lo anterior puede ser mezclado con el fondo que prefieras, acompañado de un ingrediente acidificante que puede ser desde limón eureka, smetana (nata fresca, muy espesa) o yogurt griego. Se puede acompañar de pan negro en rebanadas, ajo fresco y sal; suele ser de esos platillos que saben mejor recalentados.
Sopa minestrone
Típica y suculenta sopa de Italia. Un platillo campirano que varía de acuerdo a la región, por una mezcla de verduras de temporada (col, zanahoria, apio, poro, papa, etc) leguminosas y pasta o arroz a la que también puede añadírsele carne, embutidos y queso parmesano por encima antes de degustar. Al igual que las anteriores, puede manejarse como un primer tiempo o como plato único a la hora de la comida acompañado de pan al ajo y pesto.
Mole de olla
El mole es una de las preparaciones clave de la gastronomía mexicana y que generalmente se asocia con una salsa de sabores persistentes y textura espesa. El mole de olla en cambio es líquido ya que es -a grandes rasgos- un caldo de res (aunque puede hacerse con cerdo, pescado y hasta de ardilla), típico de la zona centro de México. Independientemente del clima, esta unión de chiles secos (guajillo, ancho y pasilla), bastante epazote (a veces cilantro), calabaza, elote, ejotes, entre otra variedad de verduras dependiendo del gusto, estado y presupuesto se disfruta sobremanera a la hora de la comida, ya sea seguida de una sopita aguada en las fondas tradicionales o como único tiempo acompañado de arroz blanco, cebollita cruda picada y limón que suele ser bastante llenador y reconfortante.
Ramen
¿Recuerdas haber visto a Goku (protagonista del anime japonés Dragon Ball) devorar tazones inmensos llenos fideos tan largos como el camino de la serpiente? Sí, hablamos del Ramen, un platillo de reciente auge internacional que es el resultado de la fusión gastronómica entre China y Japón después de la Segunda Guerra Mundial.
Se compone de chūkamen (fideos de origen chino), caldo de pollo o cerdo condimentado principalmente con sal, salsa de soya y miso (pasta de soya fermentada), alga kombu, setas shiitake, cebolla, entre una amplia variedad de ingredientes. Sobre esta sopa se colocan toppings como huevo hervido, bamboo encurtido, cebollín, entre otros. Se dice que el mejor ramen para el frío es el de Sapporo (quienes presumen haberlo inventado).