Sólo en Francia existen entre 350 y 400 tipos diferentes de quesos. La cifra supera las mil variedades si se amplía la mirada a todo el mundo. Ante tal cantidad de opciones, es lógico que uno llegue ante el aparador de quesos y se abrume ante la idea de quedarse con sólo tres o cuatro opciones.
De oveja, cabra, camembert, azul, brie… La oferta es muy extensa, por lo que el maestro afinador de quesos Olivier Bert explica la importancia que una tabla de quesos incluya una oferta variada que se adapte a los diferentes gustos de los comensales. Al mismo tiempo, el experto de origen galo destaca que siempre hay que tener en cuenta si entre los invitados se encuentra una mujer embarazada, un niño o alguna persona con restricciones alimenticias.
Por ello, lo mejor para una tabla de quesos perfecta y de gran categoría consiste en incluir un queso de oveja y uno de cabra que permita variar las leches, uno de vaca de pasta dura y otro de pasta cremosa, y por último, un queso azul y uno mucho más ligero.
En la armonía está el éxito
Bert señala que maridar un solo tipo de queso con un vino, una mermelada o una fruta es una tarea fácil. Ya que el queso azul o el camembert maridan a la perfección con un oporto, o el chardonnay siempre es un éxito si la variedad elegida es la de cabra.
Lo complicado se descubre cuando son diferentes tipos de quesos, por lo que en lugar de maridar, lo que se debe buscar es la armonía en el conjunto de opciones.
Para ello, la mejor opción es decantarse por un vino blanco que tenga buen cuerpo, ya que éstos combinan muy bien con casi cualquier queso. El maestro afinador también recomienda decantarse por una mermelada de frutos rojos o una miel que con frecuencia combina bien con un queso de cabra y quesos azules.