La campiña toscana alberga innumerables joyas, pero pocas como Villa Ardore, una finca del siglo XVI que renace bajo una visión moderna sin traicionar su linaje. Escondida entre las colinas de Chianti, esta casa de piedra resguardada por viñedos invita a saborear otra dimensión del lujo: aquella que se experimenta en silencio, entre muros centenarios y detalles pensados con precisión. Fotos: Cortesía
Villa Ardore y sus espacios de ensueño
Detrás de su transformación están Christian Scali y Stephen Lewis, quienes dejaron Los Ángeles en 2021 para comenzar una nueva vida. Junto al arquitecto florentino Massimo Pierattelli, emprendieron la tarea de restaurar la villa con un principio claro: conservar su carácter rústico, mientras se integraban discretamente las comodidades del presente.

Actualmente, Villa Ardore cuenta con ocho habitaciones con baño privado, distribuidas entre la casa principal y una dependencia. Cada espacio ha sido concebido con una calidez deliberada, donde el diseño funcional se entrelaza con arte contemporáneo creado por talentos locales. El confort térmico en cada estación, los televisores camuflados y los textiles de alta calidad dialogan con vigas de madera recuperadas y vistas abiertas hacia los viñedos.
La experiencia en esta villa en la Toscana se extiende a la piscina infinita climatizada que marca el compás del atardecer y a su spa romano que ofrece una interpretación relajante del bienestar clásico. Al aire libre, las plataformas de yoga y los tratamientos bajo el cielo refuerzan la conexión con el entorno.
Los sabores locales y las experiencias que aguardan

En el corazón de la villa, la cocina celebra el producto local y la estacionalidad en la Toscana. Un chef privado puede transformar cualquier comida en una historia, mientras talleres de pasta o pizza conectan a los visitantes con la esencia gastronómica de la región. No falta el aceite de oliva propio ni una cava que resguarda hasta 500 botellas, entre ellas una etiqueta producida especialmente para la casa.
En los alrededores de la finca es posible volar en globos aerostáticos en campos dorados, cabalgar entre viñedos, recorrer pueblos medievales y visitar talleres artesanales. A todo ello se suma su visión sostenible con materiales reciclados, gestión eficiente del agua, energía responsable, alimentos orgánicos y productos biodegradables, iniciativas que forman parte de su filosofía integral que respeta el entorno y honra la autenticidad. Villa Ardore es un refugio para quienes valoran la belleza con propósito, el diseño con historia y la hospitalidad como arte silencioso. El punto de partida, quizás, para una nueva relación con la Toscana. IG: villaardore



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