El Inti Raymi es un fenómeno cultural que fusiona pasado y presente en un flujo vibrante de música, color y emoción. Cada 24 de junio, desde primeras horas, Cusco, en Perú, se transforma con procesiones que parten del templo Coricancha, donde el Inca ceremonioso saluda al sol. Conoce más sobre esta festividad única. Fotos: Adobe Stock
El renacer de una tradición
Desde tiempos inmemoriales, las culturas andinas han reverenciado al sol. El Inti Raymi, literalmente “fiesta del sol” en quechua, nació como una de las ceremonias más sagradas del imperio incaico. Instituido por el Sapa Inca Pachacútec en el siglo XV, este ritual marcaba el solsticio de invierno en el hemisferio sur —el día más corto del año— y con él, el renacer del nuevo año agrícola.

Se celebraba cada año en la Plaza Mayor de Cuzco, conocida como Haucaypata. Ahí se reunían multitudes y figuras de poder como el Inca, la Coya, sacerdotes y representantes de las cuatro regiones del Tawantinsuyo (imperio inca). Durante nueve o hasta 15 días, realizaban ayunos, sacrificios de animales y ofrendas a Inti, dios del sol, pidiendo prosperidad y fertilidad.
También era un rito político: en este espacio, la fidelidad de los líderes regionales se renovaba públicamente ante el soberano. Pero todo cambió en 1572, cuando el virrey Francisco de Toledo lo prohibió por considerarlo “pagano”. La conquista española lo silenció… hasta que, en 1944, el Inti Raymi resurgió como un gran espectáculo teatral reconstruido por el escritor y actor peruano Faustino Espinoza Navarro.

La fiesta del sol en Perú
Hoy, el Inti Raymi es un fenómeno cultural que fusiona pasado y presente en un flujo vibrante de música, color y emoción. Cada 24 de junio, desde primeras horas, Cusco se transforma con procesiones que parten del templo Coricancha, donde el Inca ceremonioso saluda al sol. Luego, la comitiva avanza por la Plaza de Armas hasta la explanada de Sacsayhuamán, a 3,600 metros de altitud, entre colosales muros de piedra.
Allí, actores y bailarines ataviados con trajes tradicionales recrean la ceremonia sagrada: los representantes de las cuatro regiones del imperio ofrecen informes; se enciende el fuego nuevo con el brazalete dorado del sacerdote, y desaparecen ceremonialmente las alpacas en un acto simbólico de purificación.

El público, nacional y extranjero, escucha los cantos en quechua, los silbatos, las zampoñas y, por supuesto, bebe la chicha, bebida derivada de la fermentación del maíz. Y luego, cuando cae la noche, la ciudad se une con música folclórica, comidas tradicionales y pisco, creando una fiesta del sol que se extiende más allá de los Andes.
Cómo se celebra el Inti Raymi
Para entender cómo se celebra el Inti Raymi en la actualidad, es esencial conocer sus tres actos rituales:
- Saludo en Coricancha
Al alba, el cortejo se congrega en el templo del sol. El Inca, descalzo y de rodillas, eleva una ofrenda de chicha al horizonte. Inti (el dios sol) responde con sus primeros rayos, bendiciendo la ciudad. - Desfile político-religioso
De Coricancha a la Plaza de Armas, la comitiva —incluido el alcalde de la ciudad— realiza una ceremonia de intercambio simbólico donde se releva la autoridad del gobierno incaico. - Ceremonia en Sacsayhuamán
Es el corazón del festival: los curacas reportan a su región; se realiza el sacrificio ceremonial de una llama, y se comparten alimentos y chicha que simbolizan la unidad y la abundancia del nuevo ciclo solar.


Las túnicas de alpaca teñida, los nudos del quipu, el aroma del fuego nuevo, el eco de los cánticos… Todo conjura un puente ritual entre la Pachamama y el cosmos, en una experiencia sensorial única.
El Inti Raymi late hoy como un testamento viviente. La fiesta del sol en Perú no solo revive una ceremonia ancestral, sino que conecta al ser humano con la energía del cosmos. Una ventana a la forma en que los Andes perciben el universo: como un ciclo sagrado, circular, eterno.
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