Bebidas tradicionales: la riqueza mexicana también se bebe

La historia de México es un recorrido que se puede apreciar desde muchos ángulos: literatura, fotografías, zonas arqueológicas que transportan al pasado, anécdotas, objetos y muchas más cosas nos hablan de los orígenes, dejando espacio a la imaginación para construir una línea del tiempo y poder entender de dónde viene tanta riqueza. Sin embargo, sobre las mesas es donde podemos encontrar las pistas más evidentes, y si se presta especial atención a los productos líquidos que hay en ella, es decir, a las bebidas, es posible hablar de la evolución de nuestro país.

Si aún no has probado el pulque, el mezcal o el tepache, es buen momento para hacerlo. Experimentar sus sabores, conocer sus procesos de elaboración, su lugar de origen y su producción en la actualidad es importante no sólo por saber más sobre el valor de su riqueza, sino porque realmente representan modos de vida, trabajos, desarrollo de pequeñas y grandes industrias y un sentido de identidad muy profundo. Por ello, aquí te compartimos algunas de las bebidas alcohólicas más tradicionales de México.

Pulque, bebida de los dioses

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Para quienes rascan el corazón del maguey y fermentan su aguamiel para convertirlo en pulque, la blanca bebida representa un vínculo entre la tradición y su conservación tras generaciones. De origen prehispánico, es la bebida del maguey, conocido como el árbol de las maravillas por su extenso aprovechamiento. El pulque, estimadísimo por sus virtudes nutritivas y medicinales, ha quedado indeleble en la cultura popular mexicana.

Tequila y mezcal para el mundo

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Destilados que se fundamentan en la magia del agave pero que surgieron con la herencia árabe en manos de los españoles, a partir del siglo XVIII. Para el mezcal se emplean las pencas y la raíz del maguey y en sus inicios también tuvo usos medicinales, pero siempre estuvo cerca de ceremonias y celebraciones, siendo aquella con la que se ofrenda. El tequila, con Denominación de Origen, es una bebida para brindar; esta bebida, que identifica a México en el resto del mundo, se obtiene a partir del agave azul Tequilana Weber y se produce en los estados de Jalisco, Nayarit, Guanajuato, Michoacán y Tamaulipas.

Tepache de maíz, tepache de piña

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Entre las bebidas fermentadas y sus infinitas variedades regionales, figura una bebida milenaria, el tepache, frío y refrescante. La primera versión se hizo con maíz y con frutas que la endulzaban. Con el paso del tiempo, la piña se incorporó y permitió realizar la bebida completamente a base de esta fruta. Piña, piloncillo y agua cuentan que durante la época prehispánica el tepache tenía un uso restringido y cierto prestigio dentro de las altas clases, apreciada en las temporadas más calurosas. En el norte del país el tejuino es una bebida similar, y en el sur se conoce el pozol, ambos aún elaborados a base de maíz.

Cerveza y desarrollo industrial

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La cerveza arribó con la llegada de los europeos al Nuevo Mundo y con ella, el inicio de una nueva era industrial en el México independiente. Originaria de Medio Oriente, esta bebida inició un largo viaje y durante varios milenios se perfeccionó hasta convertirse en una de las favoritas no sólo en México, sino en el mundo. Fue en el siglo XX que la cerveza empezó a tomar forma en territorio mexicano, cuando las olas de inmigrantes europeos y estadounidenses impulsaron las grandes cerveceras. El establecimiento de la red ferroviaria marcó el inicio de la historia moderna de esta industria floreciente y con ella muchas otras como la del vidrio y del transporte. Hoy en día la producción de cerveza artesanal es una tendencia importante y muy visible.

De vino de consagrar a vino de siempre

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Estas bebidas: el vino y la vid también llegaron en los barcos provenientes de España. Hernán Cortés en 1524 ordenó a sus conquistadores plantar 1000 vides por cada 100 nativos. Esta misión quedó en manos de frailes y misioneros, como parte importante de la conquista evangelizadora. Entre las vides silvestres que ya existían en México y las vides europeas, la labor comenzó en Parras de la Fuente, Coahuila. Casa Madero fue la primera casa vinícola en el continente americano. Los jesuitas lo llevaron a diversas zonas del Norte de México como a Sonora, Sinaloa y Baja California. Empresas como L.A. Cetto, Bodegas Santo Tomás, Monte Xanic o Domecq constituyen la máxima evidencia del magnífico terroir mexicano.