¿Cómo se reconoce un té de gran calidad? La respuesta, querido lector, se fundamenta en factores como aspecto, color, aroma y sabor. Lamentamos decirlo, pero precio y diseño del empaque no siempre son el mejor indicador. Fotos: Escuela Mexicana de Té. escueladete.mx

En México, como en el resto del mundo, el creciente interés de los consumidores por descubrir nuevos perfiles sensoriales ha derivado en el surgimiento de innumerables marcas y tiendas especializadas en la infusión de la camellia sinensis (la planta del té). Sin la guía adecuada, es fácil perderse en este micro cosmos de hebras.

Vayamos por partes. El primer indicador de calidad en cualquier té puro de hojas sueltas es su aspecto en seco. Aquí, lo verdaderamente importante es la homogeneidad en tamaño y forma de las hebras. Es obvio, un té blanco elaborado con brotes debe contener exclusivamente eso, brotes; un negro de hojas partidas, por el contrario, debería poseer hojas de igual tamaño, forma y apariencia general. Textura, ¡también importa! Un té quebradizo y con presencia de polvo bien podría considerarse como viejo o falto de frescura.

¿Qué hay del color?

Más allá de tonalidades específicas, asociadas al origen y estilo propio, es importante poner atención en la brillantez y, nuevamente, homogeneidad cromática de las hebras en seco. Hojas opacas, por ejemplo, suelen apuntar a menores niveles cualitativos.

Una vez que las hebras han pasado la prueba visual es momento de concentrarse en su aroma. Aquí, las palabras clave son BALANCE y CONGRUENCIA. Los tés verdes japoneses, por mencionar una categoría, tienden a ofrecer potentes matices vegetales y marinos en seco; los blancos, ligerísimas notas frutales, de flores y azúcar blanca.

¡No!, estimado lector, la intensidad aromática tampoco es directamente proporcional a la calidad, de hecho, algunas de las hebras más preciadas poseen fragancias tan sutiles como las liberadas por los botones del jazmín en un jardín lluvioso. Lo esencial: que el té huela a lo que debe oler en función de su origen, estilo, método de manufactura.

Y llegamos al sabor… En China, Japón, Taiwán y otros países con un importante consumo de té, cualquier hebra puede (y debe) probarse antes de ser adquirida. ¿Va a gastar 500 pesos por 50 gramos de té?, ¡pruébelo antes de decidir su compra! El líquido infundido debe guardar congruencia con todo su análisis previo.

Los blends merecen mención aparte. Elaborados con hojas y brotes de camellia sinensis, que se mezclan con flores, frutos, especias, hierbas y/o esencias, los blends de té se diferencian de las tisanas por tener una proporción de eso: té. El mayor indicador de calidad en esta categoría es la proporción de ingredientes; una mezcla con menos del 60 por ciento de hojas o brotes de camellia sinensis bien podría ser una tisana. También es importante verificar que el ejemplar preserve las características propias del té por encima de los demás productos y que los ingredientes de la mezcla sean lo más naturales posibles.

“¿Cómo se reconoce la calidad de un té en sacos?”

Probando, probando y probando. No hay que menospreciar, sino entender que en el segmento del té en sacos coexisten infinidad de variedades y, por lo tanto, calidades.