Banyan Tree Cabo Marqués: oasis de desconexión
Hoteles | 5 min

No hay mejor manera de relajarse que pasar los días en un remanso apartado del bullicio citadino. Banyan Tree Cabo Marqués: un hotel paradisíaco para desconectarse de todo, dice Elsa Navarrete. Fotos: Charly Ramos. 

Con ánimo de darle una pausa al ajetreo de la rutina y despejar la mente, me dirijo hacia un refugio fascinante para perderme del mundo con gusto. Se trata de una de las propiedades de Banyan Tree, a tan solo cuatro horas de la Ciudad de México, donde esta fantasía se cumple.

Banyan Tree Cabo Marqués Acapulco

Comprometida con el medio ambiente y las comunidades de su entorno, la firma tailandesa ofrece hospedajes contemporáneos, de lujo y conscientes. Autora de algunos de los recintos y spas más seductores de la industria, te convence de que estás gozando lo mejor del destino. Y Banyan Tree Cabo Marqués, ubicado en Acapulco Diamante, no es la excepción.

Llego al hotel y entro en mood thai inmediatamente. Allí donde decida mirar, noto una perfecta combinación de naturaleza y lujo. Mientras el amable personal me recibe con un collar colorido y una infusión helada de jengibre, una vista excepcional de las aguas del Pacífico también me da la bienvenida desde el lobby. Con esencia de hierba limón flotando en el aire, lo único que sigue es adentrarse a este espacio armónico y empezar a relajarse.

Banyan Tree Cabo Marqués Acapulco

A bordo del buggy (un carrito de golf) recorro los senderos del acantilado para ir descubriendo, entre altos árboles y vegetación abundante, sus villas asentadas sobre pilotes. En total son 45 y están construidas de tal forma que se integran armónicamente al paisaje, convirtiéndose cada una en un pequeño paraíso recóndito. La habitación es amplia y cómoda, pero la zona de la tina merece mención aparte al regalar una panorámica natural de los tonos azules del mar.

Llena de ventanales, me siento como en una casa de árbol que exhala solo buen gusto y sofisticación. Aunque, si uno quiere desconectarse por completo: ¿qué mejor que una piscina privada? Aquí todas las villas cuentan con una de borde infinito. Estoy frente al Pacífico, sumergida en las aguas de mi piscina, cuando llega a mi mente la pregunta del millón: ¿qué era eso tan importante que tenía que hacer? Nada, solo contemplar el resplandor del océano, lo cual es todo un lujo.

Para entregarme por completo a la paz del lugar, acudo al Banyan Tree Spa. Del extenso menú de terapias orientales que fueron creadas para revitalizar al huésped de pies a cabeza, escojo el masaje balinés. En la cabina, una de las terapeutas —todas ellas capacitadas en el Banyan Tree de Phuket, Tailandia— me ofrece un baño de pies para comenzar esta experiencia holística, enfatizada con el uso de hierbas, especias, sales y aceites aromáticos.

Banyan Tree Cabo Marqués

Después del tratamiento celestial, tomo un té y un pequeño refrigerio que consta de fruta con yogurt, reconociendo la ecuación de su éxito: atención a los detalles y profesionalismo en todo momento. También se puede seguir disfrutando de la maestría de las terapeutas sin salir de la villa. Solo hay que hospedarse en una que cuente con pabellón de spa.

Dedicado a brindar paz terrenal y rincones que invitan a la meditación, este recinto también busca el equilibrio del cuerpo y el deleite del paladar con las diferentes propuestas gastronómicas bajo la tutela del nuevo chef ejecutivo Rurik Salazar, quien ya ha trabajado para la marca en Mayakoba.

Para el mediodía, avivan la parrilla de Las Rocas para cocinar pescados y mariscos. Asentado en la parte baja del acantilado, también destacan la sección de ceviches (como el verde con aceitunas y tomate verde) y de tostadas (sugerencia: de pulpo enamorado). Estos manjares son perfectos al pie de la alberca panorámica o de cualquiera de sus placenteras tumbonas azules. Otra buena forma de compartir la mesa, es preguntar por las parrilladas (argentina, mexicana o tailandesa) que pueden preparar en la exclusividad de la villa.

Banyan Tree Cabo Marqués Acapulco

El viaje culinario continúa embarcándose en La Nao. Su gastronomía contemporánea brinda desde manjares con toques tailandeses hasta platillos con productos locales. Y ahí, en su terraza, yace el mítico árbol baniano (banyan tree) que solía dar refugio a los viajeros que recorrían Ia India. Esta insignia de la marca, en honor a esta comodidad otorgada por la naturaleza, es el preludio de la piscina central recién remodelada, el lugar ideal para comenzar el día después del vasto bufet de desayuno.

En cualquier Banyan Tree del mundo hay un Saffron que comparte auténtica cocina tailandesa. En este caso, la sirve el chef Jakkree Phuttharuk, quien me sorprende con su sopa de coco. Bastó con una sola probadita para transportarme e intuir que sería una gran velada. Camarones envueltos en pasta kataifi, un pad thai (fideos de arroz) con ensalada de mango y la costilla de res braseada en curry integran un menú. Mismo  que acompaña a la perfección a otro de los protagonistas: las puesta del Sol del Pacífico.

Por ahora, los días de descanso se terminan, pero confieso que la estancia ha sido memorable. Con vistas arrebatadoras, este hotel resulta un santuario zen, donde la relajación se vuelve adictiva. Villa doble desde $395 USD. banyantree.com