Revive la experiencia de cenar con los muertos en Cempasúchil, un evento de Food and Travel México realizado en el restaurante Micaela Mar y Leña para celebrar del Día de Muertos con sabores excepcionales. Fotos: Charly Ramos
El Día de Muertos se vive de forma única en México, y Cempasúchil, la experiencia gastronómica celebrada en el restaurante Micaela Mar y Leña, en Mérida, Yucatán, captura a la perfección esta tradición ancestral. En su segunda edición, este evento organizado por Food and Travel México, reunió a reconocidos chefs de México como Rebeca De Anda, Maycoll Calderón, Angel Vázquez y Wilson Alonzo en el restaurante del chef Vidal Elías, quienes presentaron un menú inspirado en las raíces del Día de Muertos.
Con cada platillo, estos chefs ofrecieron un homenaje a la vida, la muerte y su reencuentro, transportando a los asistentes a una noche llena de sabores, historia y misticismo.
Una ofrenda para honrar a los muertos y a La Nana Micaela
La velada comenzó con una bellísima ofrenda de Día de Muertos decorada con flores de cempasúchil, que simbolizan el camino para que los difuntos regresen, así como elementos tradicionales como calaveritas de azúcar y chocolate, tequila y cigarros. Esta ofrenda también rindió homenaje a La Nana Micaela, figura inspiradora del restaurante Micaela Mar y Leña. Se dice que La Nana fue una abuela protectora, sabia y apapachadora, cuyo espíritu está impregnado en la atmósfera del restaurante.
Los sabores de la cena de Cempasúchil se intensificaron con la participación de La Castellana, quienes seleccionaron vinos perfectos para realzar cada platillo. Además, la mixóloga Xexa León presentó el coctel Bacal, una creación integrada por Tequila Herradura Plata con sotol, tíbicos (comunidad de levaduras empleada para elaborar kéfir de agua) y un toque fresco de lima, invitando a los asistentes a experimentar un México auténtico en cada sorbo. Otro coctel destacado fue Agua Pa’l Alma, una mezcla de mandarina, calabaza de Castilla, frambuesa y un toque de lima que capturó el espíritu de la celebración.
Desde luego, la presencia del agua mineral de manantial Agua Franca durante toda la experiencia, permitió a los asistentes mantenerse hidratados al mismo tiempo que limpiaban el paladar para degustar cada tiempo.
Las entradas a un viaje sensorial
La cena dio inicio con una variedad de botanas únicas, cada una con un toque personal de los chefs invitados: Maycoll Calderón presentó un atún, totomoxtle y aguacate, mientras que Vidal Elías sorprendió con almejas frescas y xek, una ensalada yucateca que resalta los sabores de la península. Wilson Alonzo, por su parte, ofreció una tostada de pepita molida y castacán, con un toque de mayonesa de horchata. Ángel Vázquez encantó con una gordita rellena de poc chuc y longaniza de Valladolid, mientras que Rebeca De Anda cerró las entradas con un molote de plátano relleno de barbacoa que era un verdadero juego de contrastes en boca.
Mientras los invitados degustaban estas primeras creaciones de los chefs, la maquilladora artística Jenny Horna trabajaba en la transformación de Caro Cabrera Storey en una impresionante Catrina. Ver a esta figura emblema del Día de Muertos cobrar vida durante la cena de Cempasúchil nos hizo recordar el ciclo de la vida y la muerte de una forma cautivadora.
El menú de Cempasúchil
El menú de la cena de Cempasúchil, en Micaela Mar y Leña, incluyó platillos inspirados en las tradiciones y sabores mexicanos, preparados por estos chefs de renombre y maridados a la perfección para elevar la experiencia.
La cena dio inicio de la mano de Rebeca de Anda, antigua chef ejecutiva de Micaela Mar y Leña y nueva líder del proyecto culinario Bartolomé, quien nos transportó a tierras mayas con sus hongos en glacé de recado negro y cremoso de elote pibinal. Estos sabores, entre ahumados y dulces, se maridaron a la perfección con el coctel Bacal, la creación de Alejandra «Xexa» León con Tequila Herradura Plata.
El chef Maycoll Calderón, del restaurante Cuna, dentro del hotel Wayam de Mérida, estuvo a cargo del segundo tiempo con un robalo a las brasas en champagne y mantequilla, alcachofa, espinaca y flores de catrina; un platillo que fusiona lo marítimo y el huerto con el toque único de flores comestibles. Fue maridado con un vino portugués Vinho Verde Raza Rosé, proporcionado por La Castellana.
Para el tercer tiempo de la cena de Cempasúchil, el chef de Micaela Mar y Leña, Vidal Elías, presentó un platillo que celebra los ingredientes de Yucatán con un toque innovador: un pulpo con chilmol y plátano macho, maridado con Valdubón Roble, de la Denominación de Origen Rueda. Mientras que, para el cuarto tiempo, Angel Vázquez, chef de Augurio e Intro, en Puebla, nos deleitó con un tamal de pato confitado con mole poblano de su restaurante y crema de mercado. Este homenaje a la cocina poblana se realzó con una cerveza Mort Tenebrae, estilo Irish Stout, de la Cervecería Memento Mori.
Lo siguiente fueron las chuletas de carnero en remojo de lima a las brasas, sofrito de x’pelón (frijol típico) y chiltomate de milpa, del chef Wilson Alonso, quien promueve la cocina tracicional en su restaurante Ya’axche de Halachó, Yucatán. Esta compleja preparación repleta de los sabores de la milpa se maridó de manera sublime con una Cava Segura Viudas Brut Rosé, otra cortesía de La Castellana.
Una cena de reencuentro
El broche de oro de esta cena fue el postre Reencuentro, una colaboración de todos los chefs presentes en la cena. Esta dulce creación consistió en una vela de chocolate rellena con brioche de camote, guayaba, crema de plátano macho y caramelo salado, con helado de cempasúchil y maridado con Tequila Herradura Ultra. Encendida frente a los comensales, la vela de chocolate debía romperse para descubrir el relleno, simbolizando el “reencuentro” con quienes ya partieron.
La cena también incluyó un momento cultural importante con la participación de Pedro Fernández, quien explicó la tradición maya del Hanal Pixán, la versión yucateca del Día de Muertos. Su charla permitió a los asistentes comprender la relevancia de la tradición y su relación con los sabores que desfilaban sobre la mesa.
La cena de Cempasúchil, en Micaela Mar y Leña, fue mucho más que una experiencia gastronómica: se trató de un reencuentro entre los vivos y los muertos, una celebración de la vida a través de la cocina mexicana y una inmersión en las tradiciones del Día de Muertos en Mérida. Cada platillo y bebida fueron una obra de arte en sí misma, diseñadas para conectar con las raíces de esta festividad, celebrando juntos una noche de sabores, historia y respeto por aquellos que han partido.
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