El huracán Otis dejó una profunda huella entre todos los afectados por su impacto, y un sector que se vio particularmente golpeado es el de la gastronomía, uno de los motores económicos de Acapulco. Sin duda alguna, de entre todas las figuras que forman parte de la escena culinaria del puerto guerrerense, las más connotadas por su trayectoria, y por entrega a su querido Acapulco, son los chefs Susana y Eduardo Palazuelos. Con éste último charlamos sobre su experiencia afrontando la crisis y brindando su ayuda a los más necesitados tras el desastre. Fotos: Charly Ramos, Adobe Stock y cortesía de WCK y Eduardo Palazuelos.
Prepararse para lo peor
Hablar de cocina en Acapulco remite, irremediablemente, a hablar de Eduardo Palazuelos, chef a cargo de los restaurantes Zibu y Mario Canario que ha posicionado al puerto guerrerense como un destino gastronómico. Lamentablemente, en la actualidad, hablar de Acapulco también obliga a recordar la tragedia del 24 de octubre de 2023, día en que el huracán Otis desató su ira contra este destino turístico.
Entre los afectados por el fenómeno natural se encuentra el chef Eduardo Palazuelos, cuyos restaurantes quedaron destruidos. Sin embargo, a pesar del panorama, el ímpetu y las ganas por brindar su ayuda al lugar que tantas satisfacciones le han dado a él y a su familia, están más sólidos que nunca.
Desde finales de octubre, Eduardo Palazuelos ha coordinado, junto con el chef español José Andrés, las labores humanitarias ejecutadas por World Central Kitchen (WCK), organización encargada de ofrecer comida gratuita a los damnificados y apoyo económico a los restauranteros en zonas de desastre. Sobre cómo comenzó su colaboración con WCK, el chef de Zibu relata:
«Ellos me hablaron como a las 10 de la noche del 23 de octubre, antes de que entrara el huracán, para decirme: ‘sabemos que se va a poner complicado Acapulco y te avisamos porque necesitamos de tu apoyo para poder brindar ayuda a la gente’. Ellos llegaron incluso antes que el ejército, porque ya tenían monitoreado, desde su centro de comando, que iba a suceder un desastre como el que efectivamente ocurrió. Llegaron en helicópteros como pudieron porque el tráfico aéreo ya se estaba cerrando, y han trabajado muy de la mano con Zibu, Mario Canario y Banquetes Palazuelos», comenta.
El mundo acude a dar ayuda a Acapulco
Foto: @wck
Establecido en 2010, en respuesta al terremoto que golpeó a Haití ese año, WCK opera en Acapulco a través de la preparación de miles de comidas que se entregan de forma gratuita a la población afectada. Así, Eduardo Palazuelos cuenta la manera en que ha colaborado con ellos:
«Cocinar en una zona de desastre es dar ayuda en horas de mucha oscuridad para la humanidad. El equipo WCK está compuesto por profesionales y a eso se dedican: a cocinar en el caos. Vinieron chefs de Canadá, Estados Unidos, Colombia, Siria, Guatemala… somos más de 130 personas trabajando en la cocina, en producción y cocimiento. La cocina se montó de manera provisional en tres sedes, y una está en las instalaciones de banquetes de mi mamá [Susana Palazuelos]. De los equipos de banquetes tomamos lo que pudimos para empezar a trabajar. Ahora mismo sigue siendo complicado conseguir alimento porque no hay suficiente suministro de luz o agua, aunque ya se ha ido restableciendo. Sin embargo, muchas zonas permanecen en una situación muy difícil; son comunidades conmovidas y agradecidas con los platos de esperanza que podemos llevar«.
Cocinar en el caos para brindar alivio
Foto: @wck
Por supuesto, al hablar de las condiciones bajo las cuales han tenido que elaborar comidas, el chef Eduardo Palazuelos no duda en destacar que el elemento humano es el más importante para echar a andar una labor de las dimensiones como la que coordina con WCK en ayuda a Acapulco:
«Cocinábamos sin gas, sin luz, sin agua, solo con carbón. Es una labor titánica sacar adelante la producción; los primeros días, si lográbamos cocinar 2,000 comidas, ya lo sentíamos como un triunfo. Un día, me levanté a las cuatro de la mañana y de ahí me fui a ver que la producción se fuera a la cocina donde preparamos la mise en place, y que ahí se mande al centro de cocción. Ahorita ya estamos sobre 15 mil y lo más seguro es que podamos subirlo a más de 30 mil comidas. ¡Imaginen el alivio para todos los acapulqueños, en especial para quienes son de las colonias más marginadas!», subraya en entrevista para Food and Travel México.
Foto: @wck
«El plato que entregamos se compone de una proteína, verduras y un carbohidrato. Es algo que, de alguna manera, levanta el ánimo, la energía y brinda aliento. En algunas ocasiones, la gente recibía el plato y lloraban conmovidos por esa acción. Es algo que te llega al alma ver cuánta necesidad hay y te hace desear que nunca más suceda algo como esto«, asegura emocionado el chef Eduardo Palazuelos.
Al hacer un recuento de la ayuda recibida durante los primeros días, los de mayor gravedad, el chef de Zibu y Mario Canario no duda en mencionar a las empresas que de inmediato se acercaron para abastecer a WCK y su equipo:
«Tuvimos mucha ayuda de Europlast, que nos donó más de 200 cajas de plástico para guardar la mise en place; Hans Richter, de Anfora, nos donó 20 ollas de 100 litros que nos ayudaron mucho a elevar la producción; Alsea donó fogones, y CANIRAC estuvo muy involucrada en conseguirlos y ha estado muy pendientes de nosotros. También la fundación Hoy por ti, que brinda ayuda a banqueteros nos ha apoyado, así como Les Croissants, que me ayudó a conseguir dos toneladas de cerdo y pollo, y Colemans, que donó un camión cargado de comida… Es increíble ver cómo la industria se ha unido para dar ayuda a Acapulco. Me siento bien contento de recibir ese apoyo y transformarlo en un plato de esperanza. Ahora que han llegado las paellas de José Andrés, hemos podido triplicarlo».
Eduardo Palazuelos también enfatiza que WCK también se involucra con la industria restaurantera de Acapulco, pues es el organismo cuenta con comedores asociados con los restaurantes, a quienes pagan $4.50 dólares por comida regalada a la gente.
Eduardo Palazuelos: emociones a flor de piel
Finalmente, el cocinero mexicano dedica un mensaje a su equipo, del cual se siente muy orgulloso pues afirma que «se ha rifado como nunca ante esta situación». Además, también comparte que espera poder abrir sus restaurantes en febrero de 2024, si las condiciones son propicias.
«Tenemos las emociones de arriba para abajo. A veces se me salen las lágrimas de ver a la gente con tanta necesidad, de ver un Acapulco tan lastimado: parecía que habían tirado una bomba. Las emociones están a flor de piel y no he tenido tiempo de llorar por mis cosas, pero nos hemos puesto a arremangar la filipina y a trabajar con pasión y amor por México y, en este caso, por Acapulco«, concluye entusiasmado el chef Eduardo Palazuelos.
Si deseas brindar ayuda económica a Acapulco, puedes realizar un donativo a World Central Kitchen. Solo considera que es importante etiquetar tu apoyo para que se destine directamente a las labores de auxilio en Acapulco, como solicita el chef Eduardo Palazuelos.
Algunas cifras del paso de Otis
De acuerdo con estimaciones realizadas a finales de octubre por el Consejo Coordinador Empresarial, la reconstrucción de Acapulco tendrá un costo aproximado de 280 mil millones de pesos, toda vez que la afectación a la infraestructura turística rebasa el 80%. Asimismo, los empresarios del sector consideran que, para completar la ayuda y puesta en pie de los hoteles del puerto, serán necesarios cerca de dos años.
Al respecto, el Gobierno de México informó que entregará 61,300 millones de pesos de manera directa a las víctimas y afectados por el desastre. Además, reportó la entrada en vigor del Plan general de reconstrucción y apoyo a población afectada en Acapulco y Coyuca de Benítez por el huracán Otis. En él, las autoridades incluyen una serie de medidas que incluyen la entrega de créditos a la palabra para la reconstrucción de viviendas, la repartición continua de despensas y agua potable a las zonas afectadas, así como ayuda monetaria que asciende a los 259.6 millones de pesos destinada a productores de alimentos y pescadores.
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