La ceremonia japonesa del té tiene un disfrute diferente según la época del año y su objetivo ritual particular. Todas tienen nombres distintos y especiales: Akatsuki, Shogo, Hango, Fuji, Atomi, Oyose… De forma popular, se les conoce como las “Siete Chaji”. ¿Quieres saber más? Sigue leyendo y conoce todas sus particularidades. Fotos: cortesía.

 

Los diferentes nombres de la ceremonia japonesa del té

 

Comencemos por la ceremonia Akatsuki-chaji, que se lleva a cabo temprano en la mañana, siempre durante el invierno. Su propósito es disfrutar de la tranquilidad y de la paz por la mañana al compás del matcha ceremonial. Los invitados deben llegar antes del amanecer, por eso también suele llamarse Yogome.

Por el contrario, la ceremonia Asa-chaji se lleva a cabo en una mañana específica de verano, con el único propósito de disfrutar el “momento de frescura de la mañana”. ¡Sí!, el verano en Japón suele ser abrumador en temperatura, por eso sus habitantes rinden tributo al frescor del propio inicio del día. Después de la ceremonia del té, fundamentada en el matcha ceremonial, se sirve una comida sencilla que normalmente incluye un tipo de sopa y dos tipos de platos.

De todas las Siete Chaji, la más típica es la Shogo-chaji. En ella, generalmente los invitados entran a la casa de té al mediodía para disfrutar el matcha ceremonial acompañado de dulces y bocadillos sencillos. Sin embargo, la forma de servir cambiará ligeramente según la temporada: Hango-no-chaji, té de después del mediodía, servido siempre con dulces japoneses o wagashi, y Yobanashi-no-chaji, té temprano para las tardes de invierno, celebrada en la compañía de faroles de piedra y velas en el jardín que crean todo un espectáculo visual.

Por extraño que parezca, los nipones también poseen un ritual especial diseñado para los invitados inesperados, mucho más informal en comparación con otras variantes: Fuji-no-chaji. Esta variedad está orientada al disfrute del propio matcha ceremonial, sin acompañamientos especiales ni dulces. De igual forma existe la Atomi-no-chaji, ceremonia de té que se realiza a petición de los invitados que no pudieron asistir a los rituales de té de la mañana o del mediodía. ¡Increíble!, ¿a poco no?

 

Otras consideraciones de la ceremonia japonesa del té

 

servicio de té

 

Además de su objetivo ritual, el número de invitados también tiene una importante relación con el diseño de la propia experiencia alrededor de esta bebida. Si bien la ceremonia tradicional japonesa del té generalmente se realiza en grupos pequeños, en los últimos años la incorporación de más personas se ha ido popularizando. Hoy, este tipo de “grandes ceremonias” de té se conoce como «chakai».

Para días específicos del año

 

Pero no sólo eso, la relación de los invitados con la propia estacionalidad también tiene un simbolismo particular. Así, existen rituales tan específicos como Oobuku chakai, realizado en enero como ceremonia para atraer la buena suerte y la salud; Kanou chakai, dedicada única y exclusivamente a apreciar el florecimiento de los cerezos en abril. Por su parte, Nouryou chakai es para conmemorar el frescor de las tardes de agosto; Kangetsu chakai  es una ceremonia japonesa de té para contemplar la luna en las noches de septiembre; y la mítica Yukimi Nokai está dedicada a contemplar la primera caída de nieve del invierno nipón.

matcha

En el vasto universo del té japonés, el genmaicha ocupa un lugar especial. Este blend de té verde y arroz tostado logró sobrevivir al paso de los siglos y convertirse en una de las bebidas favoritas del día a día nipón gracias a su peculiar aspecto, delicioso aroma y sabor. Sin embargo, pocos saben que no es la única infusión nipona elaborada con una base de cereal tostado. Aquí te hablamos del especial mugicha. Fotos: Escuela Mexicana de Té

 

Una historia ancestral

 

Té mugicha

 

Conocido como mugicha, el “té de cebada” se popularizó como infusión en territorio japonés incluso antes que el propio té verde. La historia cuenta que el mugicha surgió en el Período Heian (794-1185), como una infusión primitiva de harina de cebada tostada y azúcar, exclusiva entre la aristocracia y los comandantes militares. En aquella época, la cebada también solía mezclarse con alcohol para hacer una bebida alcohólica similar al sake.

Durante el Período Edo (1603-1868), la popularidad de esta infusión de cereal llevó al surgimiento de tiendas especializadas en mugiyu (té de cebada reseca), lo que permitió al público familiarizarse con la bebida que alguna vez estuvo reservada para la nobleza y los oficiales militares de alto rango.

 

Mugicha: el té que no es tal

 

¡Exacto! Es importante aclarar que, a pesar de su historia y nombre, mugicha no es té ni tampoco tiene el mismo gusto astringente y refrescante de la infusión de Camellia sinensis. Mugicha, en realidad, es una tisana de cebada tostada, muy rica en vitaminas y realmente útil en el caluroso verano japonés.

De hecho, con el auge de la refrigeración en Japón a principios del siglo pasado, esta tisana de cebada fría logró convertirse en la bebida por excelencia del verano nipón, especialmente porque su temporada de cosecha corresponde con dicha estación. En 1965, se le dio oficialmente el nombre de mugicha.

 

Mugicha

 

Su elaboración inicia con el procesamiento de la cebada entera, la cual se tuesta a alta temperatura. En el área de Kanto se usa principalmente cebada tipo rokujo, mientras que la cebada hadaka es más popular en el área de Kansai.

Una vez tostada, la cebada puede comercializarse en granos enteros sueltos, molida suelta o en sacos individuales, de forma muy similar al té. La tisana de cebada tostada tiene un sabor ligeramente amargo, muy similar al del café, y es absolutamente libre de cafeína. En la actualidad, la infusión se disfruta sola, como una alternativa saludable a las bebidas azucaradas comerciales o endulzada con azúcar o almíbar.

 

¿Cómo preparar mugicha?

 

Cebada

 

Si bien puede disfrutarse caliente, la mugicha normalmente se sirve fría como una infusión refrescante. De hecho, en la medicina oriental es bien sabido que la cebada tiene un efecto refrescante en el organismo, y es especialmente indicada en regiones o temporadas de calor intenso.

Su infusión en casa es bastante simple: 1 parte de mugicha por 4 partes de agua a punto de ebullición, por hasta 30 minutos. Contrario al té, la cebada molida tiende a espumar al contacto con el agua caliente, por lo que debe infundirse en un recipiente lo suficientemente amplio. Una vez lista, la infusión puede endulzarse aún caliente, colarse y servirse a la temperatura deseada. escueladete.com.mx

 

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En la época medieval, los samuráis se volvieron poderosos y se situaron en la cima de la jerarquía social nipona… Asumieron, sin duda alguna, el control político del territorio que hoy ocupa Japón. Sin embargo, lo que pocos saben es que ¡también desempeñaron un papel importante en la cultura y desarrollo del té! Acompáñanos a descubrir cómo se dio ese proceso. Fotos: Escuela Mexicana de Té

 

Un bebida para ocasiones especiales

 

Matcha japonés

 

Para entender la relación que guardan té y samuráis, es importante apuntar al período Muromachi (1333-1573), cuando la capital del shogún estaba ubicada en la zona que hoy ocupa Kioto. A medida que crecían las cosechas de té en la región, la infusión ganaba popularidad entre las clases guerreras y mercantiles. Generalmente, estos grupos celebraban lujosos banquetes con cuencos de matcha y, en ocasiones, sake. Así, el consumo de té en los monasterios terminaba siempre en fiestas estridentes, con juegos y lecturas de poesía, juegos de azar y concursos.

Durante la época, los invitados también competían mostrando costosas cerámicas y utensilios de té procedentes de China, junto con pergaminos y pinturas locales. Los líderes guerreros incluso enviaban nuncios a China para recolectar objetos de gran valor para tales ocasiones.

El té durante las guerras samurái

 

En 1467 comenzaron casi dos siglos de guerras por el control de Japón: el periodo Sengoku o Periodo de los estados en guerra. Durante este tiempo, la ceremonia del té se convirtió en un ritual con un propósito específico. El académico Herbert Plutschow escribió que el té, basado en los conceptos zen de armonía y respeto, ayudó a forjar consenso entre señores de la guerra rivales. Para superar la agitación, el té tenía que convertirse en un arte ritual muy refinado; sin el té, la destrucción del periodo Sengoku podría haber sido mucho peor, relata.

El ritual del té se refinó gracias a tres maestros que actuaron como asesores de los shogun durante este período. El primero y más importante fue Murata Shuko (1423-1502), un monje zen que se convirtió en comerciante de té en Kioto. Shuko, que rechazaba los banquetes extravagantes, creía que beber té iba más allá del entretenimiento, el uso medicinal y las reuniones en el templo. Para él, preparar y beber té representaba un camino espiritual en la vida, que requería una estética más simple.

El único documento atribuido a Shuko, el Kokoro no fumi o Carta del corazón, fue escrito por uno de sus discípulos. En él, puede leerse que la belleza se encuentra no sólo en la perfección manufacturada de las herramientas chinas, sino también en la simplicidad y sobriedad de los utensilios japoneses. Así, comenzó a darse valor estético a la madera y el bambú para infundir el de té, así como a los recipientes para flores a la par del marfil o el bronce chinos.

El té y los samurái

Shuko también pidió simplicidad en el espacio para tomar té, eliminando el desorden que distraía del momento. En lugar de ramos de flores, utilizó un único arreglo de flores de temporada; en vez de varios rollos de caligrafía, solo habría uno… Su vajilla de té era tenue y presentaba tonos terrosos en lugar de colores brillantes, y la habitación dedicada al consumo de té se adecuó con sólo cuatro tatamis y medio, creando un espacio simbólico conocido como soan cha o “cabaña de té con techo de paja”, en español. Esta atmósfera de tranquilidad, disciplina y solemnidad ganó muchos adeptos, especialmente entre la clase samurái.

 

Ceremonia del té japonés

 

¿Cuándo se bebía el té y cuál era su propósito fundamental? Cada vez que los samuráis regresaban del campo de batalla, practicaban la ceremonia del té para buscar la paz en sus mentes. Además, muchos de ellos estaban obsesionados con coleccionar artículos de té valiosos y elegantes para mostrar su poder. ¡Piensa en verdaderos entusiastas y promotores de la infusión a un nivel extremo! 

Durante la era Edo, comenzaron a llevarse a cabo ceremonias de té organizadas por el propio shogun e invitadas por los daimyo (señores feudales). La ceremonia del té se convirtió entonces en una oportunidad social y política muy importante, sentando las bases de lo que hoy conocemos como cha no yu. 

A partir de aquel momento, los samuráis se interesaron profundamente por perfeccionar y elevar la ceremonia del té, practicándola intensamente y llegando a convertirse en algunos de los maestros del té más famosos de la historia. ¡Increíble! escueladete.mx

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En la tradición del té japonés siempre hay un fascinante lado dulce, una forma de arte tanto visual como culinaria… ¡Wagashi! Descritos generalmente como “dulces tradicionales” que se sirven durante la ceremonia del té, los wagashi varían en forma, composición y decoración de una región a otra en todo Japón. Hoy, muchos incluso, se consideran preciados regalos entre los amantes del té, ya sea en su versión tradicional o en adaptaciones más modernas (denominadas dagashi). Fotos: Cortesía Escuela Mexicana de Té.

Pero vayamos a su origen. La palabra japonesa para dulces, kashi, originalmente sólo se refería a frutas y nueces. En la antigüedad, el azúcar era caro y difícil de conseguir, por lo que se utilizaban como dulces frutas y nueces naturalmente dulces. Con el creciente comercio de azúcar entre China y Japón, este se convirtió en un ingrediente doméstico común al final del período Muromachi (1336-1573).

Fuertemente influenciados por el consumo de té, los dulces de acompañamiento se hicieron populares en la sociedad nipona durante el período Edo (1603-1867); el carácter meloso brindaba balance al potente gusto vegetal del té. Finalmente, el término wagashi fue acuñado durante el periodo Meiji (1868-1912) para diferenciar las creaciones locales de las variedades europeas y chinas importadas. Desde entonces, los wagashi se fueron volviendo más y más expresivos.

¿Cuáles son los ingredientes de los dulces tradicionales japoneses Wagashi?

 

Tradicionalmente, los wagashi son de origen vegetal, no contienen lácteos y utilizan agar para darles su característica textura gelatinosa. Por eso, se consideran mucho más saludables que los bocadillos dulces occidentales, que suelen tener un mayor contenido de azúcar. Su preparación incluye siempre arroz de grano corto que se cuece al vapor y se machaca hasta obtener una pasta maleable.

Otros ingredientes tradicionales incluyen mochi (flor de arroz), anko (pasta de frijol azuki), agua, azúcar, fécula de maíz y fruta. Por lo general, suelen bautizarse con nombres de poesía y tienen sabores únicos, de una región a otra, de una temporada a otra. Algunos bocadillos de temporada, como el sakura mochi, son especialmente populares, mientras que en otoño se prefieren los sabores de castaña.

Hoy en día, los wagashi se pueden encontrar en todo Japón… Se ofrecen en cafés, restaurantes, templos y jardines selectos donde se sirve té. Kioto en particular tiene muchas tiendas de bocadillos tradicionales donde los visitantes pueden probar todo tipo de formas y sabores.

¿Cuáles son los wagashi más comunes?

Entre los más comunes se cuentan Dango, bolas de mochi redondas y masticables, colocadas en un palito y cubiertas con un almíbar dulce y salado hecho de soya, azúcar y almidón; Daifuku, mochi pequeño y redondo relleno con una dulce pasta de frijoles rojos, saborizado con fresas o soya; Dorayaki, un tipo de pastel hecho de pasta dulce de frijoles rojos intercalada entre dos capas de bizcocho esponjoso horneado, y Manju, que se prepara envolviendo ingredientes aromatizados como anko, mermelada de castañas o camote en una masa laminada que después se cuece al vapor.

¡Es cierto!, como el té, la cultura wagashi es reflejo de la naturaleza humilde de Japón y de las estaciones en constante cambio. Aunque el wagashi se puede encontrar en grandes supermercados y tiendas de conveniencia de todo el mundo, los mejores exponentes son exclusivos de casas de té especializadas. escueladete.mx

 

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Posiblemente no haya otro utensilio más representativo del arte de beber té en Japón que el chasen, ese singular batidor de bambú que cualquier entusiasta de las infusiones asocia al matcha. Pero, ¿de dónde proviene?, y más importante aún, ¿cómo se fabrica? ¡Te lo contamos todo! Fotos: Pexels y cortesía.

Ritual e historia

 

La historia del chasen, el batidor de té de bambú, está profundamente ligada al propio desarrollo de la ceremonia de té japonesa Cha No Yu. Este rito está influenciado por el concepto wabi, una filosofía central en la cultura japonesa que persigue la belleza en la imperfección y el descubrimiento de un sentido de lo profundo en todos los aspectos de la naturaleza. Originalmente, la ceremonia japonesa del té estaba reservada para la alta sociedad japonesa, sin embargo, el deseo de sus entusiastas por presentar su belleza y filosofía a la gente común derivó en el perfeccionamiento de una “ceremonia de té sencilla” bautizada como wabi-cha.

Algunos expertos aseguran que Murata Jukō, el gran impulsor del wabi-cha, encargó a los artesanos del pueblo de Takayama la creación de una pieza artesanal que pudiera batir el preciado té verde pulverizado de forma sencilla pero sin perder el concepto artístico asociado al propio ritual. Otros, simplemente aseguran que el desarrollo de la ceremonia derivó inevitablemente en el surgimiento de los chasen.

Lejos de polémicas, solo hay algo verdaderamente absoluto al hablar del batidor de té: cualquier chasen, sin importar de donde provenga, está hecho de una sola pieza de bambú.

¿Cómo se fabrican los chasen?

 

Una de las características más importantes y significativas de los batidores de té es el tipo de bambú del que están hechos. En la tradición japonesa existen múltiples variedades: aodake, un bambú verde fresco que se usa para las ceremonias de Año Nuevo; el hachiku, bambú blanco secado al sol, característico de la escuela Urasenke; kanetake, bambú dorado que se usa para los chasen cotidianos; kurotake, bambú de color negro preferido por la escuela Mushanokoji Senke, y shichiku, bambú morado subvariedad del kurotake.

Generalmente, el bambú que se utiliza para fabricar el chasen suele tener tres años de edad. Después de la cosecha, siempre realizada en invierno, el bambú se seca durante un año. Primero, durante el invierno, se hace al aire libre dejando que el gélido clima lo cure, luego se guarda en seco y se deja allí el resto del año.

Una vez que el bambú está listo, el maestro artesano selecciona las piezas más adecuadas para la confección de cada batidor. Los aprendices cortan trozos de 9 a 12 centímetros de largo y después los tallan a mano. Al final del proceso, cada chasen se devuelve al maestro para un ajuste fino que consiste en curvar y roscar sus delgadas y frágiles puntas.

Pero la forma final de cada batidor tampoco es absoluta. Cada pieza está influenciada por múltiples aspectos: la escuela o corriente filosófica de su usuario, el propósito y la ocasión para los cuales será dedicado. Los dos tipos básicos de chasen son los llamados chu-araho, que tienen entre 70 y 80 cerdas ásperas pues se usa para el matcha espeso. La otra variedad es la de los kazuho, con hasta 120 cerdas más finas que se destinan principalmente al batido de matcha ligero.

Además, hay varios tipos de chasen para ocasiones especiales. ¡Sí!, el chasen nodate es la mejor opción para reuniones al aire libre, mientras que los chasen kotobuki están reservados exclusivamente para las celebraciones de Año Nuevo.

¿Cómo se usa un chasen?

 

Si vas a iniciarte en el uso del chasen, es importante seguir algunas recomendaciones para preservar su figura y buen estado. Antes de batir, el chasen debe remojarse en agua tibia (no caliente) durante unos minutos, para permitir que sus cerdas se desplieguen un poco y tengan mejor elasticidad. Mientras se prepara el matcha, el chasen debe moverse suavemente y siempre tratando de no tocar la pared del tazón de té para preservar su forma y evitar que las cerdas se rompan.

Después del batido, es necesario remojar nuevamente el chasen en agua tibia hasta retirar todos los restos de té verde molido. Nunca debe someterse a detergentes o químicos de limpieza. Una vez limpio, debe secarse correctamente antes de volver a colocarlo en su empaque.

¡Recuerda! El chasen nunca debe secarse en posición vertical, puesto que el exceso de agua puede acumularse en el mango y formar moho. La mejor forma de secar es colocarlo sobre un soporte para batidores de bambú, que ayudará a recuperar su forma original sin arriesgar sus cerdas. escueladete.mx

¿Sabías lo importante que es este instrumento indispensable para todo matcha? Y ya que hablamos de artefactos básicos para el té, tienes que conocer la tetsubin, la tetera tradicional de Japón que no debe faltar en tu alacena.

Decir «Japón» es hablar de té verde: matcha, sencha, gyokuro, bancha, kukicha… un puñado de fascinantes hebras han dado fama internacional a este territorio. Sin embargo, el País del Sol Naciente también posee una «cara oculta”, reservada solo para auténticos fanáticos de la infusión de hojas y brotes de Camellia Sinensis. ¡Hablamos de la planta del té wakoucha! Fotos: Escuela Mexicana de Té.

Wakoucha, elegante elíxir

Si bien ha ocupado una pequeñísima porción de la industria nacional, el té negro también ha formado parte de amplio espectro líquido nipón. En este territorio, el té negro se conoce como kuocha, que literalmente puede traducirse como “té rojo”. En cambio, wakoucha se refiere específicamente al producido en Japón, siendo el prefijo wa- la referencia a su origen. Pero, ¿cuándo comenzó a producirse?, ¿cómo se elabora?, y más importante aún, ¿a qué sabe?

La comercialización, la clave de su origen

La historia del té negro japonés puede trazarse a la era Meiji (1868 a 1912). Durante este periodo, el país comenzó su modernización y occidentalización, erigiéndose como potencia mundial. La producción de té negro surgió como variedad de exportación, dedicada a competir con China, India y Sri Lanka en los mercados internacionales. Los tés verdes tradicionales, cocidos al vapor, no lograban mantenerse en buen estado durante las largas travesías por mar y tierra, debido a su fragilidad y sensibilidad a la luz y la humedad.

Según cifras oficiales, para 1874 Japón había superado a China en exportaciones de té hacia los Estados Unidos, algo que duró muy poco debido a la incapacidad de expansión agrícola. Competir con las extensas plantaciones de India y China fue absolutamente insostenible para la industria local. Si bien el experimento comercial fue breve, algunos productores decidieron seguir manufacturando té negro como una alternativa para conocedores y entusiastas locales. Hoy, apenas unos 300 productores nipones siguen elaborando esta singular tipología de té puro.

Su producción

 

La producción de wakoucha es similar a la del té negro en China. Después de la cosecha, las hojas de Camellia Sinensis se marchitan y enrulan con el propósito de romper sus paredes celulares y liberar aceites esenciales que favorecen la oxidación. Una vez listas, se colocan en camas planas para permitir el proceso oxidativo por hasta 16 horas. Después se enrulan nuevamente y se secan, un proceso que deriva en profundos aromas y sabores, y que les permite mantenerse en buen estado durante larguísimos periodos de tiempo.

¿A qué sabe el wakoucha?

Debido a que los cultivares son distintos a los utilizados en India, Sri Lanka y algunos territorios de África, los tés negros nipones suelen tener aromas y sabores absolutamente únicos. El wakoucha desarrolla un tono rojizo brillante, con profundos aromas terrosos y de frutos dulces cocidos, con un mínimo punto de astringencia. Sus adeptos suelen describirlo como un té negro ligero, suave y meloso, con recuerdos florales y de especias cálidas, poco ácido y libre de amargor.

Si bien pudiera resultar sorpresivo para los consumidores habituales de tés negros de zonas cálidas o tropicales, el wakoucha es una excelente opción para quienes buscan tazas robustas y repletas de tonos de malta, que combinen bien con alimentos de gran complejidad, untuosidad y dulzura. escueladete.mx

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