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Columna del té

Una mirada hacia tres regiones de té poco conocidas que nos invita a reflexionar sobre el reto de preservar las tradiciones dentro de un mercado dominado por los grandes productores.

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Tés olvidados: regiones poco conocidas al rescate de su tradición

En el mundo del té, ciertas regiones permanecen a menudo en las sombras, eclipsadas por la notoriedad de gigantes productores como China, Japón o India. Sin embargo, existen territorios con una riqueza cultural y natural igualmente fascinante, que enfrentan desafíos únicos para mantener vivas sus tradiciones de producción. Tres de ellos son: Irán, Georgia y Zimbabue, que son poco conocidas y ofrecen una perspectiva sobre cómo las técnicas artesanales y los esfuerzos comunitarios están ayudando a preservar tés olvidados en un mercado global cada vez más competitivo y dominado por estándares industriales. Fotos: cortesía Escuela Mexicana de Té

 

Regiones poco conocidas de té

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Irán es otra de las regiones poco conocidas de té y posee una relación histórica con el producto, que va más allá de lo meramente productivo; es una parte central de su cultura. Aunque no es un actor destacado en la exportación mundial, la región de Guilán, en el norte del país, alberga plantaciones que producen un té negro singular. Estas fincas, situadas cerca del Mar Caspio, aprovechan un microclima húmedo y fresco ideal para la agricultura.

Los métodos tradicionales, marcados por la ausencia de pesticidas, ofrecen un producto con un perfil robusto, terroso y notablemente fresco. Las sanciones internacionales y la prioridad del consumo interno han limitado su alcance fuera de las fronteras iraníes. No obstante, en el mercado interno, el té de Guilán sigue siendo apreciado por su calidad, sirviendo como base para el chai, una bebida indispensable en la vida cotidiana del país.

 

 

En Georgia, la historia del té tiene raíces que se remontan al siglo XIX, cuando las variedades introducidas desde China encontraron en las montañas del Cáucaso un ambiente propicio para su desarrollo. Durante la era soviética, el país fue uno de los mayores productores de té del bloque comunista. Sin embargo, el enfoque en la cantidad y la falta de innovación comprometieron la calidad. Tras la disolución de la Unión Soviética, muchas plantaciones quedaron abandonadas y la industria colapsó.

Hoy en día, una nueva generación de productores georgianos está recuperando las plantaciones y apostando por técnicas orgánicas y métodos artesanales que priorizan la calidad. Las regiones de Guria y Samegrelo han resurgido como polos de producción con estilos únicos: tés negros de cuerpo ligero, con notas florales y un acabado suave. Este renacimiento no sólo revitaliza el sector agrícola, sino que también reposiciona a Georgia en el panorama mundial como un productor de tés de alta gama.

 

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Zimbabue, en el sur de África, ofrece otro ejemplo de resiliencia en la industria del té. Durante las décadas de 1980 y 1990, el país fue un exportador destacado de té negro, especialmente para mezclas destinadas a mercados europeos. Las plantaciones de Chipinge, situadas en altitud y beneficiadas por un clima fresco y lluvioso, producían tés con perfiles de sabor definidos por su frescura y notas cítricas. Sin embargo, las inestabilidades económicas y políticas a finales del Siglo XX llevaron al deterioro de muchas plantaciones.

En años recientes, iniciativas de cooperativas locales, junto con inversiones extranjeras, han impulsado la recuperación de esta industria en Zimbabue. El enfoque actual se centra en la producción de tés de calidad premium, incluyendo variedades que destacan por su complejidad aromática y un equilibrio ideal entre dulzura y astringencia.

 

Preservar las tradiciones

 

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Estas tres regiones poco conocidas de té comparten algo esencial: la lucha por preservar su identidad en un mercado globalizado. El té que producen no sólo es una bebida, sino un testimonio de tradición, innovación y resistencia frente a condiciones adversas.

Irán, con su enfoque en métodos tradicionales, ofrece una ventana a una cultura rica y diversa. Georgia, en pleno resurgimiento, combina historia y modernidad en cada hoja procesada. Zimbabue, tras superar obstáculos significativos, demuestra que es posible revitalizar un sector y recuperar un lugar en los mercados internacionales. ¡Sí!, la exploración de estas regiones poco conocidas de té invita a reflexionar sobre la diversidad que existe en el mundo, muchas veces opacada por las narrativas dominantes. escueladete.mx