Son uno de los bocadillos más populares de China y todo el sudeste asiático, fácilmente reconocibles por su singular aspecto marmboleado y excepcional aroma y sabor. Su nombre, marble eggs: ¡huevos cocidos en té! Fotos: Escuela Mexicana de Té.
Dónde se comen los huevos cocidos con té
Generalmente consumidos solos y como un refrigerio rápido, los huevos de té se originaron en la provincia de Zhejiang como una forma de conservación de alimentos. Hoy son un elemento fundamental de la dieta de millones de personas en China, donde es posible hallarlos diariamente en puestos callejeros y supermercados. Son reconocibles por sus típicas líneas de color marrón oscuro que se extienden a través de la albúmina (clara) del huevo como una telaraña, un efecto causado por las grietas en sus cáscaras.
¿Cómo se preparan?
Hacerlo huevos cocidos con té es un proceso que requiere mucho tiempo. Todo inicia cociendo huevos duros a fuego lento en un caldo enriquecido con salsa de soya, hojas de té negro y una mezcla de especias (generalmente anís estrella, canela y granos de pimienta de Sichuan). La cocción puede durar desde unas pocas horas hasta un día entero; cuanto más tiempo permanezcan los huevos en el caldo, más aromas y sabores se filtrarán a través de las grietas de su cascarón.
En China, los más experimentados cocineros no dudan al confesar que el tamaño del huevo es la clave para el éxito del bocadillo. Y es que, si los huevos son demasiado pequeños se volverán chiclosos después de cocinarlos durante mucho tiempo. Por el contrario, los huevos demasiado grandes no pueden absorber adecuadamente el sabor. Así, los huevos de tamaño mediano son perfectos.
Receta centenaria
El primer registro que menciona los huevos cocidos en té data de 1792. Se trata de un manuscrito elaborado por el erudito Yuan Mei. En él, se describe una receta que requiere que se cocinen 10 huevos en una solución que contiene un liang de sal (aproximadamente 50 gramos) y hojas sueltas de té. La duración sugerida de cocción es “el tiempo que tardan en arder dos varas de incienso”, es decir, alrededor de cuatro horas.
Por exótico que parezca, el aspecto de los huevos de té no debe espantarte. El color proviene única y exclusivamente del caldo en el que se cocinan. Las cáscaras contienen miles de poros que permiten el paso del aire y la humedad. Cuando los huevos se asientan en el caldo, el té y las especias son absorbidos por la clara y la
yema. Dado que la salsa de soya y el té negro suelen tener importantes niveles de acidez, sus moléculas de sabor pueden penetrar de forma más efectiva.
¿Y a qué saben?
Definitivamente, a salsa de soya y recuerdos de té negro, sumados a la cremosidad proteica y textura carnosa del propio huevo cocido. En Taiwán, por ejemplo, los principales productores de huevos cocidos en té han diversificado el bocadillo, aromatizándolo con frutas, como frambuesas, arándanos, caldo de pato y todo tipo de salmueras. ¡Claro!, ante un mercado nacional que demanda cerca de 40 millones de huevos de té al año, vale la pena encontrar nuevas e innovadoras presentaciones.
En Indonesia el manjar se prepara sin té, cociendo los huevos en un caldo de piel de cebolla, hojas de árbol de teca y hojas de guayaba como agentes de color, aroma y sabor. ¡Delicioso! ¿no?
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