¿Quién puede resistirse al aroma tentador de un waffle recién hecho? Cada 25 de marzo, los amantes alrededor del mundo de esta golosa delicia celebramos el Día Internacional del Waffle, una fecha perfecta para disfrutar de su textura crujiente por fuera y suave por dentro. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cuál es su origen? ¡Acompáñanos en un breve viaje por su historia y descubre cómo prepararlos en tu cocina para festejarlos! Fotos: Canva y Pexels
Un viaje en la historia del waffle
No puede haber festejo de este día especial sin conocer los orígenes. El término waffle evoca directamente su forma característica, derivando del francés antiguo walfre y el neerlandés wafel, ambos significan «panal de abejas». Esta denominación nos conecta visualmente con la estructura que ha definido a esta delicia a lo largo de su historia.
Desde la antigua Grecia, donde se preparaban tortas planas entre planchas calientes e incluso se ofrecían a los dioses, los orígenes del waffle son humildes pero significativos. Con la expansión romana, estas prácticas culinarias se extendieron por Europa, evolucionando en la Edad Media hacia las obleas. Estas eran más simples y delgadas, a menudo consumidas con propósitos religiosos o como pan básico. En regiones como la actual Bélgica, estos primeros waffles medievales eran finos y cocinados a fuego abierto.
La transformación crucial ocurrió en el siglo XII en Lieja, Bélgica, cuando un cocinero enriqueció la masa de las obleas con leche, huevos y azúcar. Esta adición dio origen al gaufre, una preparación mucho más sustanciosa y dulce que marcó un antes y un después, estableciendo el linaje directo con el waffle moderno que disfrutamos hoy en día.
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¡El waffle cruza el Atlántico! Actualmente tiene un Día Internacional
La popularidad de los gaufres creció constantemente en Europa durante los siglos siguientes y, en el siglo XVIII, la llegada de la imprenta facilitó la aparición de las primeras recetas documentadas, impulsando su difusión y adaptación regional. Sin embargo, fue en el siglo XIX cuando el waffle cruzó el Atlántico hacia América, donde los colonos neerlandeses desempeñaron un papel fundamental en su introducción.
Un invento revolucionario, la plancha de waffles eléctrica, simplificó enormemente su preparación, catapultándolo hasta convertirse en un elemento común en los hogares estadounidenses.
La creciente popularidad del waffle en América durante el siglo XIX queda patente en la anécdota de Thomas Jefferson, el presidente de los Estados Unidos, quien, fascinado por esta delicia, importó una wafflera de hierro fundido desde Europa. No obstante, fue mucho después, en la Exposición Mundial de 1964 en Nueva York, cuando el waffle belga alcanzó la cima del reconocimiento internacional, consolidándose como un verdadero icono gastronómico a nivel global. ¡Y ya hasta tiene Día Internacional para celebrarlo!
Tipos de waffles
La versatilidad es otro de los grandes encantos del waffle, trascendiendo su tradicional acompañamiento dulce con jarabe, frutas o crema, para incursionar en el mundo salado: sirve de base para creaciones con pollo frito, tocino, huevos o verduras.
Esta adaptabilidad se refleja también en sus diversas formas y texturas: los waffles americanos, ligeros y crujientes, contrastan con los belgas, más gruesos y esponjosos gracias a sus profundas cuadrículas. Ya sea preparado con esmero en casa con una wafflera o adquirido para un antojo rápido, siempre es una elección acertada. Y ahora, tras este fascinante recorrido por su historia y origen, ¡celebra el Día Internacional del Waffle preparando una receta original!
Receta original para unos waffles clásicos y esponjosos
Esta receta es un básico que nunca falla. ¡Perfecta para acompañar con tus toppings favoritos!
Ingredientes
- 1 ½ tazas de harina de trigo
- 2 cdtas. de polvo para hornear
- ¼ cdta. de sal
- 2 cdas. de azúcar
- 2 huevos grandes, separados
- 1 ½ tazas de leche
- ½ taza de mantequilla derretida y enfriada
- 1 cdta. de extracto de vainilla (opcional)
- Aceite vegetal en aerosol, para engrasar
- Máquina para waffles
Procedimiento:
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Mezclar la harina, el polvo para hornear, la sal y el azúcar en un tazón grande.
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En otro tazón, batir las yemas de huevo con la leche, la mantequilla y la vainilla (si se usa). Verter sobre los ingredientes secos e integrar, sin dejar grumos.
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Batir las claras de huevo a punto de nieve en un tazón. Incorporar suavemente a la masa con movimientos envolventes hasta integrar.
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Calentar la plancha para waffles y engrasar ligeramente. Verter la cantidad de masa recomendada por el fabricante de tu plancha y cocinar hasta que estén dorados y crujientes.
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Servir y disfrutar con tus toppings favoritos: frutas frescas, miel, jarabe de maple, crema batida, etc.
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Y si festejar y comer te dan felicidad, acá te decimos cuáles son los países más felices de Latinoamérica (quienes seguro ya comieron su primer waffle del día).