Narbonne, la mediterránea, es una ciudad que no supera los 50 mil habitantes pero sí los 2500 años de edad; es urbana aunque se entiende muy bien con su entorno montañoso y acuático. Es un sitio para que el paladar se deleite con uno de los bufetes de mayor calidad del mundo. ¡Todos estamos invitados a Les Grands Buffets! Fotos: Cortesía Fotouropa.
En mayo de 2016 aterrizaba en esta ciudad el equipo de producción de MasterChef (España) para llevar a cabo una de sus emisiones récord: más de 3 millones de personas estuvieron frente al televisor español, y las redes sociales del propio programa veían cómo subía por segundo el número de seguidores. ¿Qué se está cociendo?, se habrá preguntado varias veces el equipo de MasterChef. No esperaban este resultado pero lo intuían al haber elegido esta pequeña ciudad mediterránea como su base de operaciones.
Yo llegué a Narbonne este octubre de 2016 sin tener idea del paso de dicho programa por aquí. Venía de Barcelona en un tren al que le gusta superar por mucho los 150 km/h, lo cual ayuda a llegar más que pronto y sin tantas ansias de convertirte de inmediato en turista. Se trata de un servicio que las compañías de trenes RENFE (España) y SNCF (Francia) establecieron hace dos años. Se puede llegar desde Madrid o París sin superar las 5 horas de recorrido.
La idea era encontrarme con un hombre que lleva en su rostro una mezcla de buen humor y mucha inteligencia. Conoce Narbonne y la región de Languedoc al mismo ritmo con que sabe hablar español y catalán. El propósito era recorrer la Cittè –la parte histórica de la ciudad- y contemplar y escuchar agradables toneladas de información histórica por parte de mi guía Christophe Cabrier acerca del Palacio de los Arzobispos ó de los caminos romanos, la Catedral Sant Just y Sant Pastor, y pasear por la orilla del canal a través de Cours Mirabeau. Pero me hizo un comentario sobre el (nada) discreto encanto de Les Grands Buffets y mis planes cambiaron radicalmente. Se trataba del mismo lugar donde aquel programa televisivo rompía números de audiencia. Los romanos y los palacios podrían esperarme un día más.
Pocos minutos después me encontraba impaciente por servirme lo que había visto al llegar al restaurante recomendado por Christophe. Estaba inmerso en un festín gastronómico rodeado por lo mejor de la alta cocina tradicional francesa: langouste ou homard, foie gras, cassoulet au confit de canard… y en otro pasillo del bufete, un paraíso para quienes no podemos resistirnos a los quesos: una mesa interminable con 45 ejemplares distintos… curados: roquefort, emmental, gorgonzola, comté y tantos otros que probé y perdí la cuenta de sus nombres. ¡El guateque más grande que he visto!
El restaurante cuenta con varios salones donde caben hasta 300 comensales, todos ellos igual de rendidos que yo ante la presentación de tanta comida y tanto nivel. En la sección de La Rôtisserie se observa un inmenso asador panorámico donde todo se cocina al momento, ya sean costillas, magret de pato, tartar de caballo o de buey. En otro lado se encuentra una gran mesa con mariscos, puestos así, sin reserva alguna en ser prudente: desde la que ellos mismos llaman “su estrella” -las ostras de Thai-, hasta mejillones, langostinos, salmones, sopas y delicatessen especiales realizados con productos del mar.
Cuando uno cree que ya no podrá comer más, aparece la sección La Pâtisserie. Aquellos clásicos de la pastelería francesa están frente a uno, a la mano, para pecar acabando con todos ellos. Seis pasteleros, maestros, elaboran cada día la tarta tatín, los babas al ron, los Paris-Brest, macarrones, eclairs a la crema batida, helados, crepas… y no se cuántas cosas más. Un toque (enorme) de dulce.
Pero los vinos. ¡Cuidado! La carta de Les Grands Buffets no se tienta el corazón para ofrecer los mejores caldos de la región de Languedoc-Roussillon. Setenta variedades al mismo precio que en los châteaux de los propios productores. Se pueden pedir por copa o botella: imposible desaprovechar esta quimera del oro.
Detrás de todo esto trabajan 100 personas que ayudarán a que la báscula que se ubica en la entrada marque un par de unidades más en el peso de los comensales. Y detrás de todo esto se encuentra Louis Privat, fundador y quien lleva las riendas de su restaurante, reconocido por el Certificado de Excelencia de TripAdvisor. Es decir, puede presumir de que forma parte del 10% de los mejores restaurantes del mundo.
Louis tal vez sí sabía que el programa de MasterChef iba a ser un éxito. Aquel Festín de Babbette tiene su alter ego en Narbonne. La comida sobre aquellas largas mesas la disfrutarás hasta que no puedas más, como un Ratatouille viviendo el banquete de su vida.
Llegó la hora de dejar este sitio que ofrece el arte de la mesa francesa -declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO-, para reintegrarme al paseo con Christophe. Eso sí, tendré que pedirle que caminemos un poco más lento porque llevo a cuestas todo ese patrimonio. lesgrandsbuffets.com/es