Escuché el llamado de Portland mucho antes de aterrizar aquí. A lo lejos, podía hacerme una idea de su esencia artística, creativa, artesanal, amigable y de su envidiable movimiento musical y gastronómico. Este último destaca como uno de los más comprometidos con las prácticas orgánicas.
Tengo decenas de cuadernos de viaje en los cuales he escrito —desde los 12 años— lo que vivo en los lugares visitados, lo aprendido a cada paso, las cosas que me gustan y me enloquecen, lo que no quisiera repetir o experimentar de nuevo y lo que me seduce al grado de transformarme luego de la travesía.
La palabra “Portland” está escrita en varios de mis diarios antiguos, sin siquiera haber pisado la ciudad. En diferentes rutas por el mundo he tenido encuentros con músicos, baristas, escritores, chefs, enólogos, agricultores, mixólogos, hippies, punks, hipsters… y con Fran, el hombre que me enseñó a meditar en una playa de Oaxaca, a los 16 años. Muchos de ellos, al contarme que vivían allí, sembraron la curiosidad de conocer esta, la ciudad más grande de Oregón, situada al noroeste de Estados Unidos.
Pero no fue hasta ahora que estoy aquí, en Portland, que entendí las razones de su magnetismo y el porqué sus habitantes suelen ir por la vida con una sonrisa natural dibujada en el rostro.
Hay varias cosas que deben saberse de la también llamada Ciudad de los puentes: es ecléctica, sostenible, orgánica, independiente; famosa por su café, su cerveza artesanal y sus food trucks especializados en platillos provenientes de casi cada rincón del planeta.
Existen otras razones: casi todas las personas con quienes me encuentro tienen una banda musical, tuestan su propio café o poseen una microcervecería. Y hay todavía más: aquí llueve, llueve y llueve; pero ningún aguacero logra atenuar su espíritu vivo, creativo, delicioso y por demás divertido.
¡Ah! Y para confirmarla como el casi paraíso terrenal, la urbe se encuentra a una hora de distancia de Willamette Valley, una de las zonas vitivinícolas donde se producen inolvidables pinot noir. ¿Otra razón más? Portland se puede recorrer en bicicleta de punta a punta, en carriles especiales.
Sabores sobre ruedas en Portland
Acabo de rendirme ante los encantos de la ciudad, cuando caigo en cuenta que puedo recorrerla enterita sobre dos ruedas. En 2015 se puso en marcha un sistema de bicicletas compartidas llamado Biketown, que cuenta con más de 1000 vehículos y estaciones por todos los rincones urbanos.
Ya existen más de 560 kilómetros de carriles confinados, incluidos los 18 del Waterfront Loop, junto al río Willamette, mismos que ruedo una y otra vez acompañada de mi compañero de viaje, quien debe hacer varias paradas para fotografiar cada uno de los momentos citadinos que se le presentan.
Aquí, como en muchas urbes del mundo, la bicicleta ha dejado de ser una moda para convertirse en la gran alternativa de movilidad, tanto para los locales como para los viajeros.
Al trasladarnos en ese medio de transporte, experimentamos esa otra forma de ver un destino, mezclándonos con la gente, parando en cualquier sitio y disfrutando el placer de viajar con lentitud. Vamos de un restaurante a otro en bicicleta y nos enteramos que podemos llegar más lejos.
Si seguimos el Willamette Valley Scenic Bikeway (de 201 kilómetros), que se adentra en la famosa región vinícola de Oregón, al sur de la ciudad, llegamos a este paraíso de vinos.
Nuestra primera parada: Cup & Bar, donde Trailhead Coffee Roasters y Ranger Chocolate Company se unieron en una sinergia de sabor para crear el primer salón de cata de chocolate y café en Portland.
Charlie Wicker, propietario, barista y amante de esa bebida nos recibe con una historia de vida consagrada al universo cafetero y a su amor por las bicis, con las que muele y hace entregas de café.
Después de una encendida conversación acerca de sus viajes por rutas cafeteras en varios países, y su arduo trabajo con comunidades de mujeres que trabajan en cafetales, me ofrece un Dirty Charlie, una memorable combinación de macchiatto y chocolate, cuya espuma con cacao se escurre por la taza. Una tentación difícil de resistir.
Volvemos a tomar nuestras bicis para emprender una ruta de sabores por Central Eastside, un barrio industrial que hace unos 20 años empezó a perfilarse como un hervidero gastronómico.
Chefs y productores artesanales de café, té, chocolate, cerveza, destilados, charcuterías y sales de mar, entre otras delicias, en la actualidad están tan encariñados con este distrito que lo nombran “hogar”. Comenzamos en Smith Teamaker, una casa de té con ambiente íntimo y cálido donde conocemos su historia, que data de 1949, cuando Steven Smith creó la ahora reconocida marca de té Stash.
Después creó Tazo y comenzó a mejorar notablemente su servicio, abriendo esta encantadora tetería. Continuamos nuestro recorrido por los más especializados rincones gastronómicos, como Jacobsen Salt Co., donde se vende sal artesanal traída de la costas de Oregón, la cual se mezcla con otros ingredientes locales.
Luego realizamos una parada más para beber otra taza de café recién tostado en Coava Coffee Roasters, donde podemos ser testigos del proceso cafetero y de sus diferentes técnicas para servirlo. Comemos los más exquisitos chocolates en Alma y en CloudForest Cafe. En esta última, Sebastián Cisneros rinde culto a su tierra, Ecuador, creando chocolates artesanales, envueltos en exquisitos diseños contemporáneos.
Pasamos el resto de la tarde cruzando algunos de los 12 puentes que unen a un barrio vibrante con otro. Hacemos paradas en diferentes cervecerías y destilerías, como New Deal, donde de manera artesanal se producen ginebra, whisky, vodka y licores de sabores tan sorprendentes como el de jengibre.
Portland es tan famosa por su cultura cervecera que es conocida también como Beervana, el nirvana de las cervezas. En Saraveza, Bailey’s Taproom o The Upper Lip se pueden encontrar bastantes variedades de marcas para comprobar el carácter cervecero de la urbe.
Al día siguiente comprobamos lo que nos han dicho los chefs de restaurantes como Tusk, Ava Gene’s y Oui! Wine Bar + Restaurant, donde tuvimos experiencias gastronómicas inolvidables.
Aunque los cocineros tienen su propia técnica y estilo culinario, ellos coinciden en que en esta región, el movimiento de la granja a la mesa es serio y delicioso. Con esto en la mente, nos dirigimos al mercado de productores Shemanski Park, uno de los 50 mercados existentes en la ciudad. Abierto solo los miércoles, desde mayo hasta finales de octubre, es el escaparate de casi 60 productores locales que ofrecen sus vegetales, frutas e ingredientes orgánicos.
Los chefs que vamos conociendo en el camino están de acuerdo en otra circunstancia: muchos son clientes y admiradores de la pequeña granja Side Yard Farm, localizada en el barrio Cully, dentro del perímetro urbano. La granja es operada por voluntarios que aman y respetan la tierra. Por esas razones producen solo cosechas orgánicas con las que proveen a los mejores restaurantes.
Allí conocemos a Stacy Givens, quien me cuenta que su mamá producía sus propios alimentos en Grecia, y así la crió a ella y a sus hermanos, pero en un ambiente totalmente urbano. “Trabajé en cocina desde los 15 años de edad y me emocioné mucho con el movimiento Farm to Table. Entendí que necesito cultivar yo misma, para después cocinar”, dice.
Damos una vuelta por la granja donde ofrecen vegetales de temporada como jitomates, pimientos, calabazas, lechugas, rábanos… Y se especializan en hierbas culinarias como pápalo, shiso, apio de monte y flores comestibles.
De regreso al centro, contactamos a Brett Burmeister, creador de Food Cart Tour, recorridos guiados que permiten intimar con la escena de la comida callejera, que en esta ciudad tiene un sorprendente protagonismo, con un despliegue de más de 700 puestos montados a modo de food trucks. Nos encontramos con Brett en el Food Court de South Park Blocks, donde nos dejamos llevar por cuadras enteras de laberintos de sabores.
Portland nos da la despedida deleitándonos con otra de mis aficiones, además de la bicicleta, el vino y la comida: la lectura. Powell’s Books es la cadena independiente más grande de libros del mundo, y su librería localizada en el distrito Pearl se extiende por una manzana completa, en la que interminables pasillos albergan más de cuatro millones de ediciones nuevas, usadas, raras y hasta agotadas.
Me muevo entre los pasillos con estantes repletos con la misma emoción como me movía, hace unas horas, entre los puestos de comida. Y esta vez decido comprar tres diarios de viajes, para volver a nombrar a Portland en mis escritos, ahora desde el pleno conocimiento de que este lugar cumple, y rebasa, todas las expectativas que existían en mi mente.
Información de viaje
Portland, la ciudad más grande de Oregón, se asienta junto a los ríos Columbia y Willamette, en el noroeste de Estados Unidos. La moneda
es el dólar americano ($18.27 MXN). Su huso horario es GMT-7.
Cómo llegar a Portland
American Airlines ofrece diversos vuelos con escala en distintas ciudades, desde Ciudad de México hasta la ciudad de Portland. aa.com
Recursos
travelportland.com Para información sobre actividades, eventos, hospedajes, restaurantes, tips de viaje e itinerarios sugeridos.
visittheusa.mx La página oficial de turismo de Estados Unidos brinda inspiración para viajar a Portland y a diversos destinos en esa nación.
This is Portland Un encantador libro escrito por Alexander Barrett que funciona como guía, bitácora de viajes y una sencilla manera de entender la esencia de la ciudad. $6 USD en amazon.com
Dónde quedarse
The Nines
Con un paso dentro de este hotel, un despliegue de arte se apodera de la atención del visitante. Sus pasillos se convierten en una especie de galería, gracias a las piezas de artistas locales que decoran cada rincón. Su estilo se conjuga con maestría entre lo clásico y lo contemporáneo.
En su origen era una tienda departamental; ahora es un hermoso hospedaje de vistas sorprendentes y grandes experiencias gastronómicas. Su restaurante Departure, a cargo del chef Gregory Gourdet, ofrece platillos de fusión asiática. La suya es una de las terrazas más deseadas de Portland. Su localización es ideal, céntrica y muy cercana a los principales atractivos de Portland. thenines.com
Willamette Valley
A solo una hora de Portland, se vive la experiencia que brinda la zona vinícola de Oregón, donde las tierras fértiles y el clima fresco son ideales para dar vida a sus uvas. El valle es conocido por su pinot noir, pues el clima es similar al de Borgoña, en Francia. También se pueden encontrar otras varietales como pinot gris, chardonnay y riesling.
Hacer un viaje de un día a esta región es el plan perfecto para conocer alguna de las 300 bodegas que allí se encuentran y realizar enoturismo. Recomendamos visitar las bodegas Brooks Winery y Coeur de Terre, hacer una cata de vinos en The Gallery at Ten Oaks y comer en The Barberry. traveloregon.com