El 16 de diciembre de 2018, con un ritual a la madre Tierra, inició la construcción del controversial y cambiante Tren Maya, uno de los megaproyectos del actual gobierno. Texto: Cecilia Núñez y Arcelia Lortia / Fotos: Cortesía Tren Maya / Fonatur / Aida Studio / Adobe Stock.
Y es que desde que se anunció la obra como una promesa para atender el rezago económico de esta región del país, el Tren Maya ha estado envuelto en polémicas debido a su tamaño, complejidad y a la zona que atraviesa, una de las de mayor diversidad del país.
A más de tres años de que comenzó su construcción las dudas no se han disipado y las controversias aumentan día a día. Originalmente, el tren que recorrerá la península de Yucatán de punta a punta, se extendería 1,500 kilómetros por los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Pero con el avance de la obra y debido a diferentes cambios y ajustes en la ruta, se extendió a 1,800 kilómetros con 21 estaciones y 14 paraderos.
Tren Maya: Un proyecto voluble y de dudosa sustentabilidad
Entre los cambios en la ruta del Tren Maya sobresale la eliminación de la estación de la capital de Campeche, que el proyecto original aseguraba que desde la estación sería posible llegar caminando a la ciudad amurallada. Sin embargo, este cambio, indicó el gobierno, responde al fuerte gasto que representaba construir un viaducto elevado sobre la ciudad. El hecho de ya no hacerlo elevado, también afecta directamente al equilibrio natural de la zona: el problema más profundo al que nos estamos enfrentando como país con esta iniciativa.
Pero hay más y más cambios: en Mérida la ruta también mutó, según el Gobierno Federal, para evitar problemas en construcción y movilidad dentro de la capital yucateca, se decidió no construir la estación La Plancha. Ahora la estación cercana a la ciudad se ubicará en la zona de la ex hacienda de Teya.
La modificación más reciente es la de la Estación en Playa Del Carmen, la cual indicó la actual administración, se detuvo para evitar tráfico en la zona y anular la construcción de viaductos elevados que implican mayor tiempo de edificación. Sin embargo, se argumenta que el paro de la obra, responde realmente a los amparos interpuestos por organizaciones ambientalistas.
Presupuestos a la alza
Estos cambios y el aumento en el costo de insumos como el acero, han provocado que el proyecto se encarezca más de 74 mil millones de pesos, por lo que su inversión calculada es de 230 mil millones de pesos, es decir, 47% más de lo planteado en el «análisis costo-beneficio» del proyecto, en el cual, el gobierno aseguraba que el precio sería de 156 mil millones de pesos con IVA incluido.
Los cambios en la ruta y el aumento del presupuesto, no son los únicos temas que han sido controversiales en su construcción, también el impacto ambiental que la obra está provocando en la zona, y que se trata del tema más peligroso para todo el entorno.
Impacto ambiental
Si bien, en algunos estados del sureste mexicano, la deforestación es un problema desde hace décadas, esta situación empeoró en 2019 y 2020; con récords en municipios donde el tren tendrá estaciones.
Recordemos que en 2018 el Gobierno Federal prometió que con la construcción del Tren Maya no se tiraría ningún árbol que, al contrario, reforestarían la región. Pero los datos del programa Global Forest Watch, del Instituto de Recursos Globales, muestra que, a partir de 2018, se ha incrementado la pérdida de cobertura arbórea en los estados por donde pasará el tren.
Además, el pasado mes de abril, las Secretarías De Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y de la Defensa Nacional (SEDENA) reconocieron que cuatro de los siete tramos que comprenden el proyecto de construcción del Tren Maya no cuentan con una manifestación de impacto ambiental.
Riesgo inminente en el sistema acuífero
Pero la deforestación no es el único problema. Diversas organizaciones ambientalistas también han reportado que este megaproyecto pone en riesgo los sistemas de cuevas milenarias, los ríos subterráneos y cenotes que caracterizan a la península de Yucatán.
De hecho, la asociación del Gran Acuífero Maya estima que puede haber más de 10,000 cenotes sólo en Quintana Roo y Yucatán, así como miles de kilómetros de cuevas y ríos subterráneos que podrían verse afectados. Biólogos, activistas y ambientalistas, aseguran que el hecho de que el tren pase por encima de la zona pone en riesgo el equilibrio ecológico de toda la región.
Migración obligada
A los problemas ambientales se suma el desplazamiento de familias, pues a lo largo de la ruta del tren se cuantificaron aproximadamente 3,000 familias viviendo sobre el derecho de vía, que con la construcción y operación del proyecto corrían riesgo, por lo que se decidió fueran reubicadas.
A pesar de que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) ha declarado que se han entablado conversaciones con las familias para llegar a un acuerdo, diversas comunidades aseguran que la movilización se está dando a través de desalojos forzosos.
Una de las últimas medidas tomadas para acelerar la construcción del Tren Maya, fue la emisión de una declaratoria de expropiación de 198 predios en Quintana Roo.
Hasta el primer trimestre del 2022, el Tren Maya registra un progreso de 28.38% del total de la obra. El plan es que se ponga en marcha en diciembre de 2023, pero con tantos cambios, nada está claro.
Cuéntanos en nuestras redes sociales qué opinas sobre este tema. Nos encuentras como @FoodandTravelMX
También lee 7 paradas imperdibles de Yucatán.