Decir Túnez, es hablar de uno de los territorios más fascinantes respecto al consumo de té… En este país del norte de África del Norte, la infusión de hojas y brotes de Camellia Sinensis, la planta del té, forma parte esencial de la vida diaria de hombres y mujeres y se considera un elemento indispensable de la hospitalidad tunecina. Pero, ¿cómo llegó el té a esta región y, más importantemente aún, cómo se diferencia del resto de expresiones líquidas del Magreb? Fotos: cortesía Escuela Mexicana de Té.
La mayoría de las historias concluyen que la infusión fue llevada por primera vez al norte de África por los comerciantes británicos, particularmente a Marruecos. La teoría popular señala que la bebida se propagó a mediados del Siglo XIX en territorio marroquí, cuando los puertos del mar Báltico se cerraron debido a la Guerra de Crimea; los comerciantes británicos tenían grandes excedentes de té procedente de China y la solución más lógica fue introducirlo en el norte de África para evitar pérdidas financieras. Si bien la infusión de Camellia Sinensis era una bebida exclusiva de las altas clases sociales, al poco tiempo logró difundirse entre toda la población.
La historia de amor-odio del té de Túnez
En Túnez, sin embargo, la historia es un poco diferente. Al igual que en Argelia, el café reinó durante el dominio otomano y sigue siendo una bebida popular hoy en día. De hecho, el café domina en los cafés exclusivos para hombres de todo el país, contrario al té, que tienen un lugar privilegiado en los salones de té mixtos (para hombres y mujeres) y que es parte fundamental de la hospitalidad tunecina.
Convertido en colonia francesa desde 1881, Túnez apenas conocía el té antes de la Primera Guerra Mundial. En 1917 el país consumía menos de 100 toneladas de hojas de té al año, una cifra que se disparó hasta las 1 mil toneladas en 1926… ¿La razón?, la creciente demanda provocada por la llegada de miles de refugiados desde Tripolitania a partir de la guerra ítalo-turca de 1911 y 1912.
Pero la rápida propagación del té se convirtió en todo un tema de discusión durante varias reuniones del Gran Consejo de Túnez, entre 1925 y 1926. Para los gobernantes franceses existía un temor real de que la población colonizada se volviera literalmente adicta al té, con consecuencias médicas, sociales y económicas que afectaran la llamada “misión civilizadora de Francia”.
¡Créalo, querido lector! En 1927, durante una reunión de la Academia de Medicina de París, un médico tunecino formado en Francia, Béchir Dinguizli, dio la alarma sobre un “nuevo flagelo social” que se extendía como una “mancha de aceite” por todo Túnez. Una bebida que había “entrado en la moral a la velocidad del rayo” y que tenía “el poder de paralizar a la sociedad tunecina” si no era detenida… ¡Té!
A lo largo de las décadas de 1920 y 1930, numerosos autores franceses instaron al gobierno a tomar medidas contra la infusión, alegando que hombres, mujeres y niños tunecinos lo bebían todo el día sin moderación ni restricciones. Algunos medios de comunicación, como el diario Colonial Annals, incluso llegaron a decir que el té debilitaba a la raza local, la cual quedaba literalmente intoxicada y disminuida moral y físicamente tras su consumo.
La realidad es que el consumo masivo de té tocaba fibras sensibles para los franceses, quienes veían a la infusión como una bebida británica y a su popularidad como una prueba de la influencia inglesa. En 1956 Túnez obtuvo su independencia, tras años de violencia y negociaciones… A partir de ese momento, el “teísmo” decayó como diagnóstico médico y la infusión se convirtió en una de las dos bebidas nacionales.
¿Cómo se prepara el té en Túnez?
Igual que en Marruecos y otras regiones del Magreb, el té tunecino parte de una base de té verde Gunpowder, nativo de la provincia de Zhejiang, China, de intenso sabor ahumado y agradablemente dulce. El té verde se infunde en agua caliente con azúcar y puñados de menta fresca u hojas de geranio. También hay algunas versiones que emplean té negro en sustitución del Gunpowder, aromatizadas con esencia de menta.
Una de las grandes singularidades del té tunecino es que suele servirse con piñones tostados… ¡Thé aux pignons!
Además de dar sabor y textura a la infusión, los piñones tostados ayudan a verificar la medida justa de dulzor en la infusión; si el té es muy dulce, los piñones flotarán, de lo contrario se quedarán en el fondo del vaso. escueladete.mx
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