Inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO en 2022, la baguette refuerza su importancia como uno de los productos de la cocina francesa más reconocidos en el mundo. Continúa leyendo para conocer su origen, historia e importancia cultural. Fotos: Pixabay.
Pero antes, ¿qué es un Patrimonio Cultural Inmaterial?
El Patrimonio Cultural Inmaterial, también conocido como “patrimonio vivo”, contempla a las prácticas, técnicas, saberes y expresiones que se transmiten de generación en generación y que son símbolo de identidad de las comunidades.
A través de este nombramiento, la Convención de la UNESCO de 2003 para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, busca contribuir en la conservación del patrimonio, asegurar su viabilidad y optimizar su potencial para el desarrollo sostenible.
Una vez sabiendo esto, podemos darnos una idea de los factores que llevaron a la baguette a obtener dicha inscripción. Repasemos brevemente algunos datos para entenderlo mejor.
Origen incierto
Algo que la baguette comparte con otras grandes creaciones culinarias es su origen incierto, ya que este no está documentado oficialmente. Sin embargo, sus primeras apariciones se sitúan a mediados del siglo XIX en Francia, como una evolución de los «pains de fantaisie», que se encontraban en las boulangeries desde mediados del siglo XVIII.
La artesanía de la baguette francesa
De acuerdo con lo relatado por el chef Irving Quiroz en el libro Pan Artesanal en Casa, de Ediciones Larousse, no existe una definición oficial para la baguette, pero esencialmente se trata de un pan blanco, que puede medir entre 50 y 80 centímetros de largo y alrededor de 6 centímetros de diámetro.
Algo que caracteriza a este emblemático pan francés es su elaboración artesanal, que consta de solo cuatro ingredientes: harina, agua, levadura y sal, y de dos a tres buenas fermentaciones que darán como resultado la característica costra crujiente y miga suave con gran alveolatura. También, tradicionalmente se greña (corta) exactamente cinco veces en la superficie.
Por supuesto, en Francia existen boulangeries en las que se preparan versiones innovadoras de la baguette, con hierbas o tomates deshidratados, pero la favorita de todos sigue siendo la «baguette de tradition», que es la descrita anteriormente.
La cultura de la baguette francesa
Dentro de su inscripción en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO se menciona el impacto social-cultural que la baguette ha tenido a través del tiempo y que se mantiene en la actualidad.
“[la baguette] Genera unas pautas de consumo y unas prácticas sociales que la diferencian de otros panes: una compra diaria que conlleva visitas regulares a las panaderías; una forma alargada que requiere exposiciones específicas. Su frescura y suavidad ofrecen una experiencia sensorial especial. La baguette se consume en diversos contextos, como las comidas familiares, los restaurantes y los comedores.
“El proceso de producción se transmite principalmente a través de un curso que combina la escolaridad con el trabajo en una panadería. Este aprendizaje permite a los futuros panaderos adquirir los conocimientos necesarios sobre ingredientes, herramientas y métodos”.
Pero no todo es miel sobre hojuelas respecto al pan más consumido por los franceses, pues el grupo de investigación Observatoire du Pain, que realiza estudios de seguimiento de tendencias y hábitos de consumo de pan en Francia, encontró las siguientes dos problemáticas:
- La tasa media de consumo diario de pan entre los adultos ha disminuido en 38 gramos desde 2003.
- El aumento de cadenas de supermercados ha causado el cierre de cientos de panaderías familiares.
Ante esta situación, se deberán reforzar las medidas de salvaguardia de este elemento esencial de la gastronomía francesa y las tradiciones que lo rodean. ¡Los franceses tienen una tarea envidiable para muchos!
Y si el antojo de una baguette doradita ya te hizo sentir culpa, entonces Sanopecado es el lugar que debes correr a visitar.