Entender la gran cultura japonesa del té sin hacer referencia al Hojicha sería imposible… Hoy, este té verde tostado posee un lugar especial en la mesa diaria de millones de consumidores en todo el mundo; hace apenas 100 años, era creado con el propósito de aprovechar los desperdicios en la producción de hebras de primera calidad. Prepárese para probar una nueva y fascinante joya líquida: ¡Hojicha! Fotos: Escuela Mexicana de Té. 

Catalogado como un té verde puro japonés, la historia del Hojicha comienza mucho antes de que se descubriera el proceso de tostado. Japón abrió sus puertos al comercio global hacia el final del período Edo (1603-1868); este fue el primer paso hacia la modernización de Japón, objetivo primordial del gobierno en el período Meiji (1868-1912). El emperador Meiji adoptó el capitalismo de libre mercado y las nuevas políticas comerciales dieron como resultado un aumento significativo en las exportaciones de té verde. La alta demanda de las exportaciones japonesas financió y alimentó la revolución industrial en el país del sol naciente.

 

Hojicha

 

Hasta aquel momento las hojas de té verde eran recolectadas a mano, de forma tradicional, pero con muy bajos rendimientos. Los trabajadores más calificados apenas podían cosechar unos 8 kilos de hojas de té al día, es decir, menos de 2 kilos de té verde procesado y terminado. Como las exportaciones de té de Japón superaban las 10 mil toneladas anuales, fue necesaria la invención de máquinas para cosechar y procesar el té de manera más eficiente. La cosecha mecánica ayudó a satisfacer la creciente demanda, así como a reemplazar la costosa mano de obra.

Pero el corte con máquina tenía una grandísima desventaja… La cantidad de pedacería de hojas, mezclada con trozos de tallos y brotes, era notable. Como una isla con recursos limitados, una parte importante de la cultura local era lograr la reducción de desperdicios.

 

 

 

Hojicha

El surgimiento del Hojicha

 

En la década de 1920, un comerciante de té de Kioto intentó aprovechar al máximo las hojas, tallos y sobrantes asándolos sobre carbón. El Hojicha había nacido. Al poco tiempo, las tiendas de té en Kioto comenzaron a comercializar exitosamente esta nueva variedad de té verde. Además de minimizar el despilfarro, el Hojicha era una gran oportunidad de negocio; el agradable aroma del té verde tostado atraía y encantaba a los consumidores.

Un siglo después, el Hojicha es más popular que nunca en Japón. Hoy, los consumidores pueden elegir entre una amplia variedad de tés verdes tostados elaborados a partir de Bancha, Sencha y Kukicha. Desde 2016, se han introducido en el mercado todo tipo de nuevos productos con sabor a Hojicha, desde bebidas preparadas, hasta postres congelados.

¿Cómo es el té puro en taza? La infusión desarrolla un aspecto único, ambarino con tonos anaranjados, bien brillantes. Su fragancia es fácilmente reconocible: nueces tostadas, elegantes ahumados y melosos tonos de azúcares cocidas. En boca es fascinante y es que, el tostado reemplaza los matices vegetales típicos del té verde por torrefactos y dulces, que recuerdan al caramelo rubio. ¡Sí!, en México puede hallarse fácilmente en tiendas y casas especializadas de té. escueladete.mx

 

Hojicha

Para quienes buscan iniciarse en el consumo de té verde, ya sea por el simple placer de beberlo o para aprovechar sus múltiples beneficios a la salud, una pregunta sobresale del resto: “De China o Japón, ¿cuál es el estilo ideal para mi paladar?”. Fotos: Escuela Mexicana de Té. 

Ya le hemos dicho que el “té verde” es una de las categorías más amplias y diversas del planeta; tan sólo en China es posible hallar más de 2 mil variedades históricas distintas, perfectamente diferenciadas por su región de procedencia y manufactura. Fácil es perderse en un mundo en el abundan todo tipo de texturas, colores, aromas, sabores… ¿O no?

De forma genérica podemos apuntar a la existencia de dos grandes estilos de producción de té verde: “estilo japonés” y “estilo chino”. Todo, querido lector, está ligado al terruño y método de manufactura.

 

 

El té verde de Japón

 

Té verde

 

Partamos del campo. En Japón, cerca del 80 por ciento de las plantaciones de té trabajan con arbustos clonados de Camellia Sinensis, de los cuales más del 75 por ciento se destinan a la producción de sencha. Existen tres temporadas de cosecha, desde abril hasta junio, mismas que se realizan con todo tipo de cortes: manual, con tijeras de mano, con tijeras mecanizadas y con maquinaria de última generación montada sobre tractores.

Los arbustos de Camellia Sinensis pueden cultivarse con o sin sombra, dependiendo de la variedad específica a producir (Japón tiene cerca de 14 grandes variedades de té verde). Todos, sin embargo, se someten a un elemento común: ¡vapor!, para detener su oxidación.

Pongamos como ejemplo al sencha. Las hojas recién cosechadas se someten al vapor por entre 45 y 60 segundos. Al igual que blanquear un vegetal, este procedimiento evita que las hojas y brotes de Camellia Sinensis se oscurezcan (oxiden), pierdan textura, aromas y vitaminas, bloqueando las enzimas interiores que se liberan al cortarlas.

 

Té verde

 

Una vez terminada esta “cocción al vapor”, las hojas se secan con aire caliente a entre 90 y 110 °C, durante 40 a 50 minutos, para reducir su contenido de humedad entre un 75 y 50 por ciento. Después, las hojas se enrulan durante 15 minutos antes de ser prensadas y secadas nuevamente por 30 a 40 minutos. El proceso culmina con un nuevo enrulado y prensado, directamente sobre un sartén caliente.

Sensorialmente, este procedimiento deriva en aromas y sabores bien homogéneos: absolutamente todos los tés verdes japoneses suelen ser dulces, astringentes, salinos y abundantes en notas marinas, esas que recuerdan el sabor de las algas.

 

 

El té verde de China

 

Por el contrario, los tés verdes de estilo chino suelen ofrecer notas gustativas bien diferentes, con descriptores que pueden ir de los vegetales al humo, a los herbáceos y tostados, dependiendo de su origen y método productivo. Primero hay que decir que los tés verdes chinos provienen de todo tipo de arbustos, cultivados dentro de plantaciones bien delimitadas, pero también silvestres, de hasta 20 metros de altura y cientos de años de antigüedad.

Para detener su oxidación, los tés verdes chinos se someten a secados en sartén (pan firing), secadores especializados de té e incluso canastas (basket firing), todos con temperaturas más altas y poco controladas.

 

Té verde

 

Imagine usted que las hojas recién cosechadas se secan, en sartén, por entre 10 y 15 minutos a unos 250 hasta 300 °C. Esta etapa de secado es responsable del carácter típicamente tostado y generalmente descrito como áspero que se percibe en tés verdes como el Gunpowder, Chu Mee y Dragonwell.

Empleando equipo especial para darles la forma requerida, las hojas se enrulan por entre 10 y 15 minutos, y se secan nuevamente a entre 100 y 150 °C. Si se está produciendo Gunpowder, por ejemplo, las hojas de té deben “pulirse” usando una máquina con polvo de arroz, que le aporta su típico brillo azul verdoso.

¡Sí!, sensorialmente hablamos de tés verdes totalmente heterogéneos en textura, color, aroma y sabor. ¿Cuál se le antoja más? escueladete.mx

 

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Pensar en sushi es, en definitiva, apuntar a té verde japonés… Es cierto, la infusión de hojas y brotes de camellia sinensis (la planta del té) es el acompañamiento natural de nigiri, maki, chirashi, inari, oshi, nare y todo tipo de tipologías asociadas a este icónico bocadillo. No, querido lector, contrario a lo que se piensa comúnmente, el sake o fermentado de arroz es la pareja por excelencia del sashimiFotos: Escuela Mexicana de Té. 

Originario de la región de Edo, actualmente Tokio, el sushi surgió a principios del Siglo XVIII como un bocadillo rápido y sencillo para las clases populares japonesas.

Arroz sazonado con awasezu, mezcla de vinagre de arroz, azúcar, sal y mirin, así como pescados, mariscos, huevo cocido y algas comestibles (denominadas genéricamente nori) son indispensables para su confección, sin importar si se trata de piezas moldeadas a mano, “nigiri”; rollos, “maki”, o cubos prensados con todo tipo de proteínas, “oshi”.

 

Sushi y té verde

 

Maridando sushi

 

La tradición en territorio nipón dicta que el buen sushi siempre debe acompañarse con té verde tibio, generalmente gyokuro o sencha de alta calidad; la infusión de camellia sinensis ayuda a limpiar el paladar, a refrescarlo entre bocadillos gracias a su marcada astringencia. Delicioso y lógico, ¿a poco no?

Una a una, las distintas expresiones de la camellia ofrecen posibilidades frente a pescados blancos crudos, encurtidos, crustáceos, moluscos… El bancha, por ejemplo, té verde puro de cosecha tardía, de hojas gruesas y grandes obtenidas después de la nueva estación, valorado por sus intensas notas marinas y herbáceas, es perfecto para acentuar el sabor del sushi aderezado con pescados blancos de sabor neutro, como el robalo, de algas marinas y vegetales frescos.

 

Sushi y té verde

 

Crustáceos y moluscos de buena intensidad gustativa, por el contrario, encuentran balance con infusiones ricas en matices torrefactos; un nigiri de erizo de mar es fascinante con pequeños sorbos de genmaicha, blend de sencha y arroz tostado, mientras que makis y oshis de camarón dulce y arroz sazonado hacen lo propio con un buen cuenco de hojicha, té verde puro tostado, de sabor dulce y suave.

Vayamos ahora al extremo de la complejidad sensorial. En el caso de los sushi preparados con pescados encurtidos, como la macarela, la opción son tés verdes potentes, con buena mineralidad y amplia expresión aromática y gustativa.

 

Té con sabor a mar

 

Los expertos señalan al sencha y al gyokuro como los ejemplares idóneos; los matices yodados que caracterizan a estas hebras, así como su dulzor, astringencia y amargor balanceados, los hace perfectos para acompañar untuosas y avinagradas sardinas, lomos de verdel fresco e incluso huevas de pez volador envueltas en pequeñas láminas de nori.

 

Sushi y té verde

 

En el caso de los pescados grasos, las proteínas más deseadas a la hora de servir sushi, es necesario apuntar a tés de igual intensidad. Un nigiri de toro, corte extra graso del atún, es verdaderamente sublime al compás de cualquier gyokuro, mientras que el hamachi, exquisito y de textura mantecosa, casi graso, hace lo propio con un cuenco de matcha de grado ceremonial.

La próxima vez que pruebe sushi, hágalo con una taza de té verde. ¡Se sorprenderá! escueladete.mx