Hay una gran cantidad de cervezas en el mercado, pero disfrutar una nueva nunca está de más, sobre todo si es de origen nacional y con un suave y fresco sabor. Se llama Allende 100 y si eres de los que les gusta beber y beber y no engordar, ésta es para ti.
Allende 100 es una cerveza artesanal clara con 3.5 por ciento de alcohol, una lager con notas a cereal, pan y granola, y 100 calorías. Además, no contiene conservadores ni aditivos, por lo que es ideal para quien busca estar siempre saludable.
Su delicioso aroma se complementa con delicadas notas frescas, boscosas, de lúpulo esloveno. En boca es bastante refrescante y ligera, y puedes maridarla con ensaladas o proteínas blancas. “Puedes beberla todos los días si gustas porque no te sentirás culpable”, comentó Carlos Garay, el maestro cervecero de la marca.
La bebida ya está a la venta en 800 centros de consumo de 19 ciudades a nivel nacional, sobre todo El Bajío, Ciudad de México, Riviera Maya y Monterrey; en tiendas como La Europea, City Market y Chedraui Selecto, además de que ya se exporta a Estados Unidos, Inglaterra y España.
Historia cervecera
Cervecería Allende nació hace cuatro años y una de sus principales características es que está desarrollada por un equipo joven que ha puesto los sabores en la malta, el lúpulo y la fermentación. La Cerveza Allende 100 ganó incluso una medalla de plata en la categoría lager americanas en la Copa Cerveza México.
Otras de sus marcas son Agave Lager con notas al agave;Golden Ale con sabores más tostados; la oscura Brown Ale con notas de café tostado y con la que entraron al mercado; así como la India Pale Ale, con sabores a caramelo, frutas y un poco más intensa por la alta cantidad de malta agregada. cerveceriaallende.mx
Food and Travel recomienda el consumo moderado del alcohol y no para menores de 18 años.
30 de noviembre de 2018
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Llegó diciembre y con él todo un flujo de aromas frutales, tostados, especiados… Es cierto, pocas bebidas en el mundo son capaces de hacer frente a los complejos y contundentes matices de temporada… La infusión de hojas y brotes de camellia sinensis, la planta del té, es una de ellas. Fotos: Escuela Mexicana de Té.
Ya le hemos platicado en diferentes ocasiones que tés puros, blends de té y tisanas son perfectos para enriquecer el meloso carácter estacional, sin embargo, hay mucho más.
Té para acompañar
Tés negros puros, blancos, verdes, oolong e incluso pu-erh, así como aromáticas mezclas de frutas deshidratadas y especias, también son buenos compañeros de entrantes, sopas, ensaladas y guisos salados decembrinos.Sí, querido lector, un plato de pavo rostizado relleno, con su respectiva porción de gravy o salsa de menudencias, es sublime al compás de una taza tibia de Earl Grey.
Vayamos al inicio. De todas las expresiones de la camellia sinensis, son los tés negros y oolongs de alta oxidación los que destacan por su capacidad para armonizar con los festines de fin de año, repletos de especias, con exuberantes texturas y sabores. Gracias a su estructura y astringencia, estas variedades permiten contrarrestar el peso y untuosidad de preparaciones típicas de temporada: aves rostizadas, carnes ahumadas, salmón, embutidos de cerdo, lomo mechado e incluso los tradicionales romeritos con tortitas fritas de camarón.
Los tés negros afrutados y astringentes, como los de India y Sri Lanka, por ejemplo, ayudan a neutralizar la grasa del pavo y del cerdo rostizado; los tés negros ahumados, particularmente los de China, son ideales para acentuar el sabor de carnes oscuras, pato, estofados y salsas con buena carga de especias, mientras que los tés negros terrosos, como los producidos en Yunnan y África, brillan junto a puré de papas o camote, vegetales asados y todo tipo de patés y terrinas.
“¿Tés verdes y oolongs de baja oxidación?”. Funcionan muy bien con ensaladas simples, cremas de verduras, crustáceos y algunos pescados grasos de temporada. El tradicional bacalao a la vizcaína, especiado y provisto de la acidez característica del jitomate, por ejemplo, es delicioso con tés verdes japoneses de marcado carácter vegetal, bien minerales y salinos.
Delicias de sobremesa
Para las sobremesas de temporada la opción son tés de marcada frutalidad y astringencia. Nuevamente debemos apuntar a ejemplares negros de India y Sri Lanka, que acompañan perfectamente a nueces, frutos secos, confituras y quesos maduros, sin importar si se sirven fríos o calientes.
Concluiremos del lado dulce, con postres y golosinas navideñas. Soufflé de vainilla, fruitcake y rosca de naranja, por ejemplo, son perfectos para servir con blends de té negro clásicos, como Earl Grey, English Breakfast o Russian Caravan.
Praliné de avellanas, panettone y dulces de leche, particularmente cajeta, armonizan con tés negros puros, como Golden Monkey, Kosabei y Keemun. Para frutas cristalizadas, cremas dulces y almíbares conviene más apuntar a la frontera del pu-erh mezclado con cítricos, cacao tostado, granos de café y jengibre.Diciembre… ¡no te acabes!
29 de noviembre de 2018
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Leer en un espacio acogedor mientras la lluvia cae y un café calienta nuestra mente, es una de las sensaciones más relajantes. Si también quieres intentarlo fuera de casa, este 12 de noviembre, Día Nacional del Libro, te recomendamos cinco librerías en la Ciudad de México, que te brindarán un espacio en el que podrás sumergirte en una excelente lectura, mientras disfrutas de tu bebida preferida.
Wiser Books and Coffee
Esta cafetería retoma el concepto tradicional de las librerías de barrio, con un servicio especializado y muy personal. Encontrarás títulos para todos los gustos, desde ficción hasta poesía; además, ahí mismo podrás disfrutar de tu lectura acompañada de un café. Continuamente realizan catas con vino y libros, noches de película, exposiciones y recitales musicales y poéticos. Es el paraíso de todos los lectores apasionados. Dónde: Morelia 76, Roma.
Casa Bosques
Esta es una iniciativa de Savvy Studio, un colectivo de diseño, publicidad y arquitectura. Tiene una selección editorial independiente, además de un acervo de libros y revistas marcado por temas arquitectónicos, artísticos y de moda; también encontrarás literatura seleccionada cuidadosamente. Aquí puedes tomar el título que más te atraiga para leerlo, no cuenta con servicio de cafetería pero puedes llevar tu bebida preferida hecha —o no— en casa. Continuamente realizan presentaciones de textos y revistas. Dónde: Córdoba 25, Roma Norte.
Cafeleería
Este lugar nace con el objetivo de ofrecer un espacio para que el café sea el hilo conductor de la lectura, la imaginación y la crítica social. Aquí podrás encontrar títulos clásicos e independientes, armonizados con el arte plástico y sabores que estimularán tu mente. También funciona como galería y foro de presentaciones. Abre de lunes a sábado de 9:00 a 22:00 horas. Dónde: avenida Taxqueña 1832, San Francisco Culhuacán, en Coyoacán.
Porrúa Chapultepec
Es una de las librerías más importantes del país y cuenta con una sucursal asombrosa en el Bosque de Chapultepec. Allí miles de títulos para todos los gustos viven en sus estantes. Cuenta con área para fumar, para niños, sillones y mesas ideales para leer mientras disfrutas de una bebida; ahí tienes la posibilidad de admirar el paisaje del lago y del bosque. Dónde: avenida Paseo de la Reforma s/n, en el Bosque de Chapultepec, a un costado del Museo de Antropología.
Péndulo Condesa
Este sitio es el resultado de la unión entre una terraza encantadora, varias bebidas que calientan el corazón y un menú literario que cautiva a cualquiera. Es de las librerías más afamadas, donde también puedes disfrutar de un desayuno. En sus instalaciones podrás participar en cursos y talleres literarios, lo que la convierte en la opción perfecta para los amantes de la cultura. Dónde: Nuevo León 115, Condesa.
29 de noviembre de 2018
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Así es conocida Túnez en África: una ciudad que posee una mezcla seductora de un antiguo puerto y una vibra moderna. A través del laberinto de comerciantes que regatean, Philip Sweeney descubre una cocina local rica en mariscos y especias exóticas.
Son las primeras horas de la mañana en Túnez y la ciudad cobra vida. Las tiendas de la medina están repletas de gente comprando pequeñas semillas negras de pino de Alepo, un ingrediente vital para una crema conocida como assidat zgougou, la cual se sirve a la hora del desayuno para celebrar al profeta Mahoma durante las fiestas. Las calles vibran con los gritos de los vendedores ambulantes que ofrecen sus productos.
Estoy aquí para explorar una de las ciudades históricas amuralladas mejor conservadas del norte de África mediterránea. A lo largo de tres décadas de visitas a Túnez, nunca había ido más allá de las filas de comerciantes insistentes y vendedores ambulantes que se encuentran en sus callejuelas de piedra, a las cuales se accede después de salir de las calles estilo ville moderne, construidas por los franceses en la época colonial.
Lo que significa decenas de zocos inexplorados, cada uno de ellos nombrado de acuerdo con su especialidad, numerosas mezquitas, y cientos de mansiones que esconden suntuosos salones. Y sin duda, un montón de comida interesante, porque la cocina tunecina puede compararse fácilmente con la marroquí o la argelina, y si hablamos de mariscos, es superior a ambas.
Me aseguro de tener tiempo para almorzar antes de salir a recorrer la medina. Me dirijo a L’Orient, una de las antiguas brasseries francotunecinas, donde ordeno el cuscús con pescado. Para darle un toque típico a este platillo, L’Orient mezcla caldo y harissa con el cuscús antes de servirlo, lo cual produce una encantadora textura húmeda, el acompañamiento perfecto para una lubina fresca y recién traída del mercado, con algunas zanahorias, pimientos verdes y papas.
Ubicada justo a un lado de la avenida Bourguiba —el equivalente de los Campos Elíseos de la moderna Túnez—, L’Orient está a solo unos minutos de la gran sección de pescados y mariscos del mercado central, de algunas tiendas y cafeterías y de la embajada de Francia, que parece una fortaleza gracias a su alambre de púas, coches blindados y tropas camufladas.
Mi refugio durante este viaje es un hotel discreto y elegante, el Dar Ben Gacem, una casa de época turca del siglo XVII restaurada, cuyas terrazas dan a la zona residencial de la medina y hacen eco con el canto simultáneo de los almuecines (en el islam, los responsables de llamar a la oración cinco veces al día), proveniente de media docena de minaretes cercanos.
Place de la Kasbah se encuentra a sólo unas calles hacia el sur. Se trata de una gran plaza rodeada por los ministerios del gobierno y el ayuntamiento, donde una vez estuvo la antigua alcazaba (un complejo otomano fortificado que se habría convertido en la insignia de la medina si no hubiera sido demolido después de la Independencia). Cerca de ahí, están algunos restaurantes antiguos como el Dar El Jeld, ubicado en una mansión muy frecuentada por turistas adinerados, empresarios y políticos locales. Después de renunciar a la cena en el restaurante de mi hotel, me dirijo a Dar El Jeld.
En el lugar, observo portales de piedra arqueados, puertas enormes, vestíbulos con sofás y una selección de mesas a la luz de las velas en el patio con paredes de azulejos. Tocan música malouf con un qanun (cítara), mientras los meseros de edad avanzada, ataviados con corbata de moño, traen a la mesa los menús y la carta de vinos: éste es el único restaurante en la medina que sirve alcohol, debido a la cantidad de mezquitas, en cuya proximidad está prohibido beber alcohol.
El menú es tradicional. Elijo un tajine malsouka —tajine de huevo envuelto en pasta de hojaldre—, y después de mucho sufrir al no poder elegir entre el cuscús kadid (cordero salado, una especialidad de la cercana región de Cap Bon) y el cuscús au calamari farci (calamar relleno), me decido por el último, que es excelente. Una caminata hacia el hotel me lleva a través de callejones oscuros acechados por una que otra figura sombría y algunas bandas de gatos en busca de alimento.
El otro extremo del espectro de la cocina de la medina consiste en puestos que sirven cualquier platillo callejero que esté de moda. Hasta hace poco era el shawarma, ahora es el chapati. Ambos se sirven “tunecificados” con algunos ajustes, tales como la adición de la baguette para el shawarma libanés y la harissa para los fritos chapatis indios. Además, están las cafeterías árabes, como Dribat y Sowatine, con largas filas de mesas al exterior, ideales para conversar, tomar té o café y fumar shishas.
Entre los dos extremos, hay una nueva categoría de lugares más baratos, menos formales y más modernos, como Fondouk El Attarine. Está ubicado en un antiguo caravasar —posadas que sirvieron de alojamiento para comerciantes—. Éste, en particular, tiene buena comida, tés y bebidas durante todo el día. Aquí, saboreo un excelente platillo de naicer osban, una pasta tunecina con una especie de picadillo de tripa salada.
Existen otras tres opciones de esta categoría que se destacan. Por una parte está El Ali, al que se llega por una estrecha escalera que se abre para revelar dos pisos de atractivas habitaciones y una encantadora terraza en la azotea, donde una variada multitud de comensales disfruta platillos tradicionales en el almuerzo y pasteles con té por la tarde.
Por la otra, está Doken, que es lo más parecido a un bistró hipster parisino en Túnez. Está ubicado dentro de una antigua tienda de jeans. Es creación de Marouan Zbidi, el joven arquitecto que estuvo a cargo del diseño del lugar y del menú con platillos mediterráneos insignia. Doken atrae a una clientela relajada, artística y exigente.
La tercera opción es Dar Slah. Éste es el segundo restaurante de la familia Smooli, cuyo patriarca fundó Chez Slah en la ville moderne, uno de los pilares de la excelente gastronomía tunecina de los años 80.
Sabri Smooli, hijo del fundador, me da a probar una entrada con la que está experimentando: un trozo de tajine con tinta de calamar, calamar crocante y calabacitas, y algunas espinacas braseadas con harissa. También me muestra con orgullo una docena de doradas (pescado) que acaba de traer del mercado.
En Túnez, los restaurantes de pescado son clásicos al tener a La Goulette para abastecerse. Se trata de una porción de tierra entre el Mediterráneo y el gran lago de Túnez. Ahí la fila de cafeterías con terrazas frente a la pequeña playa son el lugar ideal para pasar los fines de semana durante el verano.
La Goulette está lejos de ser tranquila. En la avenida Franklin Roosevelt, la escena restaurantera es vibrante. El más destacado de ellos es Bohëme, dirigida por un chef nacido en Toulouse, enfocándose en una variedad de carnes de alta calidad. Al final de la calle, La Sirene sigue abarrotado de clientes que eligen su cena de entre un grupo de especímenes con aletas plateadas, que están apilados o colgados de un gancho, para luego volver a sus mesas mientras sus órdenes se envían a la cocina.
Le Café Vert, con su terraza de vidrio, es mi favorito. Fundado en 1955, aún es administrado por la misma familia. Los Chenoufis, al igual que los residentes de la casa de retiro judía que está en la avenida, son sobrevivientes de la otrora gran población judía de Túnez. Le Café Vert sirve un excelente cuscús de pescado, todo tipo de pasta con mariscos, coquillages (crustáceos) y un clásico complet de poisson (pesca del día con papas fritas y salsa tastira).
La Goulette está llena de marineros rudos, gatos y amantes del pescado, pero el resto de los suburbios a lo largo de la costa norte son más burgueses. Después de Cartago —hogar de los vestigios arqueológicos de la gran ciudad fenicia que precedió a la actual Túnez—, hay un área verde llena de mansiones y embajadas, antes del barrio de Sidi Bou Said, en lo alto de un acantilado. Luego está La Marsa, que es hogar de complejos hoteleros turísticos, pero también de muy buena comida.
Mientras tomo café, platico con la hotelera Leila Ben Gacem sobre comida y religión. ¿Qué comidas acompañan a las ceremonias religiosas?, le pregunto. “Se requieren animales de sangre caliente, normalmente ovejas, para la guarnición del cuscús que se sirve en algunas procesiones y ceremonias”.
Como si se tratara de una señal, los callejones circundantes se llenan de una multitud que marcha, de miles de banderas ondeantes, de cantos y de algunos bailando al ritmo de bandas de músicos stambeli. Están en camino hacia la mezquita cercana de Sidi Mahrez, el santo patrón de Túnez, así que me uno a ellos, listo para otra agradable jornada en esta pequeña ciudad.
Información de viaje
La capital homónima de Túnez en el norte de África, se encuentra bordeando el mar Mediterráneo y el desierto del Sahara. Los vuelos desde Ciudad de México duran alrededor de 30 horas y el huso horario es GMT+1. La moneda es el dinar tunecino (1 TND = 8.04 MXN).
CÓMO LLEGAR
Air France (airfrance.com.mx) vuela desde Ciudad de México, con escala en París. Vuelo redondo desde $1,250 USD. Lufthansa (lufthansa.com) ofrece vuelos a Túnez con conexión en Frankfurt. Vuelos redondos desde $1,397 USD.
RECURSOS
Discover Tunisia (discovertunisia.com) es el sitio web oficial de la oficina de turismo y proporciona una gran cantidad de información para planear tu viaje, así como consejos prácticos para moverte cuando estés en la ciudad.
MÁS INFORMACIÓN
A Tunisian Tale de Hassouna Mosbahi ($13 USD, amazon.com) cuenta la conmovedora historia de la lucha de una madre para vivir con su familia en los barrios marginales de Túnez.
Dónde quedarse
Dar Ben Gacem Una casa del siglo XVII en una zona residencial de la medina, a cinco minutos de la Gran Mezquita. Cuenta con siete habitaciones, todas con muebles antiguos y una maravillosa terraza. Habitaciones dobles desde $100 USD. darbengacem.com
Dar El Marsa Un nuevo hotel justo en medio del malecón de La Marsa. Las habitaciones espaciosas están aseguradas, y las que están al frente tienen balcones con vistas al mar. Lujosos bares, restaurantes, noches de jazz y una alberca en la azotea complementan la oferta. Habitaciones dobles desde $210 USD. darelmarsa.com
Four Seasons Hotel Tunis Arquitectura árabe, jardines exuberantes y los patios con fuentes son las tarjetas de presentación de este nuevo hotel de lujo en el afluente vecindario de Gammarth. Además de esto, cuenta con las habitaciones más grandes de la ciudad, cuatro restaurantes, un local frente a la playa y un spa de estilo romano. Habitaciones dobles desde $400 USD. fourseasons.com
El Mouradi Africa Un lujoso hotel ejecutivo de 22 pisos, con un diseño sencillo, pero cómodo. Con una excelente ubicación en la avenida principal, frente a la ville moderne y a 10 minutos a pie de la medina. Habitaciones dobles desde $120 USD. elmouradi.com
La Maison Dorée Excelente para viajeros de bajo presupuesto. Se trata de un hotel al estilo de los años 30 en una zona concurrida. Antiguo, pero con carácter, y dirigido por la misma familia desde hace 40 años. Habitaciones dobles desde $30 USD. 6 Rue de Hollande, Túnez 1001.
La Villa Bleue Un hotel boutique recién inaugurado en una casa histórica en Sidi Bou Said. Aislado, pero cerca del antiguo centro del pueblo. Las habitaciones tienen balcones con vistas al mar y cuenta con bonitos jardines, una alberca pequeña y un buen restaurante. Habitaciones dobles desde $360 USD. lavillableuesidibousaid.com
Dónde comer en Túnez
Los precios que se muestran son por persona, por un menú de dos tiempos, con una copa de vino o cerveza, a menos que se indique lo contrario.
Bohëme La última creación de un exitoso chef francés conocido como Axel D. Esta nueva adición al grupo de restaurantes, ofrece una gama de carnes maduradas por tres semanas, una variedad de clásicos franceses y una selección de mariscos muy interesante, tales como ostras de Bizerte, oursins (erizos de mar) y couteaux (almejas rasuradas). Ordena el platón de fruits de mer al estilo de París por sólo $18 USD por persona. Desde $25 USD. Avenida Franklin Roosevelt 47, La Goulette.
Le Café Vert Una institución de La Goulette desde hace más de 50 años. El lugar posee un bullicioso interior tradicional y una terraza con paredes de vidrio, un excelente servicio y una amplia variedad de pescados y mariscos. Desde $14 USD. Avenida Franklin Roosevelt 68, La Goulette.
Dar El Jeld Un restaurante grande y lujoso, popular entre los empresarios y las figuras del gobierno. Espera un servicio formal y un gran menú con platos inusuales, tales como el tajine sebnekh (tajine de espinacas), el cuscús con kadid (cordero salado) y los calamares farci (calamares rellenos con sus propios tentáculos, pan molido y hierbas). Desde $34 USD. dareljeld.com
Dar Slah Cocina de primera categoría, creativa pero tradicional, de una eminente familia de restauranteros de Túnez, servida en una habitación espaciosa y bien diseñada en el extremo sur de la medina. Prueba las espinacas silvestres, el delicioso cuscús osban (con tripas) y el excelente menú de dos tiempos por solo $10 USD. A la carta desde $12 USD. Calle de la Kasbah 145, Tunis Medina.
Fondouk El Attarine Una cafetería y restaurante ubicados en el corazón de la medina. El patio es espacioso y está lleno de luz; el servicio es bueno y sirven maravillosos platillos tradicionales. Algunas noches hay música en vivo hasta el cierre, a las 7 p.m. Desde $11 USD. fondoukelattarine.com
Le Golfe Uno de los restaurantes gastronómicos más antiguos de Túnez con una renovación muy exitosa. El chef Michel Mehdi selecciona y supervisa un menú extenso y sofisticado que utiliza ingredientes locales de la mejor calidad como atún, botarga (huevas de ciertos pescados, es típico de varias regiones costeras del mar Mediterráneo) y mariscos de primer nivel. Desde $24 USD. El Arbi Zarrouk 5, Sidi Abdelaziz, La Marsa.
Le Pirate Cocina de alta calidad (principalmente pescado) que es una mezcla de estilos tradicionales e innovadores. Ordena el pulpo a la plancha con estragón, la langosta y el delicioso cuscús de pescado. Desde $20 USD. Le Port, Sidi Bou Said.
L’Orient Este antiguo lugar ha visto días mejores, pero sigue lleno de carácter, con sus azulejos andaluces en las paredes. Sirve versiones de algunos clásicos francotunecinos y ofrece un menú abundante en mariscos, incluido un cuscús au poisson bastante bueno y ocasionalmente algunas rarezas, como la anguila guisada. Desde $10 USD. Ali Bach Hamda 7.
Philip Sweeney y Stephen Pennells viajaron a Túnez por cortesía de la Oficina Nacional de Turismo de Túnez
29 de noviembre de 2018
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Una de las mejores formas de atesorar un recuerdo es a través de una fotografía. Un viaje a un safari suele ser una experiencia difícil de repetir para la mayoría de las personas, por lo que las fotografías del viaje suelen adquirir un lugar muy importante para los turistas. Te compartimos nuestros consejos para que tus fotografías sean únicas y te permitan revivir tus recuerdos siempre.
1.- Lleva tarjetas de memoria extra. Elige tarjetas de lectura rápida superiores a 150 MB, que disminuyen el tiempo de almacenamiento en la cámara.
2.- Acomoda la configuración de la cámara antes de salir. Los animales son impredecibles, por lo que debes estar listo.
3.- Más grande es mejor cuando se trata de lentes: ármate antes de viajar y no lleves nada inferior a una lente de fotograma completo de 200 mm.
4.- Una cámara de iPhone simplemente no funciona aquí, y te recomendamos encarecidamente una DSLR. Asegúrate también de llevar un buen zoom de 10x a 20x (o superior).
5.- La vida salvaje es veloz. Establece una velocidad de obturación alta para evitar tomas borrosas. Utiliza un ISO hasta de 400 o superior.
6.- Mantén el balance de blancos ajustado en luz del día para tomas nítidas.
7.- No subestimes la hora dorada, que crea un hermoso efecto de luz suave y cálida al fotografiar animales; ocurre aproximadamente dos horas antes del atardecer. La salida del Sol también es perfecta.
8.- Invierte en los mejores binoculares que puedas pagar. Incluso los mejores campamentos (como Angama) solo prestan un par por tienda.
9.- A menos que seas profesional, recuerda que la mayoría de tus fotografías serán tomadas desde un Jeep, así que los tripiés son innecesarios.
10.- ¡Abre bien los ojos! Claro, los cinco grandes son la prioridad, pero hay todo un mundo que habita en los árboles. Los buitres se posan en las acacias bajas, mientras que los leopardos y los leones también son habitantes de los árboles.
11.- Y… olvídate por un momento de la cámara. Date tiempo para empaparte de la experiencia y aprecia la majestuosidad de la naturaleza.
Sigue nuestros consejos y obtendrás las mejores fotografías posibles, ya no existen más excusas para no tomar tus maletas y embarcarte en un safari por Kenia.
28 de noviembre de 2018
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La captura de un momento, de un instante, con los elementos precisos, la luz exacta, el encuadre perfecto, es simplemente un arte, y no cualquiera lo logra con tanta perfección y pasión, como lo hizo a lo largo de su carrera como fotógrafo Eliher Hidalgo, colaborador de Food and Travel México.
Con su lente, Eliher capturó desde impresionantes paisajes hasta productos gastronómicos y exquisitos platillos, así de versátil fue siempre su trabajo. Porque no solo capturaba momentos, sino que disfrutaba de cada lugar de cada comida que plasmada en imágenes. Eso debido a una sola razón: amaba su profesión.
Prominente carrera
Eliher Hidalgo tuvo su formación profesional en la Escuela Activa de Fotografía y el Centro de la Imagen, en donde forjó una carrera de más de 15 años. Asimismo, realizó un diplomado en el Tecnológico de Monterrey, con el objetivo de seguir profesionalizando en esta profesión donde es inminente la innovación.
Su carrera lo llevó siempre por diferentes caminos, desde la fotografía de producto, paisaje, arquitectura, hasta de moda, entre algunas otras. De esta forma fue que colaboró con importantes medios de comunicación como: Conde Nast México y Latinoamérica, así como para la revista Food and Travel México, además de agencias de publicidad como Grupo Axo.
Pasión por la fotografía
Su amor por la fotografía nació gracias a su tío, Ignacio Guevara, que era también fotógrafo y al que Eliher admiró por el maravilloso trabajo que realizaba. Él busca transmitir emociones a través de sus fotografías, no importa cuál sea, como él mismo afirmaba:
“Si mi trabajo te transmite una emoción, quiere decir que voy por buen camino”.
Una de las características de la fotografía de Eliher, fue que, además de ser versátil, también se destacaba por los altos contrastes que manejaba. Siempre tuvo gran cuidado en todos los detalles de sus imágenes, con lo que logró visiones impresionantes de los lugares que retrataba. Siempre consiguió en cada imagen, transmitir su pasión por la fotografía.
Eliher Hidalgo, fotógrafo mexicano, falleció el pasado sábado 24 de noviembre, y siempre lo tendremos en nuestra memoria y corazón por los recuerdos tan hermosos que nos dejó, así como cada vez que veamos alguna de sus fotografías.
28 de noviembre de 2018
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El mundo de la alta cocina fue dominado tradicionalmente por hombres, pero a lo largo de los años las mujeres han conseguido abrirse paso en este ámbito. Te compartimos nuestra reseña de tres panaderías lideradas por mujeres que demuestran que el «sexo débil» es sólo un mito. Texto restaurantes: María Elizalde.
Dominique Pâtisserie Café
Este espacio que cobija las delicias de la panadería francesa, llegó para quedarse. Croissants de almendra, escargots de pasas y crema pastelera o de chocolate, pain au chocolat o empanada de manzana, son los clásicos creados por Dominique Fritz, ideales para comenzar la mañana con una taza de café y los huevos especiales (chorizo de la casa, cebolla caramelizada y queso gruyère).
El pan salado brilla con luz propia y sus pasteles tienen un balance que te invita a repetir. Además, sus productos están elaborados con harinas orgánicas. ¿Qué más se puede pedir? Dónde. Chiapas 157, Roma. Teléfono. (55) 5564 2010.
Eminenta
El talento de Jessica Luna ha destacado desde sus inicios y despegó hace algunos años en los restaurantes del chef Eduardo García (Máximo Bistrot), pero hoy vuela con sus propias alas en Eminenta (que significa “mujer que sobresale por sus propios méritos”).
Este taller, donde la masa madre es la base, está enamorando con sus maravillosas conchas, roles de guayaba, caramelo y cacao o canela, pan rústico y todo lo proveniente del antojo del cliente. Aunque no está abierto al público, se puede acceder a estas delicias al realizar un pedido —son personalizados—. ¡El cielo es el límite! Dónde. General Prim 47, Juárez. Teléfono. (55) 5705 1784. eminenta.mx
3 Amores
Con solo dos meses de apertura, este café ha cautivado poco a poco a sus comensales no solo por la sonrisa y trato amable de su personal, sino con el pan que cada día se muestra en sus bellas canastitas detrás de la barra. Un chai latte o espresso complementan la concha de cardamomo o matcha, el rol de avellana (uno de los favoritos) y el croissant de higo.
Aunque no dejemos de lado los Amoríos, platos salados con pan de caja artesanal que siempre son necesarios. Tres mujeres están detrás de este proyecto que está conquistando la colonia Narvarte. Dónde. La Morena 651, Narvarte.
Conoce estos tres establecimientos y permitir a las chefs encantar tu paladar, te aseguramos que te fascinarán.
27 de noviembre de 2018
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Durante cuatro semanas (del 8 de noviembre al 1 de diciembre) en Casa Mundet se brinda una experiencia especial llena de estímulos sensoriales, donde cuatro chefs mexicanos reconocidos a nivel nacional e internacional, preparan un menú con comida de nuestro país, inspirado en las grandes maestras de la cocina: las mamás y las abuelas.
“Y quién mejor que Sidral Mundet, el mejor acompañante de la comida mexicana, para brindarle este tributo a la gastronomía nacional”, indicó Sergio Salas, Director de Refrescos Frutales de Coca-Cola México. Cabe mencionar que la decoración y la vajilla son de origen 100% mexicano.
Cenas que inspiran
Nosotros asistimos a la cena ofrecida por el chef Pablo Salas, chef del restaurante Amaranta, ubicado en Toluca. Como primer tiempo probamos una ensalada de nopales curados en sal, sobre una cama de frijol, cilantro criollo, cebolla morada, queso ramonetti, habas, acociles, y jitomate cherry.
El segundo platillo fue una sopa de hongos, setas y champiñones, con pasta de trufa y aceite de salsa, con un toque de epazote. El plato fuerte nos enamoró, se trató de un mextlapique de trucha salmonada, el mextlapique es una técnica de envolver el pescado, lleva jitomate, cebolla, epazote, chiles jalapeños, y va cocinado al comal, al final lleva almendras tostadas y un rábano sandía.
El postre coronó la deliciosa cena, con un helado de yogurt, granizado de betabel, y hoja santa deshidratada, todo sobre una tierra de galletas de animalitos. Todos los platillos los maridamos, claro, con Sidral Mundet.
“No necesitamos de productos caros, gastronómicamente todos los ingredientes tienen el mismo valor. Puedes hacer un gran platillo con quelites o con foie gras”, concluyo la cena con estas palabras, el chef Pablo Salas.
Experiencias que debes vivir
Si quieres asistir a estas deliciosas cenas gratuitas, date prisa porque solo queda esta semana. Reserva a través de casa.sidralmundet.mx,de miércoles a sábado con cuatro opciones de servicio: Comida: 13:00 y 15:00 horas, cena: 18:30 y 21:00 horas.
Para que te des una idea de lo que se disfruta en las cenas Sidral Mundet, estos son los chefs que han participado:
Semana 1: JOSEFINA LÓPEZ MÉNDEZ
Mamá: Josefina Méndez Torres
Graduada como Licenciada en Gastronomía de la Universidad Anáhuac de Oaxaca, la chef se desempeñó por cuatro años como jefe de cocina en el reconocido restaurante Pitiona, donde aprendió que la cocina es experimental y atrevida. Josefina y su equipo mantienen con creatividad y dedicación el variado menú de El Chapulín.
Semana 2: CARLOS GAYTÁN
Madre: Teresa Romero Muñoz
Carlos ha sido reconocido como chef del año por parte de la American Culinary Federation (2010), su talento ha impulsado el posicionamiento de la cocina mexicana a nivel mundial, recibiendo el galardón más prestigioso de la afamada Guía Michelin.
Semana 3: PABLO SALAS
Familiar: Francisco Javier Salas Rodríguez
Uno de los exponentes más respetados y reconocidos de la gastronomía mexicana, el estilo gastronómico de Pablo lo ha posicionado como un referente en el arte culinario mexicano. Su comida puede ir de lo gourmet a los antojitos mexicanos. Su pasión lo ha llevado a viajar por México y vivir experiencias invaluables que le sirvieron como guía para redefinir su cocina y su estilo.
Semana 4: FERNANDO HERNÁNDEZ RUÍZ
Madre: Martha Guadalupe Ruíz Vázquez
Fernando empezó haciendo catering, lo que aumentó su pasión por la cocina. Posteriormente, fue chef de partie del restaurante Néctar, en Mérida, para después viajar a Florida encargarse de la parrilla de mariscos del Tarpon Bay. Actualmente, es dueño de Moyuelo en Puebla, donde busca rescatar las cemitas para crear un menú lleno de deliciosas opciones para sus comensales, y jefe de cocina y socio del restaurante Comala.
Él fue el chef encargado de ofrecer la última experiencia en Casa Mundet. Su menú estuvo compuesto por algunos de los platillos representativos de su restaurante como betabeles rostizados bañados con jocoque seco, arroz cremoso con huitlacoche fermentado y de plato fuerte, lomo de cerdo con salsa de chicharrón prensado y puré de coliflor. Para el postre, ofreció una inesperada combinación de sabores en un brûlée de hierbas de la sierra del norte de Puebla y bayas.
27 de noviembre de 2018
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Hablar de gastronomía mexicana simplemente es traer a la memoria a la chef Patricia Quintana, quien nació en México en 1946. Y que a lo largo de su carrera se especializó en gastronomía tradicional mexicana, así como en la promoción y difusión de la misma. Tanto en el país como en el extranjero. Fotos: Charly Ramos / Equipo Food and Travel.
Patricia Quintana tuvo su máximo desarrollo profesional en países como Canadá, Suiza y Francia, donde aprendió de los más grandes chefs de esos países, tales como Paul Bocuse, Gastón Lenotre, los hermanos Troisgros y Michel Guérard, sin embargo, siempre conservó su amor por la cocina mexicana.
Símbolo de la gastronomía mexicana
En su amplia trayectoria de más de 50 años, fue dueña del restaurante Izote, el cual inauguró en el año 2001, pero que 12 años después tuvo que cerrar. Sin embargo, lo reemplazó por Izote va a tu casa, que se trataba de un servicio personalizado de banquetes, con el que tuvo mucho éxito.
La chef Patricia Quintana, además de hacernos viajar con los extraordinarios sabores de su cocina tradicional, ella misma fue una incansable viajera y embajadora de México, pues dedicó su vida al rescate de la cocina tradicional mexicana, labor que la llevó a ser reconocida con el título de Embajadora Culinaria por la Secretaría de Turismo.
Guía de nuevas generaciones
Siguiendo su objetivo de promover la gastronomía mexicana, fundó la Escuela de Alta Cocina, en la que impartió cátedra por más de 45 años, lo que ayudó a la formación de nuevas generaciones de grandes chefs.
Asimismo, realizó más de 25 libros sobre gastronomía mexicana en donde documentó técnicas, productos y recetas mexicanas, que son un referente de enseñanza y conocimiento para todos aquellos que quieran conocer más sobre nuestra gastronomía.
Entre ellos: El sabor de México, La cocina de los dioses del agua, El festín de Mictlán -porque una de las actividades que más disfrutaba era realizar altares de muertos-, y el más reciente, El gran libro de los antojitos mexicanos.
Merecidos reconocimientos
A lo largo de su trayectoria, la chef Patricia Quintana recibió diversos reconocimientos como: la Cuchara de Plata otorgado por la revista Food Arts, el Laurel de Oro a la Calidad de la Asociación México-España y el galardón La Llave del Progreso 2005, que otorga la AMAIT, Abastecedores Turísticos, A.C., así como el premio CANIRAC.
Personalidades que dejan huella
La chef Patricia Quintana falleció la noche del 26 de noviembre por causas naturales, por lo que el gremio de la gastronomía mexicana ha lamentado profundamente su partida. La última vez que platicamos con ella fue en el año de 2016. Te dejamos aquí la entrevista completa.
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