El viaje del héroe es el término que se utiliza para las historias en las que el protagonista responde al llamado de la aventura y retorna a su hogar con revelaciones. Este tipo de travesía fue experimentada por el chef Santiago Fernández Benedetto, quien fue galardonado en 2018 por Esencial Costa Rica como embajador de la gastronomía del país, debido a su compromiso de investigar los sabores que otorgan identidad a su país. Continúa leyendo para descubrir cómo el chef ha explorado las raíces de la cocina costarricense. Fotos: Charly Ramos.
Los inicios del chef Santiago Fernández Benedetto
«¿Se puede estudiar cocina?». Esa fue la pregunta que el quinceañero Santiago Fernández Benedetto le hizo a su madre. Ella contestó afirmativamente y lo llevó a conocer al chef suizo Claudio Dubuis. Fernández relata que trabajó junto al chef en el restaurante Le Chandelier, donde pasó más de cuatro años aprendiendo de gastronomía francesa. Desde entonces, no ha dejado de cocinar. Su carrera continuó cuando ingresó a la Universidad Latina de Costa Rica para seguir construyendo las bases que lo llevarían a explorar otros territorios.
En 2006, el chef Santiago Fernández trabajó para Madinat Jumeirah en los Emiratos Árabes. Durante ese periodo, ocurrió un evento canónico que redireccionó su brújula. El chef Santiago rememora que sus 550 compañeros exaltaban los productos de sus respectivos lugares de origen, como los franceses con sus quesos. Confiesa que esta fue su respuesta cuando le preguntaron cuál era el ingrediente distintivo de su país:
«Con vergüenza dije que el pejibaye -fruto del palmito y habitual en la alimentación costarricense-. Inmediatamente, me sentí mal y cabizbajo por la emoción del Viejo Mundo en contraste con el Nuevo Mundo. Algo resonó en mí y me quedó una espina”. Aquellas palabras serían lo que años después lo impulsarían a reivindicar la cultura de la cocina de Costa Rica.
Los productos locales son importantes
Tiempo después, en el 2010, el chef Santiago Fernández regresó a su país natal para ser (hasta la fecha), el chef ejecutivo de Don Rufino. El restaurante ubicado en La Fortuna, Alajuela, cuenta con 18 años de legado y se caracteriza por su ambiente acogedor de tonos amaderados. Fernández, junto a la sous chef Lisbeth Murillo, colabora con fincas locales, sobre ello comentó: “Me encantó que la finca de las carnes y quesos estuvieran tan cerca. Recuerdo que en ese tiempo traje unas semillas de zanahorias y remolachas de colores y se las di a uno de los productores; hasta la fecha, ese señor trabaja con ellas”.
La carta está compuesta por 40 platillos, que en palabras de Santiago “retratan los ingredientes locales con inspiración global”. Imperdible la burrata con crema de alcachofas y balsámico de frambuesa y la suave costilla braseada con camote (cocinada por 36 horas). Mientras que el pollo al estilo de la abuela, adobado con café, estragón y chocolate, es el que ostenta el derecho de antigüedad, ya que ha estado en el menú desde que abrió el restaurante. Con ese bocado reconfortante, comprobarás la máxima con la que el chef realiza su trabajo: creatividad, calidad y constancia.
En búsqueda de la identidad
El ímpetu del chef Santiago Fernández Benedetto lo hizo viajar a Australia. El plan original era quedarse un año, pero permaneció más de siete. Recorrió las cocinas del InterContinental Sydney, La Grande Bouffe Restaurant y del InterContinental Sydney Double Bay. Sin embargo, había algo que no lo hacía sentir pleno, al respecto declaró:
“En el último tiempo allá, yo no estaba feliz. Estaba haciendo cocina francesa y me sentía un impostor; simplemente consideraba que no me correspondía elaborarla. Aunque estaba haciendo lo mejor que podía, investigando y buscando, no me generaba orgullo y me cuestioné si era tiempo de aprender de la cocina de Costa Rica”.
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