Mamey, pixtle y taxcalate

 

Porciones: 4.

 

Ingredientes

 

  • 1 mamey

Para las migas de taxcalate

  • 20 g de harina
  • 30 g de taxcalate (disponible en mercadolibre.com.mx)
  • 14 g de azúcar mascabado
  • 1 pizca de canela en polvo
  • 38 g de mantequilla sin sal, acremada

 

Para la espuma de pixtle

 

  • 1 lámina de grenetina
  • 75 ml de leche
  • 180 g de crema para batir
  • 26 g de pixtle (semilla de mamey), rallado
  • 12 g de azúcar
  • 7 g de glucosa en polvo (disponible en tiendas de productos para repostería)
  • 1 carga de nitrógeno para sifón (disponible en Casa Zárate)
  • Sifón

Para el sorbete de mamey

  • 390 g de pulpa de mamey
  • 100 g de azúcar refinada
  • 65 g de glucosa (disponible en Casa Zárate)
  • 3 g de estabilizante para helados (disponible en mercadolibre.com.mx)

 

 

Procedimiento

 

  1. Para hacer las migas de taxcalate, mezclar en un recipiente todos los ingredientes secos y una pizca de sal. Incorporar la mantequilla con las manos. Extender sobre una charola cubierta con papel antiadherente y congelar por 2 horas. 
  2. Hornear a 180 °C durante 24 minutos, moviendo las migas con una pala cada 6 minutos para deshacer los trozos, hasta que las migas adquieran un tono tostado y uniforme. Retirar del horno y dejar enfriar a temperatura ambiente. Reservar.
  3. Para la espuma de pixtle, hidratar la grenetina en agua fría. Mientras tanto, en una cacerola, colocar la leche, la crema y el pixtle. Calentar a 60 °C y dejar infusionar fuera del calor durante 15 minutos. Licuar, colar y volver a calentar en una cacerola sobre el fuego. Añadir el azúcar y la glucosa. Llevar a 60 °C y retirar de nuevo del fuego. Exprimir ligeramente la lámina de grenetina y disolver en la mezcla. Colar una vez más y transferir al sifón. Cerrar bien y colocar la carga de nitrógeno. Agitar y reservar en refrigeración.
  4. Para el sorbete de mamey, licuar la pulpa de mamey con 140 ml de agua, hasta que quede un puré ligero y terso. Aparte, calentar en una cacerola el azúcar, la glucosa y 100 ml de agua. Cuando la mezcla alcance 40 ºC, incorporar el estabilizante y llevar a 85 °C. Poner la cacerola dentro de un recipiente con hielos y enfriar a 4 °C. Incorporar el puré de mamey y refrigerar toda la noche. Licuar y pasar por una máquina de helados. Congelar.
  5. Para servir, cortar el mamey en láminas muy finas, similares a las de un carpaccio. Colocar unas cuantas migas en el centro de los platos, y sobre éstas servir el sorbete de mamey. Cubrir con la espuma de pixtle y, encima, acomodar las láminas de mamey. Terminar con más migas.

 

Maridaje Food and Travel

 

Vino blanco espumoso; en nariz presenta fruta blanca y acacia; en boca es semiseco, afrutado y fresco, con sabores a manzana verde y melocotón.

Sugerencia: Asti, Martini.

 

 

 

Lobina, piña, chile cascabel, acedera, estragón y xoconostle 

 

Porciones: 4.

 

Ingredientes

 

  • 4 filetes de lobina con piel
  • 240 ml aceite de oliva
  • 4 bolsas de vacío
  • Para el puré de piña
  • 2.3 kg de piña miel, pelada, sin el corazón
  • y en láminas
  • 185 g de mantequilla sin sal

Para la salsa de chile cascabel

  • 35 ml de aceite de oliva, más extra
  • 30 g de cebolla blanca en cubos
  • ½ diente de ajo, picado
  • 80 g de cacahuate
  • 50 g de almendra fileteada
  • 1 chile cascabel, desvenado y despepitado
  • 1 chile morita, desvenado y despepitado

Para el aceite de estragón

  • 90 ml de aceite de oliva
  • 10 g de estragón

Para servir

  • 1 puñado de acedera, troceada
  • 10 g de hojas de estragón
  • 1 xoconostle, pelado y en cubos pequeños

 

Procedimiento

 

  1. Para el aceite de estragón, mezclar los ingredientes en un recipiente de vidrio y dejar infundir al menos una semana antes de utilizarlo.
  2. Cocinar la piña en una olla a fuego bajo hasta que quede completamente deshecha y seca. Triturar en el procesador junto con la mantequilla, hasta obtener un puré suave y homogéneo. Colar y reservar.
  3. En una sartén, calentar el aceite y freír la cebolla con el ajo durante 5 minutos a fuego medio. Agregar los cacahuates y las almendras; cocinar hasta que comiencen a dorar. Transferir la mezcla a un recipiente y en la sartén freír los chiles por 5 minutos. Luego, licuar todo con una pizca de sal. Si la salsa queda muy espesa, agregar un poco más de aceite de oliva para aligerarla. Reservar.
  4. Sazonar el pescado con sal. Colocar cada filete en una bolsa de vacío y agregar 60 ml de aceite de oliva en cada una. Cocinar durante 12 minutos a 50 °C en termocirculación (o en una olla con agua caliente, removiendo constantemente). Abrir las bolsas, retirar el pescado y calentar el aceite en una sartén. Freír el pescado por el lado de la piel y cocinar durante 6 minutos a fuego bajo. 
  5. Para servir, calentar el puré de piña y colocar un poco en el centro de cada plato. Encima poner salsa de chile cascabel.
  6. Mezclar en un recipiente la acedera, las hojas de estragón, el xoconostle, el aceite de estragón y una pizca de sal. Acomodar en el
    centro de cada plato y encima el pescado. 

 

Maridaje Food and Travel

 

Vino blanco con notas a maracuyá y flores blancas; en boca es equilibrado, fresco, elegante y persistente.

Sugerencia: Aveleda Alvarinho.

Hinojos, cítricos, estragón y granada

 

 

Porciones: 4.

 

Ingredientes

 

  • 1 bulbo de hinojo, en láminas finas
  • 60 g de lechuga maple (se puede sustituir con cualquier tipo de lechuga), en trozos
  • 80 ml de jugo de limón
  • 20 ml de vinagre de vino blanco
  • 1 naranja, sin piel y en gajos
  • 1 toronja, sin piel y en gajos
  • 1 granada, los granos
  • 1 manojo de estragón fresco, las hojas

 

Procedimiento

 

  1. En un recipiente, colocar el hinojo y la lechuga. Aderezar con jugo de limón, vinagre de vino blanco y sal. Mezclar todo con las manos.
  2. Para servir, acomodar algunos gajos de naranja y toronja en cada plato, colocar encima la lechuga y el hinojo. Terminar con los gajos de naranja y toronja restantes, los granos de granada y el estragón. 

 

Maridaje Food and Travel

 

Vino blanco con aromas a manzana, membrillo, limón y toronja; en boca tiene una suave acidez y cuerpo ligero.

Sugerencia: Dopff au Moulin Riesling.

 

Risotto de betabel, radicchio y queso de Chiapas

 

Porciones: 4.

 

Ingredientes

 

  • 80 g de mantequilla sin sal
  • 32 g de cebolla morada, en cubos
  • 320 g de arroz arborio
  • 240 ml de vino tinto de uva nebbiolo
  • 320 ml de caldo de pollo
  • 100 g de radicchio, en trozos
  • 80 g de queso parmesano
  • 10 ml de vinagre de vino tinto

Para el puré de betabel

  • 1 betabel
  • 1 pizca de semillas de hinojo
  • 20 g de mantequilla sin sal
  • 1 echalote

Para servir

  • 8 g de hojas de albahaca
  • 80 g de queso doble crema ahumado de Chiapas

 

Procedimiento

 

  1. Comenzar con el puré de betabel. En una cacerola, cocer el betabel con dos litros de agua y las semillas de hinojo. Reservar el líquido de la cocción. Escurrir el betabel y picar.
  2. Derretir la mantequilla en una sartén y agregar el echalote y el betabel. Dorar, agregar sal y pimienta. Licuar con un poco del líquido de la cocción, pasar por un colador fino y reservar.
  3. Fundir la mitad de la mantequilla en una cacerola. Añadir la cebolla morada y, cuando esté transparente, incorporar el arroz. Dorar ligeramente y desglasar con el vino. Mover constantemente con una pala de madera hasta que el líquido se evapore por completo.
  4. Luego, agregar un poco de caldo y agua de cocción del betabel, de manera que el arroz quede cubierto. Cuando se haya consumido todo el líquido, agregar más caldo. Cocinar
    por 15 minutos, sin dejar de mover.
  5. Incorporar el puré de betabel, el radicchio (reservar un poco para decorar), el resto de la mantequilla, el queso parmesano y, con una pala, mezclar enérgicamente.
  6. En una sartén, calentar las hojas de radicchio restantes. Transferir a un tazón y aderezar con vinagre de vino tinto.
  7. En un plato hondo servir el risotto, colocar encima el radicchio caliente, el queso de Chiapas espolvoreado y la albahaca troceada.

 

Maridaje Food and Travel

 

Vino blanco con aromas frutales y florales, como piña y flor de azahar; en boca se confirma la nota tropical.

Sugerencia: Vinaltura Sauvignon Blanc.

Gnocchi de papa con chaya y hoja santa

 

Porciones: 4.

 

Ingredientes

 

  • 600 g de papa
  • 70 g de huevo
  • 130 g de harina
  • 40 g de ejotes, blanqueados, para servir

Para el pesto de hoja santa

  • 40 g de piñón
  • 30 g de pepita
  • 140 ml de aceite de oliva
  • 60 g de perejil
  • 60 g de albahaca
  • 60 g de hoja santa
  • 30 g de chaya
  • 4 g de ajo
  • 100 g de queso parmesano reggiano

 

Procedimiento

 

  1. En una cacerola, cocinar las papas con agua fría y sal. Cuando estén suaves, escurrir, pelar y aplastar, para formar un puré. Combinar con el huevo, la harina y un poco de sal.
  2. Tomar un poco de la mezcla y cubrir el resto con un trapo de cocina para evitar que se reseque. Sobre una superficie enharinada, formar cilindros alargados de 1.5 centímetros de diámetro y cortar en tramos de 1 centímetro, presionando cada uno sobre sí mismo, contra una pala de gnocchi o la parte trasera del tenedor. Acomodar sobre una charola enharinada mientras se trabaja la masa, para evitar que los gnocchi se peguen entre sí.
  3. Para hacer el pesto, en una sartén tostar el piñón y las pepitas con un poco del aceite de oliva y sal. Dejar enfriar y blanquear las hierbas en agua hirviendo, enjuagar bajo el chorro de agua fría y escurrir. Licuar junto con el resto de los ingredientes, reservando un poco de queso parmesano y algunas pepitas para servir. Añadir los ejotes.
  4. En una cacerola, calentar agua y 2 cucharadas de sal. Cocinar brevemente los gnocchi, y una vez que floten, retirarlos y agregarlos al pesto, junto con un poco de agua de cocción. Incorporar suavemente.
  5. Servir en un plato y decorar con el queso parmesano y las pepitas.

 

Maridaje Food and Travel

Vino blanco espumoso con recuerdos a manzana, pera y un toque floral; en boca es suave y posee una burbuja constante.

Sugerencia: Danzante Prosecco.

 

 

Según se cree, la mantequilla fue descubierta accidentalmente hace 10 mil años por un grupo nómada que transportaba leche dentro de la víscera de un animal. Mientras viajaban, el líquido se agitó tanto que la grasa se separó, así que cuando abrieron el saco, se encontraron con una cremosa sustancia de exquisito sabor. Recetas y fotografías tomadas del libro Bread and Butter de Richard Snapes, Grant Harrington y Eve Hemingway. Fotografía de Patricia Niven ($20 USD en amazon.com).

En aquel momento fue un hecho fortuito, pero hoy podemos darle una explicación razonable: la leche se compone de agua, carbohidratos, proteínas y lípidos; de estos últimos se conforma la mantequilla. Las partículas de grasa están recubiertas por fosfolípidos y otras sustancias emulsionantes que las mantienen dispersas y en suspensión. Sin embargo, separarlas del resto de los componentes es sencillo: solo hace falta mover con suficiente fuerza. Así, el recubrimiento se rompe y las partículas pueden unirse y flotar en la superficie. De esta manera se forma la crema, que aún conserva agua, pero cuando este líquido se elimina: ¡tenemos mantequilla!

Aunque puede ser elaborada a partir de la leche de oveja, cabra o yak, la de vaca es la más común. Idealmente proviene de la raza Jersey, conocidas por su capacidad para producir una leche rica en grasa y en betacarotenos (un tipo de pigmento presente en el pasto, que aporta a la leche un suave color amarillo). Mientras más pasto come una vaca, más amarilla es la leche. Por eso, los quesos y mantequillas de verano son más coloridos que los que se hacen en invierno.

 

Alrededor del mundo

 

En Europa, la opinión acerca de la mantequilla estuvo dividida durante la antigüedad: al norte gozaba de gran popularidad (debido a que el clima frío favorecía su conservación), pero en el Mediterráneo, el uso de aceite de oliva no pudo ser desarraigado y fue considerada como un alimento de bárbaros. No obstante, logró ganarse un lugar en las mesas, debido al delicado sabor que aportaba a la carne y los vegetales.

Para poder conservarla durante bastante tiempo, la clarificación se volvió una práctica común en Medio Oriente. Este proceso consiste en fundirla y dejarla reposar. Luego, por medio de decantación, se desechan las proteínas de la leche que quedan, preservando solo los lípidos.

La mantequilla clarificada cuenta con variaciones regionales, como el smen o semneh que se elabora a partir de leche de cordero en Marruecos y otros países del norte de África. A ésta se le adicionan especias antes de introducirla en un recipiente para madurarla bajo tierra. Por su parte, los judíos tienen su propia versión de este producto, el cual dejan ahumar, y en la India se produce el famoso ghee, cuyo consumo está relacionado con algunas disciplinas espirituales como el ayurveda.

 

Para ser auténtica

 

Por regulación internacional, para que la mantequilla pueda ostentar este apelativo, en la etiqueta debe contener al menos 80% de grasa proveniente de la leche y máximo el 16% de agua. De esta forma, solo hace falta revisar el envase para identificar si se trata de un producto de buena calidad. Por ejemplo, la margarina no se trata de un tipo de mantequilla, sino de un ingrediente producido a partir de aceites vegetales en cuya estructura química son introducidas moléculas de hidrógeno para conseguir una consistencia sólida.

Al igual que los vinos y los quesos, existen las que cuentan con denominaciones de origen. Éstas indican su procedencia geográfica, así como ciertas características. Algunas de las más famosas son Beurre d’Ardenne AOP que se produce con leche de vaca en Bélgica; Beurre d’Isigny AOP que proviene de Francia y presenta marcadas notas minerales, y Beurre Rose PDO, tradicional de Luxemburgo, y llamada así debido a su tenue coloración rosada.

 

Protagonista discreta

 

Se trata de un aliado muy versátil, ya que se puede usar tanto en recetas dulces como saladas. En la cocina clásica es un ingrediente irremplazable, con el que se elaboran preparaciones que perduran hasta nuestros días, como la salsa holandesa hecha también con huevo y jugo de limón, o la crema mousseline (crema pastelera con mantequilla).

Por su parte, la beurre composé o mantequilla compuesta es otra receta tradicional que se usa para cocinar o aderezar un platillo. Para hacerla solo se deben adicionar especias o condimentos y dejar infundir.

Fiel a su formación en cocina francesa, el chef Eduardo García de Máximo Bistrot confiesa que su secreto está en usar mucha mantequilla. Según él, nada podría salir mal con conocimiento del producto, técnicas adecuadas y mantequilla. Emplea 40 kilogramos a la semana, y para un puré de papa nos comparte una receta sencilla: 50% de papa y 50% de esta grasa.

Más allá de untarla sobre pan tostado o emplearla en un platillo con pescado, la mantequilla promete acompañar maravillosamente casi cualquier receta. ¿Estás listo para comprobarlo?

Mantequilla de tuétano

 

Rendimiento: 200 g aproximadamente.

 

Ingredientes

 

  • 2 o 3 huesos con tuétano
  • 150 g de mantequilla cultivada (ver receta), a temperatura ambiente
  • 2 echalotes grandes, finamente picados
  • 20 g de queso duro italiano, rallado
  • 1 manojo pequeño de perejil, finamente picado

 

Procedimiento

 

  1. Precalentar el horno a 180 ºC. Colocar los huesos en un recipiente para hornear; cocinar por 20 minutos hasta que el tuétano se derrita, y retirar del calor. Cuando los huesos estén lo suficientemente fríos para manipularlos, raspar el tuétano y transferir a un recipiente.
  2. Calentar 1 cucharadita de mantequilla en una sartén a fuego medio bajo y saltear los echalotes con 1 pizca de sal durante 10 minutos hasta que estén muy suaves, pero sin color. Dejar enfriar. Agregar la mantequilla restante al recipiente con el tuétano. Añadir los echalotes, el queso y el perejil. Sazonar con sal y pimienta al gusto.
  3. Colocar sobre un trozo de plástico autoadherente, enrollar y atar los extremos para sellar. La mantequilla se mantendrá en buen estado hasta por tres días en refrigeración.

 

Mantequilla de ajo silvestre

 

Rendimiento: 250 g aproximadamente.

 

Ingredientes

  • 60 g de brotes de ajo silvestre (disponibles en el Mercado de San Juan), finamente picados
  • 200 g de mantequilla cultivada (ver receta), a temperatura ambiente

 

Procedimiento

 

  1. Añadir los brotes de ajo silvestre a la mantequilla.
  2. Colocar sobre un trozo de plástico autoadherente, enrollar y atar los extremos para sellar. La mantequilla se mantendrá en buen estado hasta por tres semanas en refrigeración, y continuará madurando y desarrollándose durante ese tiempo.

 

Mantequilla de algas

 

Rendimiento: 200 g aproximadamente

 

Ingredientes

 

  • 30 g de algas marinas deshidratadas (disponibles en superama.com.mx), finamente picadas
  • 200 g de mantequilla cultivada (ver receta), ablandada a temperatura ambiente

 

Procedimiento

 

  1. Incorporar las algas marinas deshidratadas a la mantequilla usando el dorso de una cuchara. Colocar sobre un trozo de plástico autoadherente, enrollar y atar los extremos para sellar. Congelar hasta que sea necesario.
  2. La mantequilla se mantendrá en buen estado hasta por tres semanas en refrigeración, y continuará madurando y desarrollándose durante ese tiempo.

 

Mantequilla ahumada

 

Rendimiento: 500 g aproximadamente

 

Ingredientes

 

  • 500 g de mantequilla cultivada (ver receta), ablandada a temperatura ambiente
  • Sal de mar ahumada

 

Procedimiento

 

  1. Cuando sigas el método para la mantequilla cultivada (ver receta) reemplaza la sal con sal de mar ahumada en el último paso.
  2. Colocar sobre un trozo de plástico autoadherente, enrollar y atar los extremos para sellar.
  3. Dejar reposar en refrigeración durante dos días para terminar de definir los sabores e impregnar con ellos toda la mantequilla.

 

Mantequilla de jitomate deshidratado

 

Rendimiento: 200 g aproximadamente

 

Ingredientes:

 

  • 50 g de jitomates deshidratados al Sol (disponibles en superama.com.mx), finamente picados
  • 200 g de mantequilla cultivada (ver receta), a temperatura ambiente

 

Procedimiento

 

  1. Incorporar los jitomates deshidratados a la mantequilla usando el dorso de una cuchara.
  2. Colocar sobre un trozo de plástico autoadherente, enrollar y atar los extremos para sellar. La mantequilla se mantendrá en buen estado hasta por tres semanas en refrigeración, y continuará madurando y desarrollándose durante ese tiempo.

Salsa holandesa

 

La mantequilla clarificada es la base de estas salsas clásicas, ambas espesas, cálidas y sedosas. Sírvelas sobre huevo o carne.

 

Rendimiento: 300 ml aproximadamente

 

Ingredientes

 

  • 300 g de mantequilla cultivada (ver receta)
  • 4 cdas. de vinagre de vino blanco
  • 4 yemas de huevo
  • 1 limón, el jugo

 

Procedimiento

 

  1. Derretir la mantequilla en una cacerola a fuego bajo. Cuando haga espuma, retirar del fuego y dejar reposar durante unos minutos para que los sólidos blancos de la leche se hundan en el fondo de la cacerola. Colar con ayuda de un tamiz fino y desechar el sedimento.
  2. Poner el vinagre en una cacerola mediana y agregar sal al gusto. Dejar hervir a fuego bajo hasta que el volumen de líquido se haya reducido más de la mitad.
  3. Batir ligeramente las yemas y agregar el vinagre frío, seguido del jugo de limón. Verter la mezcla en un tazón a prueba de calor y colocar sobre una cacerola con agua hirviendo (no permitir que la base del tazón toque el agua). Batir constantemente hasta que la salsa se haya espesado lo suficiente como para cubrir la parte posterior de una cuchara y haya aumentado ligeramente en volumen.
  4. Retirar el tazón del calor y verter la mantequilla clarificada en un chorro lento y constante, batiendo continuamente, para que la mezcla se emulsione y se vuelva suave y espesa. Sazonar al gusto.

 

Salsa bearnesa

 

Rendimiento: 300 ml aproximadamente

 

Ingredientes

 

  • 300 g de mantequilla cultivada (ver receta)
  • 4 cdas. de vinagre de vino blanco
  • 4 echalotes grandes, finamente picados
  • 3 cdas. de estragón picado
  • 4 yemas de huevo
  • 1 limón, el jugo

 

Procedimiento

 

  1. Derretir la mantequilla en una cacerola a fuego bajo. Cuando haga espuma, retirar del fuego y dejar reposar durante unos minutos para que los sólidos blancos de la leche se hundan en el fondo de la cacerola. Colar con ayuda de un tamiz fino y desechar el sedimento.
  2. Poner el vinagre en una cacerola mediana; agregar los echalotes, la mitad del estragón picado y sal al gusto. Dejar hervir a fuego bajo hasta que el volumen de líquido se haya reducido más de la mitad. Colar y dejar enfriar. Batir ligeramente las yemas de huevo y agregar el vinagre frío, seguido del jugo de limón. Verter la mezcla en un tazón a prueba de calor sobre una cacerola con agua a fuego bajo (no permitir que la base del tazón toque el agua). Batir constantemente hasta que la salsa se haya espesado lo suficiente como para cubrir la parte posterior de una cuchara y haya aumentado ligeramente en volumen.
  3. Retirar el tazón del calor y verter la mantequilla clarificada en un chorro lento y constante, batiendo, para que la mezcla se emulsione y se vuelva suave y espesa. Añadir el resto del estragón y sazonar al gusto.

Curry rojo con lubina

 

El pescado se cubre con la pasta de curry rojo y se sirve con papas rösti, hechas con este tubérculo rallado, y en forma de tortitas. Sirve con cilantro y limón

 

Porciones: 4

 

Ingredientes

 

  • 4 filetes de lubina
  • 2 papas grandes, peladas y ralladas
  • 50 g de mantequilla
  • 3 cdas. de aceite de oliva, más extra
  • 3 cdas. de pasta de curry roja
  • 2 cdtas. de cilantro picado, para servir
  • 1 limón, en rebanadas, para servir

 

Procedimiento

 

  1. Precalentar el horno a 200 °C. Añadir una pizca generosa de sal y pimienta a las papas; revolver y secar con un trapo de cocina para eliminar el exceso de humedad. Dividir en cuatro porciones iguales.
  2. Colocar la mantequilla y el aceite en una sartén grande a fuego alto. Una vez caliente, reducir a fuego medio. Formar cuatro tortitas (o rösti) bien compactadas con las papas ralladas, presionando hacia abajo con una cuchara dentro de un aro metálico de cocina. Freír las rösti 2 o 3 minutos por cada lado, escurrir sobre una servilleta de papel y dejar enfriar durante unos minutos.
  3. Hacer 4 o 5 cortes diagonales en los costados de los filetes y colocar en un recipiente. Cubrir con la pasta de curry rojo, un chorro de aceite y 1 pizca de pimienta. Transferir a una charola, junto con las rösti de papa, teniendo cuidado de no saturar la bandeja. Hornear durante 12 o 15 minutos, hasta que el pescado esté bien cocido.
  4. Servir los filetes encima de las rösti, esparcir cilantro picado y rebanadas de limón.

Maridaje Food and Travel

 

Vino blanco con acentos a lichi, clavo y nuez moscada; en boca es amable, ligeramente abocado y con acidez media.

Sugerencia: Gewürztraminer, Chateau Ste Michelle.