Crostata de frutos rojos con helado de vainilla

 

En Mesa Sana no son chefs detrás de una cocina profesional. Solo se ponen en los zapatos de alguien que no sabe cocinar mucho para desarrollar recetas imperdibles como los tacos vietnamitas de lechuga, el salpicón de pescado y este postre muy fácil de hacer, uno de sus favoritos. Prepara esta deliciosa crostata de frutos rojos y obtén el postre ideal. Foto de portada: cortesía.

 

Rendimiento: 4 porciones

 

Ingredientes:

 

  • 11⁄2 tazas de harina de trigo
  • 1 cda. de azúcar, más extra para espolvorear la orilla
  • Una pizca de sal
  • 110 g de mantequilla, cortada en cubitos y congelada
  • 1⁄4 de taza de agua helada
  • 1 cda. de vinagre de sidra de manzana, opcional
  • 1 huevo, batido, para barnizar
  • Helado de vainilla, para servir
  • Rodillo
  • Papel encerado
  • Brocha para alimentos

Para el relleno de frutos rojos

  • 3 cdas. de azúcar
  • 1 cdta. de ralladura de limón
  • 2-3 cajitas de frutos rojos frescos (frambuesa, zarzamora, moras azules)
  • 2 cdas. de harina
  • 1 cda. de jugo de limón amarillo o el jugo de medio limón verde
  • 1⁄2 cdta. de esencia de vainilla 1 ramita de tomillo, las hojas Una pizca de sal

 

Procedimiento:

 

  1. Combinar la harina, el azúcar, la sal y la mantequilla en un procesador de alimentos. Trabajar hasta que la textura de mantequilla se vea como del tamaño de un chícharo.
  2. Agregar el agua helada y el vinagre de sidra de manzana, si se utiliza. Mezclar hasta incorporar y después pasar la masa a una super cie de trabajo. Formar un círculo, envolver con plástico autoadherente y refrigerar por 1 hora como mínimo. Se puede dejar toda la noche o congelar.
  3. Para el relleno de frutos rojos, mezclar el azúcar con la ralladura de limón en un tazón. Integrar los frutos rojos, la harina, el jugo de limón, la esencia de vainilla, las hojas de tomillo y la sal. Reservar.
  4. Extender la masa, con ayuda de un rodillo, sobre un pedazo de papel encerado. Colocar en el centro los frutos rojos, dejando unos centímetros libres alrededor. Doblar las orillas de la tarta hacia el centro y barnizar la orilla con huevo batido. Espolvorear azúcar en las orillas. Hornear a 190 oC por 40 minutos o hasta que se doren las orillas.
  5. Servir una rebanada en un plato y acompañar con una porción de helado de vainilla.

 

Maridaje F&T

 

Vino rosado con aromas a grosella y cereza roja, y notas de bollería y lácteos; en boca se percibe un delicado dulzor y amplio retrogusto.
Sugerencia: Beringer White Zinfandel, Beringer Main & Vine.

 

También puedes preparar: Hot cakes de plátano y avena al estilo de Melissa Moreno

Tabule de coliflor

 

Según Mariana Orozco, es de las personas que come para llegar al postre, pero la cocina que más la representa es la práctica y sencilla, con mucha variedad de sabores e ingredientes fáciles de conseguir. Tal es el caso de este platillo rápido, un tabule de coliflor lleno de sabor. Foto de portada: cortesía.

 

Rendimiento: 4 porciones

 

Ingredientes:

 

  • 1 coliflor, finamente rallada
  • 3 jitomates, picados en cubos finos
  • 40-60 hojas de perejil, picadas finamente
  • 40-60 hojas de hierbabuena, picadas finamente
  • 3-4 cdas. de aceite de oliva
  • Jugo de limón, al gusto
  • Sal, al gusto
  • Pimienta, al gusto

Procedimiento:

 

  1. Mezclar la coliflor, el jitomate y las hojas de perejil y hierbabuena en un tazón. Aderezar con un poco de aceite de oliva y jugo de limón. Revolver hasta que el tabule esté bañado por todos lados y perfectamente sazonado. Dejar reposar durante 15 minutos en el refrigerador antes de servir en frío.

 

Maridaje F&T

 

Vino blanco con agradables notas de naranja y lima, además de acentos de manzanilla y jazmín; en boca es muy armonioso y fácil de beber.

Sugerencia: L’Archetipo Greco Bianco.

 

Gracias a su versatilidad, frescura y sabor las recetas hojas verdes este ingrediente se puede combinar casi con cualquier otro, convirtiéndose en un delicioso insumo imperdible en la dieta.  Fotografía y Producción: Angela Dukes; Adobe Stock / © Oksana / Estilismo de alimentos y recetas: Linda Tubby / Maridaje: Miguel Ángel Cooley. 

Hace más de un millón de años, nuestros antepasados solían recolectar y comer diferentes especies vegetales. El consumo de estos alimentos abrió las puertas a un paraíso de sensaciones. Este maravilloso mundo abarca raíces llenas de sabor, frutos de diferentes texturas, flores pintadas con hermosos colores y hojas deliciosas.

A diferencia de los animales, las plantas no poseen la capacidad de movimiento. Este hecho derivó en un milagro de la naturaleza: que se convirtieron en maestras de la química. Buscando la supervivencia, son capaces de construirse a partir de los elementos más simples: los minerales, el oxígeno, el agua y la luz. Para protegerse del mundo exterior, son capaces de sintetizar sustancias químicas que también son benéficas para nosotros.

Existen diferentes tipos de hojas verdes, entre las que destacan la achicoria y su sabor ligeramente amargo; la espinaca, famosa en la cultura pop por el personaje de Popeye y muy versátil a la hora de combinarse; la rúcula o arúgula, ligeramente picante y poseedora de una gran personalidad, y la col rizada o kale, muy de moda actualmente gracias su estatus de superalimento y su gran cantidad de aminoácidos.

Otras que no podemos dejar de mencionar son los berros, con notas de pimienta y mostaza; las lechugas, ingrediente principal de innumerables ensaladas; las elegantes endivias, muy utilizadas en la gastronomía francesa, y la escarola, amada por unos y repudiada por otros. Éstos son solo algunos ejemplos del mundo verde vasto que tenemos a nuestro alcance.

Se tiene la idea errónea de que dichos ingredientes son consumidos únicamente por aquellas personas que buscan perder peso a través de una dieta restrictiva. Sin embargo, con un poco de imaginación, es posible acceder a una extensa serie de suculentas combinaciones que, además, pueden saciarnos. Las hojas verdes están compuestas principalmente por agua, contienen muy pocas calorías y aportan mucho volumen y fibra a un plato.

Existen diferentes platillos cuya base son éstas, y que han logrado cimentar su fama en el imaginario colectivo. Tal es el caso de la ensalada César, oriunda de Tijuana, creada por Remigio Murgía en el restaurante Caesar’s, cuando su cocina se quedó sin insumos el 4 de julio de 1924, y solo contaba con los ingredientes que la conforman. El principal son las crujientes hojas de lechuga romana, acompañadas por huevos crudos o pochados, ajo, aceite de oliva, mostaza de Dijon, crotones y, en algunos casos, anchoas.

Otra conocida ensalada, que proviene de un hotel, es la Waldorf, nombrada así por el alojamiento histórico de Nueva York. Su creación se atribuye a Oscar Tschirky en 1893; aunque hay otras personas que exigen el crédito por su diseño: lechuga, manzanas troceadas, frutos secos y apio.

Existen chefs que en la actualidad se han destacado por su relación con el mundo de las hojas, como Isa Chandra Moskowitz, quien dirige el restaurante Modern Love, en Brooklyn. Su cocina se caracteriza por el uso de vegetales. Platillos como el stroganoff en su adaptación vegana, brillan gracias a la presencia de la arúgula.

Tal Ronnen ha conquistado Los Ángeles con su restaurante Crossroads. Los comensales son sorprendidos por delicias como el hinojo a la parrilla con salsa velouté, las endivias acompañadas por mantequilla de manzana y vinagre balsámico, o las escarolas salteadas. Estos dos cocineros demuestran que no siempre es necesaria la presencia de la carne para que una comida sorprenda y sacie al paladar.

Para la mejor preservación de las hojas verdes, es recomendable guardarlas enteras en bolsas perforadas en la zona menos fría del refrigerador. Combinarlas con jugo de algún cítrico, productos con alto contenido de vitamina C, ayudará a retardar la oxidación. También es importante cortar y sazonar poco tiempo antes de servir, con el fin de preservar sus nutrimentos y características sensoriales.

No tengas miedo de trocearlas con las manos; esto evitará que se dañe su estructura y ayudará a conservar la textura y el volumen. Y ten en cuenta que la correcta elección de un aderezo tiene casi la misma importancia que la selección de un maridaje.

Existen diferentes maneras de preparar una hoja verde, aunque la principal forma de consumo suele ser en crudo. Técnicas como el blanqueado, que consiste en una breve cocción a gran temperatura, ayudan a promover el desenvolvimiento de los aromas. Otra opción es el salteado, en la que se utiliza algún tipo de grasa, lo que ayuda a potenciar su sabor.

No importa la temporada. Las hojas verdes siempre serán un gran acompañante que aporta frescura, sabor, fibra y nutrimentos como vitaminas A, C y K, o minerales como el potasio. Éstas son parte fundamental de nuestra dieta, y su consumo diario brinda grandes beneficios. Despierta tu creatividad e incorpóralas en tus platillos.