Una bella orquídea da origen a la vainilla, un ingrediente invaluable que tiene un dulce aroma y delicado sabor. Pero esta planta no es de ornato, sino que es apreciada por su uso culinario. Así, se trata de la segunda especia más cara del mundo, solo después del azafrán. También es el sabor de helado más popular y la especia favorita en Rumania. Sigue leyendo y conoce todo sobre este elemento indispensable en la cocina. Texto: Clarissa Hyman y Aurora Yee / Estilismos de comida: Linda Tubby / Fotos de interiores: Adobe Stock; fotos de recetas y producción: Angela Dukes.

 

La vainilla como ingrediente

 

La más fragante de las especias tiene un aroma especial y distintivo, como podría esperarse de la descendencia de una orquídea trepadora originaria de los bosques tropicales de México. Su historia es antigua y desde tiempos prehispánicos se cultiva en la región totonaca del norte de Veracruz y Puebla, donde era nombrada xanath, que significa flor negra. Este mismo significado tenía en náhuatl, llamada tlilxóchitl, mientras que para los mayas era zizbic.

En aquella época se utilizaba como aromatizante para las bebidas de cacao y formaba parte esencial de los rituales. Luego, al ser compartida con los españoles, fue llevada al Viejo Mundo y con ello su uso se extendió globalmente, pero no fue sino hasta mediados del siglo XIX cuando su cultivo llegó a otras partes del globo terráqueo. Así, más allá de lo gastronómico, en la actualidad también se utiliza en la industria farmacéutica y en cosméticos.

 

vainilla ingrediente vainas

 

Aunque su origen puede variar, el proceso de la obtención de la vainilla es similar en todos los casos de este ingrediente. Las vainas son largas, de entre 15 y 30 centímetros, y se colectan mientras están verdes y amarillas, sin un sabor a vainilla perceptible. Una vez cosechadas, se calientan antes de dejarlas fermentar por hasta cuatro semanas. La oxidación las vuelve marrón oscuro y adquieren una cobertura blanca de diminutos cristales. Largas y delgadas, las vainas parecidas a ramitas son pegajosas, cerosas y arrugadas. Por lo regular están atadas en manojos y se envasan en recipientes de hojalata en los que se pueden conservar durante mucho tiempo.

El complicado proceso de recolección y curado explica su alto costo. Una variedad especialmente apreciada es originaria de Tahití, y también se cultiva en Hawái, pero otra de mejor calidad procede de Madagascar, donde se la conoce como vainilla Bourbon. Mención aparte merece la de Papantla, que se produce en Veracruz, puesto que tiene denominación de origen protegida por su singularidad y calidad.

 

Características especiales

 

Entre los efectos positivos del aroma de vainilla natural está que es calmante, reduce el estrés y ayuda a aliviar la apnea del sueño. Otros beneficios incluyen propiedades antioxidantes, antisépticas, antiinflamatorias y neuroprotectoras. Puede resultar útil para reducir la ingesta de azúcar, ya que aporta a los alimentos un dulzor natural con muchas menos calorías. Además, es fuente de vitaminas B2 y B3, así como de calcio, potasio, sodio, zinc y magnesio.

Su presencia visible como pequeños puntitos en el helado o natillas asegura el uso de vainilla real, mientras que la alternativa es utilizar esencia o extracto. Estos pueden parecer similares, pero de ninguna manera son idénticos. Este último, que es más caro, se elabora remojando las vainas en una mezcla de agua y alcohol.

 

 

Los estándares para el extracto puro de vainilla varían según el país, y algunos permiten agregar pequeñas cantidades de edulcorantes, incluidos azúcar y jarabe de maíz, pero generalmente tiene un sabor más intenso que la esencia, que en comparación, es un producto más procesado, cuyo sabor deriva de la vainillina sintética y de los colorantes. Se elabora a partir de eugenol, que se emplea a menudo para saborizar mantequilla, margarina, helado, chocolate, bebidas y licores, pero es más cruda y menos sutil que el ingrediente genuino, proporcionando un sabor inferior a vainilla, con un aroma empalagoso y un regusto amargo.

Al comprar vainilla, revisa la etiqueta: cualquier cosa que contenga las palabras aromatizante o aromatizado será artificial. Como solución, puedes optar por hacer tu propia esencia: se debe remojar una vaina partida a la mitad en una botella pequeña de alcohol al 40%, como vodka, durante algunas semanas; la mayor parte del alcohol se evaporará al cocinar con el extracto. La pasta de vainilla es una forma más espesa de extracto que también contiene algunas semillas. Por lo general, incluye un espesante natural llamado goma tragacanto, y se puede usar como reemplazo del extracto cuando se desea el aspecto de las motas de la vaina.

 

Notas de sabor

 

Cada una de las vainas contiene miles de diminutas semillas negras que se pueden quitar con la punta de un cuchillo. Son estas las que se usan para dar sabor a platos dulces, y combinan bien con el chocolate.

La vainilla es un ingrediente que tiene un aroma rico, suave y perfumado, con un sabor puro, especiado y delicado con toques de regaliz, y es una de las especias “dulces” más exquisitas. La versión sintética tiene un aroma más intenso y un retrogusto desagradable. Dicho esto, incluso la mejor vainilla debe utilizarse con gran discreción.

 

vainilla ingrediente semillas

 

Posiblemente sea la especia clave para los pasteleros del mundo, que usan las vainas enteras o partidas para dar sabor a cremas, natillas y helados. Combina con casi cualquier otro sabor y añade un perfume irresistible.

Algunas recetas famosas que requieren este ingrediente como primordial son las cremas pasteleras, bizcochos, verrines, malteadas, panna cottas y la crème brûlée. No hay que olvidar que también se puede utilizar en platos salados; se acompaña bien con mariscos, particularmente con langosta, vieiras y mejillones, y los cocineros aventureros pueden emplear su sutileza en sabores salados y poco comunes como glaseados para aves, mariscos y cerdo.

 

Consejos de cocina

 

Las vainas de calidad son costosas porque la producción requiere mucha mano de obra, pero se pueden conservar por mucho tiempo. Si se ponen en un frasco de azúcar, la impregnarán con su sabor, y las vainas usadas se pueden enjuagar, secar y luego colocar de nuevo en el azúcar para obtener su sabor de nuevo.

Añade una vaina al pochar fruta o colócala sobre la fruta antes de hornearla. O bien, úsala en una ensalada de frutas con especias, jugo de limón, anís estrellado, pimienta negra y cardamomo entero. También combina maravillosamente con bourbon y ron, dándole a los cocteles un toque delicioso.

 

vainilla ingrediente frascos

 

Para la actriz Dominika Paleta, una apasionada por la nutrición con alma de cocinera, este es un elemento esencial para la preparación de alimentos balanceados, dado que aporta un gran perfume y sabor a los platos sin que esto se traduzca en un elevado costo calórico. De esta forma, diseñó un smoothie de coco, una ensalada de queso azul y vainilla, y un puré de camote con infusión de vainilla. Sea cual sea el uso que decidas adoptar, es un hecho que este ingrediente aportará a tu cocina un toque sofisticado y muy aromático.

Ahora que ya conoces todo sobre la vainilla como ingrediente en la cocina, pon manos a la obra y cocina algo delicioso:

 

Friands de almendra con helado y polvo de vainilla

 

Este es un postre equilibrado con un toque de vainilla de tres formas distintas, toma nota y sorprende a tus invitados con una receta deliciosa de friands de almendra.

 

Rendimiento: 8 porciones

 

Ingreidentes

 

Para el helado

  • 2 vainas de vainilla, a la mitad
  • 125 g de azúcar refinada
  • 5 yemas de huevo (reservar las claras para los friands)
  • 500 ml de leche entera
  • 200 ml de crema para batir
  • Termómetro de cocina

Para los friands

  • 100 g de mantequilla, más extra para engrasar
  • Azúcar refinada, para espolvorear
  • 80 ml de miel
  • 2 cdtas. de extracto de vainilla
  • 1 vaina de vainilla, las semillas
  • 170 g de almendras con piel, finamente molidas
  • 85 g de harina de fuerza
  • 5 claras de huevo
  • 1 pizca de cremor tártaro (disponible en: soriana.com)
  • 25 g de almendras con piel, troceadas
  • Polvo de vainilla, para decorar (ver receta)

Para el polvo de vainilla

  • 2 vainas de vainilla, divididas a la mitad horizontalmente
  • Frasco con tapa

 

Procedimiento:

 

  1. Para el helado, retirar las semillas de las vainas de vainilla con un cuchillo y reservar. Batir el azúcar y las yemas de huevo en un tazón, hasta obtener una consistencia cremosa. Verter la leche en una cacerola y añadir las semillas y las vainas de vainilla. Calentar justo por debajo del punto de ebullición; luego verter gradualmente la leche sobre la mezcla de yemas de huevo, revolviendo continuamente. Devolver a la cacerola y calentar a fuego bajo. Revolver con una cuchara de madera hasta que alcance una temperatura de 75 °C en un termómetro de cocina. No dejar que hierva.
  2. Colocar la cacerola en un recipiente con agua fría para evitar que la crema se cocine más, dejar enfriar e infundir con el sabor de la vainilla. Retirar las vainas y secar sobre papel de cocina. Batir la crema con la natilla fría; luego transferir a un recipiente y congelar hasta que los bordes exteriores estén duros. Raspar los trozos congelados de natilla hacia el centro del recipiente, revolver y volver a congelar. Repetir el mismo proceso una vez más y congelar nuevamente hasta obtener una textura firme.
  3. Partir la natilla congelada en trozos, transferir al tazón de un procesador de alimentos y batir para romper todos los cristales de hielo. Volver a congelar hasta que el helado esté firme. Alternativamente, procesar en una máquina para hacer helados según las instrucciones del fabricante y congelar.
  4. Para los friands, engrasar ocho moldes ovalados de 100 mililitros (o de muffins) con mantequilla y espolvorear con azúcar; luego colocar en una charola para hornear. Precalentar el horno a 180 °C.
  5. Derretir suavemente la mantequilla y la miel en una cacerola a fuego bajo. Añadir el extracto de vainilla y las semillas y dejar enfriar.
  6. Mezclar las almendras molidas y la harina en un tazón. En otro tazón, batir las claras con el cremor tártaro con ayuda de una batidora eléctrica de mano, hasta que los batidores formen un patrón en la espuma. La textura no debe ser tan rígida como el merengue, pero tampoco debe quedar muy líquida. Añadir la mezcla de mantequilla ya fría al tazón con las almendras y la harina. Incorporar las claras, teniendo cuidado de no mezclar demasiado, ya que es necesario mantener el volumen. Usar esta mezcla para rellenar los moldes hasta 3/4 de altura; luego, esparcir encima las almendras troceadas y hornear por 20 minutos o hasta que la masa suba y esté dorada. Dejar enfriar durante unos 5 minutos antes de desmoldar.
  7. Para el polvo de vainilla, precalentar el horno en la temperatura mínima y colocar las vainas en una charola para hornear. Secar las vainas en el horno durante aproximadamente 1 hora o 1 hora y media, hasta que estén crujientes. Moler en un molinillo de café o en un miniprocesador hasta obtener un polvo fino o un poco más grueso, si lo prefieres. Guardar en el frasco y usar para espolvorear helados o cualquier otro postre.
  8. Servir los friands tibios o fríos con el helado y espolvoreados con una pizca de polvo de vainilla.

 

Maridaje F&T

 

Vino blanco, moscatel, España. Aromas florales y a fruta de hueso y tropicales como melocotón, albaricoque y piña; en boca es expresivo, armónico, fresco y frutal.

Sugerencia de la Sommelier Sandra Fernández: Juan Gil Moscatel.

 

 

También puedes preparar: Receta de brioche de vainilla, chocolate blanco y ciruela

Arroz con leche de vainilla y coco con fruta pochada y obleas de vainilla

 

Una mezcla almibarada y placentera de frutas con arroz cremoso resultará deliciosa con esta receta de arroz con leche de vainilla y coco con fruta pochada y obleas de vainilla.

 

Rendimiento: 4 a 6 porciones

 

Para las obleas de vainilla

  • 15 g de mantequilla, acremada
  • ½ cdta. de polvo de vainilla

  • 175 g de azúcar refinada

Para la fruta pochada

  • 60 g de azúcar refinada
  • 1 vaina de vainilla, a la mitad
  • 5 ciruelas, sin hueso, partidas a la mitad
  • 3 nectarinas, sin hueso y en cuartos
  • 125 g de zarzamoras

Para el arroz con leche

  • 30 g de mantequilla con sal, más un poco para engrasar
  • 75 g de azúcar de palma de coco
  • 1 vaina de vainilla, las semillas
  • 120 g de arroz
  • 800 ml de leche de coco
  • 500 ml de crema de coco
  • Refractario hondo de 1.5 litros o usar de 4 a 6 recipientes individuales para hornear

 

Procedimiento:

 

  1. Para las obleas de vainilla, forrar una charola grande con una hoja de papel de aluminio de 35 centímetros. Mezclar la mantequilla y el polvo de vainilla en un tazón y reservar. Poner el azúcar en una cacerola mediana con 3 cdas. de agua caliente; luego calentar a fuego bajo para disolver el azúcar. Aumentar el fuego y hervir suavemente hasta obtener un color ámbar claro. Retirar del fuego y añadir la mezcla de mantequilla y vainilla. Verter inmediatamente sobre el papel aluminio y extender con una espátula. Dejar enfriar. Una vez fría, retirar del papel aluminio, partir en obleas del tamaño que prefieras y guardar en un recipiente hermético entre hojas de papel encerado hasta por 1 mes.
  2. Para la fruta pochada, poner el azúcar en una cacerola lo suficientemente grande como para contener toda la fruta. Retirar las semillas de la vaina de vainilla con un cuchillo; luego añadir la vaina y las semillas y 400 mililitros de agua a la cacerola. Calentar hasta que el azúcar se disuelva, y dejar que hierva a fuego bajo. Colocar dentro las ciruelas, seguidas de las nectarinas.
  3. Tan pronto como el líquido vuelva a hervir a fuego bajo, agregar las zarzamoras. Quitar del fuego y enseguida retirar con cuidado la fruta del líquido de cocción, dejando el líquido en el fuego. Transferir la fruta a un recipiente; dejar enfriar y transferir al refrigerador.
  4. Hervir el líquido de cocción y cocinar a fuego bajo para reducir y obtener un almíbar. Verter en un recipiente, retirar la vaina de vainilla y dejar que el almíbar se enfríe por completo. Precalentar el horno a 160 °C.
  5. Para el arroz con leche, engrasar con mantequilla los moldes individuales y colocar sobre una charola para hornear. Mezclar el azúcar con la vainilla, rompiendo los grumos de semillas.
  6. Poner el arroz en un recipiente grande, añadir el azúcar y agregar la leche y la crema de coco. Transferir a los recipientes individuales; asegurarse de servir una cantidad uniforme de líquido y arroz. Agregar la mantequilla salada encima. Hornear durante 45 minutos.
  7. Cuando el arroz esté cocido y dorado, decorar con obleas de vainilla y servir con fruta bañada en su propio almíbar.

 

Maridaje F&T

 

Vino blanco, rosa del Perú, Guanajuato. Aromas florales especiados y avainillados, con toques de frutos secos; en boca tiene gusto untuoso.

Sugerencia de la sommelier Sandra Fernández: Mistela, Tres Raíces.

 

 

También puedes preparar: Receta casera de fudge de vainilla

Receta casera de fudge de vainilla

 

Para hacer esta receta de fudge de vainilla por excelencia, Linda Tubby recurrió al método de su abuela: simple y delicioso. ¡Pon manos a la obra!

 

Rendimiento: 25 piezas

 

Ingredientes

 

  • 200 ml de leche entera
  • 450 g de azúcar refinada o azúcar morena (ver nota)
  • 110 g de mantequilla con sal, más extra para engrasar
  • ½lata de 397 g de leche condensada azucarada
  • 2 vainas de vainilla, las semillas
  • 1 pizca de hojuelas de sal de mar (disponible en wildfork.mx)
  • 1 cdta. de extracto de vainilla
  • Molde cuadrado de 16 centímetros

 

Procedimiento:

 

  1. Forrar el molde con una hoja de papel de aluminio de doble espesor, lo suficientemente ancha como para extenderse por los lados unos 5 centímetros. Colocar un cuadrado de papel encerado o papel vegetal sobre el fondo del molde.
  2. Poner la leche, el azúcar y la mantequilla en una cacerola de base pesada con capacidad de 2.5 litros y calentar a fuego muy bajo por 20 minutos. Cuando la mezcla esté suave y apenas comience a burbujear, añadir la leche condensada y las semillas de vainilla. Aumentar ligeramente el fuego y dejar burbujear suavemente durante otros 20 minutos, revolviendo cada pocos minutos y fluctuando el fuego según sea necesario. Poco a poco, se empezarán a formar piezas cristalinas más oscuras, por lo que es importante mezclarlas con las burbujas para que nada se pegue al fondo de la cacerola. Calentar de 8 a 10 minutos más, revolviendo hasta que espese. Retirar del fuego y deja reposar la mezcla durante 5 minutos.
  3. Engrasar un molde para hornear de 12.5 x 12.5 x 4 centímetros de profundidad. Con ayuda de una batidora eléctrica, batir la mezcla anterior de leche en la cacerola durante unos 8 minutos, hasta que esté espesa y esponjosa. Verter en el molde preparado y dejar reposar por 10 minutos; luego cortar en 25 cuadrados. Dejar enfriar y refrigerar para que cuaje durante toda la noche. Retirar del molde y cortar los cuadrados marcados. Guardar en un recipiente hermético en el refrigerador por hasta 3 semanas.
  4. Para congelar, envolver bien en papel encerado, luego en papel aluminio y guardar en un recipiente con tapa hermética o en una bolsa para congelador (para garantizar que no entre humedad dentro del envoltorio) hasta por 3 meses. Para descongelar, sacar la bolsa o recipiente del congelador y transferir al refrigerador por unas horas.

 

NOTA: Para usar toda la lata de leche condensada, hacer 2 tandas, usando azúcar refinada para una y azúcar morena para la otra, lo que aporta un color un poco más oscuro. Puedes congelar cualquier dulce sobrante; será un gran regalo.

 

Maridaje F&T

 

Té chai, París. Aromas concentrados y especiados; en boca, la mezcla de cardamomo, canela, jengibre, anís, laurel y clavo se hace presente.

Sugerencia de la sommelier Sandra Fernández: Kashmir Tchaï, Kusmi Tea.

 

 

También puedes preparar: Friands de almendra con helado y polvo de vainilla

La región de Totonacapan es famosa por sus tradiciones como la de los Voladores de Papantla o por sus sitios arqueológicos, como El Tajín. Sin embargo, existe la posibilidad de hacer una visita distinta, esta vez enfocando nuestra atención en la vainilla, un producto mexicano mundialmente famoso, y que se origina en el Pueblo Mágico de Papantla, en Veracruz. ¡Acompáñanos a conocerlo! Texto: Carlos Garrido / Fotos: Adobe Stock y Cortesía. 

 

 

Parada previa: un poco de historia

 

La vainilla ha sido valorada desde la época prehispánica por su maravilloso aroma y sabor. Se dice que los mayas y aztecas, quienes la llamaron «Ixtlilxóchitl», la utilizaban para preparar una bebida que ofrecían únicamente a nobles y guerreros.

Con la llegada de los conquistadores españoles, la orquídea viajó a Europa, donde demoró años en crecer y florecer, sin dar el preciado fruto, pues era la abeja melipona quien se encargaba de polinizarla en tierras mexicanas.

 

Vanilla de Papantla

 

Sin embargo, casi tres siglos después ese no fue un impedimento para países como Indonesia y Madagascar, que actualmente se posicionan como los principales productores de vainilla a nivel mundial.

Considerando el dato anterior, en 2009, se obtuvo la Declaratoria de Protección a la Denominación de Origen de la Vainilla de Papantla, que ampara a 39 municipios de Puebla y Veracruz, siendo este último el que ostenta el primer lugar de producción nacional con casi el 70 % del total (376 toneladas de 562).

 

 

Recorrido ecoturístico

 

El inmenso valor de la vainilla comienza desde su cultivo, ya que tarda años en florecer y una vez que lo hace, sus flores tienen un periodo de vida de tan solo algunas horas, a menos que sean polinizadas. Actualmente, la polinización se hace de forma manual, y uno de los lugares donde podrás conocer el proceso es en el Parque Ecológico Xanath.

 

Vanilla de Papantla

 

Xanath es una reserva natural de cuatro hectáreas en la que se produce vainilla orgánica. Para conocer el proceso de producción orgánica del también llamado Oro negro, un guía especializado te acompañará a través de los bellos paisajes con árboles frutales.

Además de la explicación del proceso orgánico, durante el recorrido, el guía te contará la historia de la región totonaca y podrás degustar distintos licores de vainilla. También podrás participar en interesantes talleres gastronómicos o dar una caminata por senderos de plantas medicinales.

 

 

 

Dentro del vainillal

 

Vainillal

 

La siguiente parada es en Beneficio de vainilla, una cooperativa de campesinos y productores vainilleros de la comunidad de Cuyuxquihui, donde podrás realizar un recorrido para conocer el cultivo orgánico y la especie de multicultivos de mayor escala.

En Beneficio de vainilla, además de conocer las plantaciones y adentrarte en los vainillales, podrás tomar un taller de artesanía o comer alguno de sus productos elaborados con vainilla: pan recién horneado, helado, tamales y hasta camarones a la vainilla.

 

 

Aventura culinaria

 

Después de conocer los platillos que se preparan en Beneficio de vainilla, nos queda claro que en Papantla abundan las preparaciones de cocina, dulces y saladas, que incluyen este preciado ingrediente. ¿Qué mejor que ampliar nuestro panorama culinario (y reducir nuestro apetito) en un lugar lleno de tradición?

Entonces tienes que hacer una parada en Nakú Restaurante, en donde ofrece los platillos típicos de la región del Totonacapan y además una selección especial de preparaciones con vainilla, entre los que encontrarás los camarones en pulque con vainilla, el talssislah nipxip (un caldo de camarón seco, orejas de pipián, calabaza y vainilla) y la sopa Totonaca.

Para cerrar con broche de oro la experiencia, no pueden faltar los postres con vainilla; podrás elegir entre los plátanos flameados con licor de vainilla, el helado o natilla, y el tradicional Beso Papanteco, una bebida dulce elaborada con leche evaporada, ron y licor de vainilla.

 

Helado de vainilla

 

 

Recuerdos de Papantla

 

Esta última es una parada obligada, se trata nada menos que del mercado Miguel Hidalgo, ubicado en el centro del pueblo. En este espacio encontrarás artesanías y accesorios totonacas elaborados con auténtica vainilla de la región.

Además, podrás comprar alguna pieza única de bordado en separadores, pulseras, collares, aretes y sombreros, por mencionar algunos. Y si lo tuyo son los productos de cuidado personal, también encontrarás cremas y perfumes en los que se aprovechan los hasta 169 compuestos aromáticos del denominado Oro negro.

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Nuestros antepasados prehispánicos consumían diferentes alimentos que todavía son importantes para nuestra dieta en la actualidad. Parte de la cultura ancestral que heredamos de ellos son las historias y el misticismo que envuelve a estos ingredientes. Aquí te platicamos de cuatro alimentos mexicanos que poseen fascinantes leyendas. 

 

 

Chocolate

 

Alimentos mexicanos

 

Cuenta la leyenda del origen del chocolate que Quetzalcóatl quería tanto a su pueblo que les regaló una planta de cacao, que había robado a los dioses y de la que obtenían una bebida que solo era digna de ellos. La plantó y le pidió a Tláloc que la alimentara con la lluvia y a Xochiquétzal, que le diera las flores más hermosas.

Quetzalcóatl enseñó personalmente a su pueblo a recoger el fruto, a tostarlo, a molerlo y a mezclarlo con agua para hacer la bebida especial de dioses y nobles. Pero los dioses se enojaron y prometieron venganza. Un día, uno de ellos bajó para ofrecerle a Quetzalcóatl una bebida que lo emborrachó y lo hizo deshonrar a todo su pueblo.

Avergonzado y llorando, se dio cuenta de que todas las plantas de cacao se habían secado. Mientras se alejaba de su pueblo, arrojó las últimas semillas de cacao que le quedaban y esas son las plantas que subsisten hasta hoy.

 

 

Maíz

 

 

Alimentos mexicanos

 

La historia del Popol Vuh es quizá la más famosa de las leyendas sobre alimentos mexicanos. Esta narración cuenta que los dioses mayas crearon el mar, los valles, las montañas, plantas y animales. Entonces, cuando decidieron crear seres que los veneraran, sus primeros tres intentos fracasaron.

Primero fueron los animales de cuatro patas y las aves, incapaces de hablar; después, hicieron una criatura de lodo que se disolvía al mojarse, y, el tercer intento fueron los hombres de madera, que hablaban y se multiplicaban, pero no tenían alma.

Los dioses mandaron un huracán para deshacerse de los hombres de madera y procedieron a hacer un cuarto intento, creando a los hombres a base de maíz. Estos seres eran capaces de cumplir sus obligaciones y ver todo en el espacio y tiempo. Como veían demasiado, los dioses decidieron nublar su visión y esta es la humanidad que ahora habita la Tierra.

 

 

Vainilla

 

Alimentos mexicanos

 

La leyenda totonaca que narra el origen de la flor de la vainilla es una historia de amor. Se dice que Papantla era una ciudad dedicada al culto de la diosa Tonacayohua, quien protegía las cosechas. Doce mujeres le dedicaban su vida y una de ellas era Tzacopontziza, hija del rey Teniztli, quien prefirió ofrecerla a la diosa que verla crecer y dejarla casarse. Poco a poco, la belleza de la princesa fue creciendo y el príncipe Zlatan-Oxga se enamoró de ella.

El príncipe ignoró todas las advertencias y poco a poco fue enamorando a Tzacopontziza hasta que decidieron huir juntos. La diosa Tonacayohua dejó monstruos de fuego para evitar que la pareja escapara y uno de ellos mató al príncipe de un golpe. Después, sin haberse separado nunca de los brazos de Zlatan-Oxga, la princesa murió también.

A los pocos días, ahí donde la sangre de la princesa y el príncipe fue derramada, empezó a crecer un arbusto fuerte y una planta trepadora con una orquídea blanca que se aferraba a él y poseía un delicioso aroma. Todo el reino entendió que el dulce aroma de la flor de la vainilla era la princesa y el arbusto que protegía la orquídea era el príncipe.

 

 

Pulque

 

Alimentos mexicanos

 

El pulque es una bebida prehispánica que ha sido consagrada a los dioses y que ha estado en riesgo de desaparecer por prohibiciones gubernamentales a lo largo de la historia, de acuerdo con datos de la Secretaría de Cultura. Otra de las leyendas sobre alimentos mexicanos más populares es precisamente la del origen de esta bebida.

Cuenta la historia que una princesa azteca llamada Xóchitl pasaba mucho tiempo en el campo. Mientras paseaba entre magueyes, vio que había muchos tejones y que los tlacuaches y los conejos habían hecho agujeros al maguey y se iban y volvían muy alegres. Cuando se acercó para descubrir lo que sucedía, notó que salía un jugo blanco de los agujeros y decidió probarlo. La bebida le encantó y corrió por una olla de barro para recolectar un poco más y llevárselo a Papatzin, su papá.

A Papatzin también le encantó su sabor y, al paso de los días, el líquido había cambiado su color, textura y aroma y el sabor era todavía más rico y lo hizo sentir más alegre. Papatzin llevó a su esposa y a hija Xóchitl con el rey Tepalcatzin para darle a probar este néctar. El rey también quedó sorprendido con el sabor y le pidió a Xóchitl que se quedara en el palacio para enseñarle a las demás mujeres a obtener la bebida, hasta que se hizo popular entre los nobles y dioses.

 

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