Aunque parezca increíble, también quedándonos en nuestro hogar podemos ser presas de la angustia y el estrés, sobre todo ante el complicado panorama de salud por el que pasamos actualmente. Para que no caigas presa de los nervios, te traemos una selección de bebidas relajantes, que te dejarán en un espléndido mood de paz. ¡salud! Fotos: Adobe Stock. 

 

Infusiones: el poder de las plantas

 

Una de las infusiones más recomendadas por las mamás y abuelitas es la de valeriana, sobre todo si se tienen problemas para conciliar el sueño. Según los especialistas, la raíz de esta planta contiene grandes cantidades de ácido valerénico, el cual produce un efecto sedante y ansiolítico en el cuerpo.

 

 

 

Otra de las bebidas relajantes muy populares es la de pasiflora, una hermosa flor que contiene importantes niveles de flavonoides y alcaloides, sustancias que ayudan reducir la ansiedad y la tensión nerviosa.

¿Quieres otras alternativas? Los tés de lavanda, tila y manzanilla también promueven la relajación del sistema nervioso y facilitan el sueño. Por si fuera poco, también son muy buenos para aliviar la indigestión y otros malestares gástricos.

 

Bebidas relajantes

 

Muy importante…

 

¡Mucho ojo! No está de más recordarte que, tanto estas infusiones como otras utilizadas como calmantes, pueden tener efectos adversos si se consumen en exceso o se combinan con medicamentos para tratar trastornos nerviosos. Tampoco se recomienda tomarlas si se está embarazada o lactando. Antes de beber algún té o infusión calmante, infórmate con tu médico y lee las indicaciones de uso del producto.

 

Jugos y licuados

 

 

Si en vez de algo calentito quieres combatir el calor, opta por estas preparaciones. Nuestra primera recomendación es un licuado de aguacate, que, aunque no lo creas, es rico en potasio y por ello ayuda a reducir el estrés y la presión arterial. Otro licuado o batido muy bueno es el que lleva pepino, lechuga, limón y jengibre: refrescante por los cítricos y relajante gracias a la acción de la lechuga.

En cuanto a los jugos, el de zanahoria con apio es excelente, pues su alto contenido en antioxidantes ayuda al cuerpo a recomponerse y –por ende– a sentirse descansado.

 

¿Y el vino?

 

 

Sabías que llegaríamos a este punto, ¿no? Si bien beber un poco de vino a todos nos deshinibe y relaja, es muy importante hacerlo con absoluta moderación.

Hasta hace algunos años, se consideraba que tomar una copa de vino tinto promovía la reducción de colesterol y funcionaba como antiestrés saludable gracias a su contenido de resveratrol, sin embargo, estudios recientes han contradicho esos datos.

Aún así, por su contenido calórico y alcohólico no deja de ser relajante y delicioso. ¡Lo mejor será maridarlo siempre con tu comida favorita!

No dejes de visitar las redes sociales de Food and Travel, donde compartimos recetas y métodos fáciles para preparar algunas de estas bebidas relajantes. 

 

 

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En innumerables ocasiones hemos apuntado a los orígenes e historia productiva del té. Nunca antes, a su viaje de oriente a occidente. Siéntese, relájese con su taza favorita y acompáñenos en este fascinante recorrido. Fotos: Escuela Mexicana de Té.

Debemos comenzar diciendo que la presencia del té en Europa es relativamente reciente. Los portugueses fueron los primeros occidentales que tuvieron contacto con la infusión de camellia sinensis, particularmente en China. Su avanzada tecnología naviera, así como su fascinación por los aromas y sabores del Lejano Oriente, favorecieron el inicio del comercio de hebras entre Asia y Europa. De hecho, el primer cargamento de té llegó a Lisboa en 1606; después fue transportado a Francia, Holanda y otros países en naves holandesas.

 

Té

 

Contrario a lo que se piensa, Francia y Holanda fueron los primeros territorios europeos en incorporar el consumo de té. ¡Sí!, Inglaterra fue el último en hacerlo, entre 1652 y 1654. ¿En Rusia…? El té se introdujo alrededor de 1618, al establecerse una ruta comercial con el lejano oriente; imagine usted un trayecto de 11 mil millas de longitud, que los comerciantes recorrían en más de 16 meses junto a 200 y 300 camellos cargados con hebras de té. Increíble, ¿a poco no?

 

El té en Inglaterra

 

Si bien la adopción de té en Inglaterra demoró más que en el resto de Europa, los británicos llevaron su consumo a otro nivel. Ya le hemos dicho que la infusión de brotes y hojas de camellia sinensis –la planta del té– se popularizó en territorio británico gracias al Rey Carlos II y su esposa, Catalina de Braganza, de Portugal. La esposa del joven Rey de Inglaterra instauró la costumbre real de beber té a cualquier hora del día. Desde entonces, un frenesí por el té se expandió por todo el país, conquistando todos los niveles sociales.

 

Té

 

Y al Nuevo Mundo, ¿cómo llegó el té?”. Para la década de 1650 los holandeses ya estaban activamente involucrados en el comercio internacional de té. ¡Es cierto!, el té fue introducido a América por los colonizadores británicos, aunque también por los comerciantes holandeses. Se dice que Nuevo Ámsterdam, hoy la Ciudad de Nueva York, consumía más té que todo Inglaterra en aquella época.

Después de la Guerra Franco India, la corona británica decidió aplicar un impuesto a la mercancía que se enviaba a las colonias como “pago” por haber peleado su guerra, incluido el té. Esto dio vida a uno de los acontecimientos más relevantes en la historia moderna de la infusión: el Boston Tea Party, en 1773.

 

Té

 

Para 1789, Estados Unidos ya era un jugador importante en el comercio global de té, apoyado por sus revolucionarios clíperes, veloces barcos de vela que navegaban mucho más eficientemente que los navíos británicos y que, con su presencia alrededor del planeta, lograron elevar el negocio del té a una dimensión superior.

¡Ah…!, pero no olvidemos a Canadá. El primer cargamento de hojas y brotes de camellia sinensis llegó en 1716, gracias a la Compañía Hudson Bay; la infusión tardó más de un año en extenderse por todo el territorio canadiense. Hasta finales del 1800, el té era vendido a granel, directo de los cofres donde se trasportaba.

“¿Qué hay de México, Centro y Sudamérica?”. Esa, querido lector, será nuestra próxima historia. escueladete.mx

 

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